Una lata de sardinas de las que podemos encontrar en el supermercado.

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Nutrición

Adiós a la carne: los tres pescados baratos que salvarían miles de vidas en España según los médicos

Aumentar el consumo de pescados azules forrajeros hasta al menos 40 kcal diarias tendría beneficios cardiovasculares inmediatos.

10 abril, 2024 02:25

El consumo de carne roja y procesada se asocia de forma cada vez más sólida con un aumento del riesgo de sufrir enfermedades no transmisibles, que representan ya el 70% de las muertes a nivel mundial. De todas ellas, las enfermedades cardio y cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer gastrointestinal representan casi la mitad, destacando claramente los problemas arteriales y de corazón.

Ahora, un nuevo estudio publicado en BMJ Global Health sugiere que es posible mejorar estas cifras, y lograr salvar hasta 750.000 vidas anuales en todo el mundo para el año 2050. La clave residiría en cambiar la carne roja por pescados azules como el arenque, la sardina y la anchoa.

Según los investigadores responsables del estudio, adoptar este tipo de dieta sería beneficioso para los países desarrollados que se alimentan con la 'dieta Occidental' rica en grasas, aditivos y sal, como es el caso de España. Pero también sería útil en aquellos de ingresos bajos y medios, donde el pescado es barato y abundante al tiempo que las enfermedades cardiovasculares están peor atendidas.

Comer más pescado azul y menos carne roja evitaría 750.000 muertes en 2050.

La sardina, arenque y anchoa destacan por su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga como el omega-3 DHA y EPA, cuya ingesta se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular. Además, estos pescados son ricos en calcio -sus espinas son comestibles- y vitamina B12. Finalmente, su huella de carbono es más baja que la carne.

Por desgracia, actualmente tres cuartas partes de la captura de estos peces forrajeros no se destina al consumo humano, ni siquiera en países con gran inseguridad alimentaria y desnutrición. Se utilizan para producir harina, aceite de pescado y piscicultura, ya que sirven de alimento a otros de mayor tamaño.

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"Varios estudios han demostrado que un consumo continuado de la carne roja favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, las dos patologías que producen mayor mortalidad y gasto sanitario a nivel nacional", explica Jesús Francisco García-Gavilán, investigador en CIBERobn y profesor asociado de la Universidad Rovira i Virgili, en declaraciones a Science Media Centre.

"También existen estudios que demuestran que algunas de las prácticas ganaderas asociadas a este tipo de alimentos perjudican gravemente el medioambiente", prosigue el investigador. Aumentar el consumo de pescado "no solo produciría una mejora de la salud de la población española, sino que disminuiría el gasto sanitario y potenciaría el seguimiento de la dieta mediterránea y de la dieta atlántica, dos patrones alimentarios en peligro de extinción".

El estudio

Los investigadores crearon cuatro escenarios diferentes usando datos de consumo proyectado de carne roja para el año 2050 en 137 países, además de registros históricos sobre la captura de este pescado en sus hábitats marinos.

Su conclusión fue que, para el año 2050, el escenario en el que los pescados forrajeros sustituyen a la carne roja salvaría entre 500.000 y 750.000 vidas anuales. Podría evitar también entre 8 y 15 millones de años de vida vividos con discapacidad, la mayoría de los cuales tiende a concentrarse en los países de bajos y medianos ingresos.

Cabe destacar que la limitada oferta de este tipo de pescados en la actualidad no es suficiente para sustituir toda la carne roja consumida a nivel mundial, como también puntualizan los investigadores. Pero sí sería posible aumentar su consumo diario hasta cerca del nivel recomendado de 40 kcal diarias en la mayoría de los países, lo cual sí reduciría la mortalidad por enfermedades no transmisibles en un 2% para el año 2050.

Así mismo, existen otras limitaciones en este potencial teórico: los países sin litoral ni acceso directo a productos del mar deberían ampliar sus vías de comercio. Por otro lado, el procesamiento de harina y aceite de pescado, la sobrepesca, el cambio climático y la aceptación cultural son barreras conocidas que podrían impedir que se materialicen los beneficios para la salud que otorgaría el pescado forrajero.