Aunque parece tomarnos por sorpresa, un invierno más, los casos de resfriados, gripes y otras viriasis se han disparado desde mediados y finales de diciembre. De nuevo, centros de salud y hospitales se han colapsado, y gran parte de dicha situación se debe al mal uso de estos servicios: un resfriado se cura igual con o sin uso de fármacos.
Sí, es cierto que a veces es complicado discernir si nos encontramos ante un resfriado común o una patología de mayor envergadura, pero la gran mayoría de casos sí son distinguibles y fáciles de abordar sin precisar una visita médica. De hecho, deberíamos usar menos fármacos y más terapias no medicamentosas. Hoy hablaremos de dos ejemplos en especial, aunque habrían muchos más.
Mejor prevenir que curar
Aunque se suele creer erróneamente que los resfriados, gripes y otros cuadros catarrales se deben al frío, la realidad es que, como cualquier proceso causado por un microorganismo, requieren de un contagio previo: el resfriado no se origina en las bajas temperaturas, sino que nos lo debe contagiar otra persona.
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El problema es que, con las bajas temperaturas, tendemos a refugiarnos en sitios cerrados, poco ventilados y con mayor proximidad con otras personas. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de contagios de cualquier tipo; ya sea resfriado, gripe o COVID-19. Algunos de estos microorganismos son más fáciles de trasmitir que otros, y dependerá del sistema inmune de cada persona afectada. Pero el frío, de forma directa, tiene poco que ver con estas enfermedades.
Dependiendo de nuestra situación, la mejor forma de prevención siguen siendo las mascarillas y sobre todo la ventilación de las zonas. Pero llevar a cabo una alimentación saludable, realizar actividad física, dormir adecuadamente y mantener el estrés a raya siempre serán buenos aliciente a tener en cuenta.
La miel como 'tratamiento'
El uso de la miel como tratamiento no es nuevo: egipcios, griegos y romanos ya usaban la miel tanto como alimento como tratamiento médico. La miel presenta una serie de características que la convierten en una sustancia antimicrobiana, dado su elevado contenido en azúcar pero con un bajo contenido de agua, haciendo de este pegajoso elemento un potencial bactericida.
Además, la miel es un alimento ácido, algo que también da lugar a unas condiciones desfavorables para el crecimiento microbiano. De hecho, en estudios in vitro, se ha comprobado que la miel puede ser eficaz frente a diferentes bacterias, incluso algunas resistentes a los antibióticos. También, en otros trabajos, se ha objetivado que la miel en combinación con antibióticos puede permitir reducir la dosis de estos sin reducir su eficacia.
Sin embargo, cabe recordar que tanto el resfriado como la gripe y otras infecciones similares son producidas por virus, y no por bacterias. En estos casos no se requiere del uso de antibióticos. Sin embargo, existen estudios, como la revisión sistemática publicada en el British Medical Journal en 2021, donde se ha objetivado que "la miel es eficaz para reducir la duración y la gravedad de los síntomas del resfriado común".
Como siempre, se debe prestar atención a las excepciones: no se recomienda el uso de miel en menores de un año; se debe tener cuidado en el caso de sufrir enfermedades como la diabetes (dado que la miel es un 80% azúcar), y las personas alérgicas a las abejas y avispas deberían tener precaución con su consumo.
El ajo como 'tratamiento'
Aunque el ajo suele usarse más en forma de especia, con el objetivo de condimentar nuestras comidas, también puede usarse como colaborador en el tratamiento no farmacológico del resfriado. Si bien es cierto que existen pocos estudios al respecto, existe cierta evidencia que debemos tener en cuenta.
Un ejemplo es la revisión sistemática publicada en la Base de Datos de Revisiones Sistemáticas Cochrane en 2014. En este caso se incluyó un ensayo elatorizado con 146 personas que tomaron suplementos de ajo o un placebo durante 12 semanas. Según sus resultados, el grupo que tomó los suplementos de ajo tenían hasta un 60% menos de riesgo de desarrollar resfriados, aunque no hubo diferencias en la duración e intensidad de los síntomas de los resfriados. En este caso, los investigadores puntualizan que los ensayos que sugieren que el ajo es eficaz para prevenir y tratar el resfriado "parecen depender en gran medida de una evidencia de baja calidad".
Sin embargo, por otro lado, se realizó un ensayo controlado y aleatorizado publicado en 2016 en el Journal of Nutrition, en el que se sugirió que consumir 2.56 gramos de ajo añejo durante 90 días, en la época de gripe, daría lugar a resfriados y gripes de menor duración y con síntomas de menor intensidad.
Si bien es cierto que la evidencia es limitada, tanto el ajo como la miel son productos accesibles, baratos, y además muy seguros; mucho más que algunos de los fármacos usados actualmente con el objetivo de reducir los síntomas del resfriado tanto en adultos como en niños, como ya hemos advertido en 'EL ESPAÑOL' en más de una ocasión.