Quien lo ha vivido lo sabe: la angustia de los primeros catarros y procesos gripales en los niños pequeños puede atormentar a toda la familia. Las toses enronquecidas por la congestión forman un coro infantil habitual en los meses fríos, pero las noches son especialmente arduas. La temperatura corporal y el malestar se elevan, y la postura tumbada fuerza ataques de tos más fuertes para mantener las vías respiratorias despejadas. Para madres y padres desesperados, dispuestos a probar remedios como dejar una cebolla cortada en la mesilla, la reticencia de los pediatras a recetar jarabes puede ser difícil de entender.
"Agua y paciencia", suele ser la recomendación más frustrante para los progenitores. Pero también es la primera recomendación de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) en su 'Decálogo para la tos'. En los niños, los episodios de tos aguda suelen ser producidos por infecciones de las vías respiratorias causadas algunos de los 'centenares' de virus catarrales que circulan. No se recomiendan "calmantes de la tos, mucolíticos, expectorantes, antihistamínicos o descongestivos nasales" especialmente a menores de seis años. Su eficacia, afirma el documento, "no está probada" y "los riesgos superan a los posibles beneficios".
Un planteamiento similar ha causado recientemente un pequeño terremoto en Twitter. David Andina, pediatra de Urgencias, profesor y divulgador revelaba que en once años de profesión no había prescrito jamás un "jarabe para la tos, para los mocos ni para las defensas" a ninguno de sus pequeños pacientes. Adjuntaba a continuación una lista de principios activos y productos comercializados en farmacia que, según declaraba, "no sirven para nada". Cual sería la consternación de muchos tuiteros al reconocer en la lista medicamentos que se les habían recetado o que habían tomado de pequeños.
Excluyendo la homeopatía, evaluada desde 2019 como candidata a pseudoterapia por no acreditar suficiente "conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad" de acuerdo al listado elaborado por los ministerios de Sanidad y Ciencia, sorprende efectivamente encontrar detrás de estos compuestos a los 'superventas' de los procesos gripales. Bisolvon mucolítico (bromhexina hidrocloruro), Actithiol Mucolítico (carbocisteína), Pectox (carbocisteína), Bisolgrip (fenilefrina), Couldina (hidrocloruro de fenilefrina), Ventolín jarabe (salbutamol oral), Flutox (cloperastina), Fluidasa (mepifilina), Mucosan (ambroxol hidrocloruro)...
"Efectivamente, en niños no recomendamos mucolíticos ni antitusivos", confirma a EL ESPAÑOL la Dra. Inés Alía Arroyo, pediatra de Atención Primaria en Madrid. "La gran mayoría pensamos que no cambian el curso de la enfermedad y que tienen efectos secundarios". No obstante, la especialista insta a distinguir entre las fórmulas orales de la lista (es decir, jarabes) y las que se prescriben como aerosol. El salbutamol -ventolín- inhalado, por ejemplo, "es el primer escalón en el tratamiento de crisis de asma". Administrado mediante nebulizador, es frecuentemente prescrito como broncodilatador para facilitar la respiración en pequeño.
Por otra parte, como también subraya Andina, la falta de evidencia sobre la efectividad de los jarabes se refiere a la población pediátrica, no a los adultos. En ese sentido, una revisión Cochrane publicada en 2014 a partir de 29 estudios con 4.835 pacientes determinó que "no se encontró ninguna buena evidencia a favor o en contra de la efectividad de los fármacos de venta libre en la tos aguda". Por el contrario, la realidad del riesgo de intoxicación es importante, como recuerda el pediatra de urgencias al citar un editorial en la Revista de Pediatría Atención Primaria firmada por el Dr. Ramón Ugarte Libano del Servicio Vasco de Salud-Osakidetza.
Así. el especialista recuerda los estragos causados por antitusivos ya obsoletos como la codeína, con efectos adictivos, o el dextrometorfano, no más eficaz que el placebo y convertida en "droga recreativa". El Dr. Ugarte Libano dejaba una sentencia demoledora: "Son numerosas las consultas en los Servicios de Urgencias por intoxicaciones, en algunos casos con consecuencia de muerte, derivadas del consumo de estos fármacos fruto de errores en la administración o por uso reiterado y abusivo, propiciado por la ineficacia de estos productos para calmar la tos y la falsa percepción de inocuidad".
Entonces, ¿qué les damos?
En su donoso escrutinio, el Dr. Alanda indulta el remedio que parece menos 'médico' de todos: la miel. Aunque la eficacia de este alimento a la hora de aliviar la tos arrastra una ambigüedad similar a la de los antitusivos -hay revisiones que la asocian con una mejora de los síntomas respiratorios y otras que matizan estos resultados- en este caso si se puede hablar de un producto "inocuo" en el que los riesgos no comprometen la potencial mejora, confirma la Dra. Alia.
En lo que coinciden los especialistas es que, de cara a este fin, la miel alimentaria sería perfectamente apropiada, en lugar de los jarabes a base de productos herbales pero sin principio activo farmacológico que resultan considerablemente más caros. En esos casos, apuntan, probablemente se receten más por dar satisfacción a los padres que por incrementar la efectividad a la hora de tratar el catarro de sus hijos.