El yogur es uno de los alimentos más populares actualmente en países occidentales como España. Si bien existen diversos tipos de yogur, la evidencia científica actual ha ido desdeñando diversas preparaciones como los desnatados, edulcorados y otras variaciones más o menos artificiales: el yogur natural, y sobre todo el yogur griego, son las mejores opciones a pesar de contener grasa naturalmente presente.
De hecho, se sabe que el yogur natural es más saciante y mejor opción que los desnatados edulcorados o bien con azúcares añadidos y, por tanto, también es la opción principal en personas con cualquier tipo de enfermedad metabólica.
Ahora, además, un nuevo estudio llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Australia del Sur (UniSA) junto a la Universidad de Maine, y publicado en el International Dairy Journal, habría encontrado una ventaja más a la toma de yogur de forma diaria: mejor control de la tensión arterial.
Cómo mejora la tensión
Actualmente, a nivel mundial, más de mil millones de personas sufren hipertensión o tensión arterial elevada. Algo que, a su vez, aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular potencialmente letal: desde infartos de corazón hasta ictus o accidentes cerebrovasculares.
Para rizar el rizo, la enfermedad cardiovascular es ya la principal causa de mortalidad en todo el mundo, llevándose la vida de una persona cada 36 segundos en los Estados Unidos, y una cada 12 minutos en países como Australia, de donde procede la nueva investigación.
En este caso, los investigadores analizaron datos de 915 adultos cuyos datos procedían del Estudio Longitudinal de Maine-Syracuse. Se midieron diversos parámetros, centrándose sobre todo en la frecuencia alimentaria y el consumo habitual de yogur, y los niveles de tensión arterial, definiéndose como hipertensión aquellos parámetros superiores o iguales a 140/90.
Además, se tuvieron en cuenta otros datos como el índice de masa corporal o IMC, niveles sanguíneos de azúcar o glucosa, colesterol total y sus subtipos HDL y LDL, triglicéridos y homocisteína plasmática.
Cuanto más, mejor
Según los resultados del estudio, se detectó una asociación inversa entre el yogur y la tensión arterial de los participantes hipertensos (564 de todos los estudiados), pero no en los participantes no hipertensos (351 de todos los estudiados). Es decir, a mayor consumo de yogur, menor era la tensión arterial, aunque solo en aquellos con un diagnóstico previo de hipertensión.
Los investigadores, dirigidos por Alexandra Wade, de la UniSA, argumentan que este estudio proporcionaría nuevas evidencias que relacionarían el consumo de yogur con mejores parámetros de tensión en las personas hipertensas. Además, recuerda que la tensión arterial elevada sigue siendo el factor de riesgo principal para sufrir alguna enfermedad cardiovascular. Cualquier forma de lograr controlarla y reducirla es bienvenida.
Por su parte, los productos lácteos y derivados, como el yogur, han sido demonizados en el pasado por poseer "demasiadas calorías" o "demasiada grasa". Como ya hemos comentado anteriormente, todos estos mitos se han desterrado gracias a diversos estudios: los lácteos naturales, y no los desnatados, no solo no aumentarían el riesgo cardiovascular o enfermedades como la diabetes tipo 2, sino que serían alimentos protectores en estos aspectos.
Los autores recuerdan que los lácteos y derivados poseen una gran variedad de micronutrientes, como calcio, magnesio y potasio, los cuales se han relacionado con beneficios a nivel de tensión arterial y salud cardiovascular. Además, el yogur en especial es una gran fuente de probióticos, los cuales promueven la liberación de proteínas capaces de controlar y reducir la tensión arterial.
Así pues, los autores concluyen que el yogur, incluso a bajas dosis diarias, se asociaría con una tensión arterial más baja. Y, para aquellos que lo consumen con regularidad, los resultados serían incluso mejores: hasta siete puntos menos de tensión arterial respecto a los no consumidores de yogur.