Conseguir que tus hijos coman verdura sin sufrir es posible: éste es el truco definitivo
Más de la mitad de los niños y adultos en España no come verduras cada día, pero una sencilla estrategia podría poner fin al problema.
7 julio, 2021 01:04Noticias relacionadas
En muchas ocasiones, los niños -y no tan niños- suelen poner dificultades para consumir la porción de verdura del plato de la comida o la cena. Esto puede suponer que se vean privados de nutrientes esenciales para su crecimiento, y peor todavía, que nunca desarrollen el gusto por los vegetales. Según un reciente estudio, más de la mitad de los adultos y más de un 60% de niños y jóvenes en España no toma verduras a diario.
Y es que cambiar los hábitos en la edad adulta es bastante complicado, pero en el caso de los niños puede ser más simple de lo esperado. Al menos así lo sugiere el nuevo trabajo publicado en la revista Appetite, cuya conclusión es tan simple que bien podría protagonizar uno de los vídeos del famoso influencer italiano Khaby Lame: poner más verdura en el plato. Sin más.
Aunque el método pueda sonar irrisorio, es efectivo: poner porciones de verdura más grandes lograría que los niños coman hasta un 68% más al día. Para llegar a tal conclusión, los investigadores realizaron un ensayo clínico con 67 niños de 3 a 5 años durante un periodo de 4 semanas. Usaron brócoli y maíz como vegetales de prueba, y simplemente duplicaron la cantidad servida, de 60 a 120 gramos por ración. Y observaron la conducta alimentaria de los niños.
Como comenta el científico nutricional Hanim Diktas, autor principal del estudio, de la Universidad Estatal de Pennsylvania, los niños comieron hasta un tercio de porción de verdura más de media. O lo que es lo mismo, el equivalente a un 12% de la ingesta diaria recomendada en niños pequeños. Diktas sugiere que esta estrategia también podría ser útil en adultos, y de hecho se han observado efectos similares en estos, pero no sería tan simple.
Aspectos como el tipo de verduras, los alimentos junto a los cuales se sirven dichos vegetales, y si se aumenta o no el tamaño de los alimentos acompañantes también importaría, y mucho. De hecho, en este estudio el tamaño de las porciones del resto de los alimentos se mantuvo sin cambios.
Los investigadores intentaron llevar a cabo algunas modificaciones, como agregar mantequilla y sal en alguna de las pruebas. Sin embargo, no hubo diferencias significativas en la cantidad de verduras que comían los niños, independientemente del tamaño de la porción. Modificar la cantidad de verdura fue la mejor estrategia.
En este caso, las verduras usadas serían bastante populares por sí mismas para los niños: el 76% de los participantes calificaron las verduras como "buenas" o incluso "deliciosas" sin necesidad de añadir mantequilla y sal. Otros alimentos usados, junto a las verduras, fueron palitos de pescado, arroz, puré de manzana y leche, junto a los mencionados brócoli y maíz.
Los mismos investigadores indican que se eligieron alimentos que eran del agrado de los niños, pero no sus favoritos: si se ofrecían verduras junto con alimentos como nuggets de pollo, el resultado habría sido diferente.
Estas elecciones en si mismas serían una limitación para el ensayo clínico, y un potencial sesgo: las combinaciones de alimentos alteran la palatabilidad de los mismos, y los investigadores lo sabían. Se aseguraron de que las verduras usadas tuviesen buen sabor en comparación con el resto de alimentos, y al combinarlos con estos. De hecho, indican, haber elegido otros vegetales podría haber dado lugar a resultados diferentes, e incluso peores.
Por este mismo motivo los investigadores quieren seguir realizando más pruebas con diferentes tamaños de porciones y con otras combinaciones de alimentos. Además, no se sabe en qué punto el tamaño de la porción dejaría de ser importante; es decir, en que momento el "truco" de agrandar la porción provocará que se quede más verdura sobrante, y sin más.
Como conclusión final, los autores del trabajo hacen hincapié en la importancia de servir verduras que gusten a los más pequeños, y que puedan "competir" con el resto de alimentos del plato: forzar a los niños a comer verduras que no son de su agrado no servirá para nada. Y eso es un problema en los países occidentales, destacando en especial Estados Unidos, donde la mayoría de los niños no consumen la suficiente cantidad de verdura diaria.