Cómo detectar el acoso sexual en el trabajo
Muchas mujeres pueden no ser conscientes de que están siendo víctimas de acoso sexual en su ámbito profesional. Así se está poniendo de manifiesto sobre todo en las denuncias que se están realizando a través de redes sociales años después de ocurridos los hechos. ¿Cómo saber si es una víctima? Los expertos ofrecen una serie de pautas al respecto.
La primera, diferenciar lo que es un coqueteo o el denominado ‘encoñamiento’ amoroso de lo que es acoso. “Cuando una pareja está en fase de enamoramiento, los dos desean acercarse, el uno al otro. En cambio, en el acoso, una de las partes no desea ese acercamiento. Si el enamoramiento es mutuo, ambas personas se sienten bien y su autoestima aumenta, pero en el acoso la persona acosada siente miedo, tristeza y angustia”, afirman los expertos.
Y añaden que “cuando el coqueteo es compartido, la pareja participa de forma activa y gustosamente de él, mientras que, en el acoso, la víctima es sometida a través de un sutil acto de fuerza que rompe la intimidad, pero, también, la voluntad, de la persona acosada”.
También está el denominado acoso sexual ambiental, definido por un comportamiento de diversa índole, cuya consecuencia es provocar un contexto laboral intimidatorio, hostil, ofensivo o humillante para la trabajadora lo cual conlleva que no pueda realizar su trabajo en las condiciones adecuadas. En este caso, no sólo son sujetos activos el acosador sino, también, los compañeros de trabajo e, incluso, terceras personas que consienten.
Entre las conductas mencionadas destacan observaciones sugerentes, bromas o comentarios sobre la apariencia o condición sexual de la trabajadora; uso de gráficos, viñetas, dibujos, fotografías o imágenes de contenido sexualmente explícito; llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp o mensajes de correo electrónico de carácter ofensivo, de contenido sexual. También invitaciones persistentes para participar en actividades sociales lúdicas, a pesar que la persona acosada haya dejado claro que resultan no deseadas e inoportunas; e invitaciones impúdicas o comprometedoras.
¿Cuál es la escala de gravedad del acoso?
Leve: expresiones verbales públicas, vejatorias para la persona acosada (chistes de contenido sexual, piropos/comentarios sexuales sobre la víctima, petición reiterada de citas, acercamientos excesivos y miradas insinuantes, aproximaciones no consentidas).
Grave: situaciones en las que se produce una interacción verbal directa con alto contenido sexual (preguntas sobre la vida sexual, insinuaciones sexuales, petición abierta de relaciones sexuales, o presionar después de una ruptura sentimental) así como contactos físicos no permitidos por la víctima.
Muy grave: situaciones en las que se producen contactos físicos no deseados y presión verbal directa, como abrazos y besos no deseados, tocamientos, pellizcos, acorralamientos, presiones para obtener relaciones sexuales a cambio de mejoras o amenazas, relaciones sexuales bajo presión de despido, agresión sexual, etcétera.