Estoy seguro de que a la mayoría de mis lectores el título de esta columna les traerá a la memoria la excepcional novela del Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, “El coronel no tiene quien le escriba”, cuya primera edición completa vio la luz en 1.961, aunque también podría utilizar otro de los títulos del gran “Gabo”, como el que le dio el gran salto a la fama mundial, como fue “100 años de soledad”, publicado unos años después. Pero la afición que ha cogido el Presimiente Sánchez a dirigirse a los ciudadanos en forma epistolar, me inclina a escoger la primera de sus grandes obras, aunque a diferencia de lo que le ocurre al coronel que da título a la novela, aquí no hace falta que el Presimiente espere una eternidad a recibir una carta, sino que muy al contrario, está recibiendo muchas cartas desde varios años.
La primera que hemos conocido la recibió en forma de tesis doctoral, que como ha quedado demostrado no fue escrita por quien la firma y presenta ante el Tribunal, sino que sobre ella planea la sombra de Carlos Ocaña, quien fuera director General en el Ministerio que dirigía Miguel Sebastián. En todo caso, la tuvo oculta durante dos años y no tuvo más remedio que permitir el acceso a ella, si bien muy restringido, tras la denuncia presentada sobre el tema por Albert Rivera en el Congreso de los Diputados, y quienes han tenido la paciencia de leerla hablan de la mediocridad intelectual del texto, a pesar del Apto cum Laudem que le concedieron los miembros del tribunal que la juzgó. No contento con esto, decidió publicarla después de la mano nuevamente Carlos Ocaña, respetando el título de la tesis:”La nueva diplomacia económica española…”
El segundo texto que le escribieron a SuperSanchez fue un nuevo libro, “Manual de Resistencia” cuya autora auténtica fue Irene Lozano, publicado en febrero de 2.019, en el que esta escritora y política relata la vida del Presimiente desde que asumió el liderazgo del PSOE en 2.014 hasta llegar la Presidencia del Gobierno en 2.018. Algo que fue muy criticado porque un presidente de Gobierno no debe distraer su tiempo escribiendo libros, y además, el texto contenía dos citas equivocadas, una cita de fray Luis de León atribuyéndola a san Juan De la Cruz y otra de Albert Einstein adjudicada a Ernest Hemingway.
Un nuevo texto adjudicado al Presimiente, y publicado bajo el título “Tierra Firme”, también fue escrito por Irene Lozano, quien fue diputada de la UPyD primero y después del PSOE, y más tarde secretaria de Estado de España Global e incluso presidenta del Consejo Superior de Deportes, aunque tenía difícil distinguir un balón de fútbol de una tableta de chocolate. Como veis, una “Chica para todo”.
Otra carta, también en forma de libro, fue la que con el título “Conexión Caracas-Moncloa”, publicó Álvaro Nieto, destapando las oscuras relaciones del Gobierno de Pedro Sánchez con el chavismo venezolano, incluido el rescate de Plus Ultra, el Delcygate, y otras muchas fechorías, que a buen seguro no le han gustado un pelo.
Me temo que menos que ninguno le habrá gustado el que le dedica Federico Jiménez Losantos con el título “El camino hacia la dictadura de Sánchez” que es un crudo relato de la realidad española actual, camino en el que avanzamos cada día más.
A buen seguro, tampoco le habrá gustado el que bajo el título “una emoción política”, ha publicado Javier Lambán y no sólo por el contenido de la obra, sino por el acto de presentación del mismo rodeado de importantes líderes socialistas, Felipe González incluido.
Y lo mismo le gustará el de Rosa Díez, “Caudillo Sánchez” o el “Pedro Sánchez y el síndrome de Narciso, de la democracia ah social populismo “, de Luis Haramburu.
Y para rematar la lista de los libros escritos al Presimiente, es conveniente leer el titulado “la muerte del periodismo” de Teodoro León Gros y que se está actualmente presentando en la feria del libro.
Con todos estos libros hemos demostrado que el Presimiente Sánchez sí tiene quien le escriba, y ahora haré una breve referencia unos breves comentarios a las cartas que nos ha dirigido SúperSánchez en estos últimos días a los ciudadanos, en un alarde de “sinceridad”, para contarnos aquello que se resiste a contar en el Parlamento o en esas comparecencias, que no ruedas de prensa, en las que, o no hay periodistas, o si los hay, solamente se permiten cuatro o cinco preguntas, a aquellos periodistas que designa el Secretario de Comunicación de Moncloa y cuyo texto ha sido conocido, cuando no escrito por el propio responsable de comunicación de Moncloa. Por cierto, no entiendo cómo los periodistas no son capaces de plantarse ante esta situación. Y luego hablaban del plasma de Rajoy…
En la primera de las cartas nos anunciaba que se tomaba cinco días de “retiro espiritual”, para decidir si se decía por el amor de Begoña o por seguir al frente del Gobierno. Después de muchas contradicciones terminó confesando que el sábado tenía tomada la decisión, a pesar de lo cual el lunes visitó al jefe del Estado para decirle que seguía, para tranquilidad de sus bases y para desesperanza de la mayoría de los ciudadanos españoles, que después comprobamos que todo era una gran mentira en campaña electoral.
Visto el resultado de su primera carta en las elecciones catalanas, y a cinco días de las europeas nos sorprende con otra carta, un auténtico melodrama lacrimógeno que diría Feijóo, porque el juez que estudia la posibilidad de que Begoña haya cometido varios delitos ha tenido la osadía de citar a “la presidenta” Gómez como investigada y hacerlo público, antes de las elecciones europeas, y ataca de manera furibunda a los líderes del PP y VOX, y al juez que ha osado dudar de su Begoña, a quien exige que sea tratada como una Institución del Estado. Por cierto, el juez ha hecho público un auto en el que dice desconocer dónde está escrito, en la Constitución o en las Leyes, que haya que parar la actuación judicial por la existencia de elecciones, y además cuando los corifeos del gobierno afirman que era una norma no escrita, lo cual es absolutamente falso, y el que lo dude que tire de hemeroteca.
En fin, yo querría creer que estas cartas han sido escritas por Su Sanchidad, pero sus permanentes cambios de opinión me lo ponen difícil. ¿Es posible que sea capaz de decir la verdad alguna vez? Sinceramente yo no lo creo. Y ¿tú?
Pues ya sabes, hasta la semana que viene.