La izquierda abertzale no solo no se arrepiente de los más de 853 asesinatos, entre ellos decenas de niños, 3.500 atentados y aproximadamente 7.000 víctimas de ETA, sino que ha disparado más de un 300% desde 2017 todo tipo de homenajes en vascongadas a los salvajes sanguinarios de esta organización terrorista que tanto daño ha hecho a España. Por cierto, de todos esos crímenes contra la humanidad, 379 siguen aún sin resolver. En ningún país de Europa ocurre algo similar, donde gente pueda homenajear a genocidas que han terminado con la vida de personas inocentes. Es enfermizo.
Recientemente, la asociación Covite compartió un vídeo que recoge el momento en el que dos simpatizantes de la izquierda abertzale entregan un ramo de flores a la familia del etarra Jesús Retolaza Loidi, fallecido en 1987 debido a un cáncer de piel. Según denuncia el colectivo, en la plaza Txaltxa Zelai de Eibar también hubo música en directo y un aurresku en honor del terrorista.
Este tipo de hechos demuestran también el odio, radicalismo y la bajeza moral creciente en una parte de la sociedad española, porque en la actualidad hay más homenajes a ETA que cuando los brutales asesinos mataban a diestro y siniestro. Olvidamos muy rápido y algunos que son por suerte minoría clara, blanquean hasta al terrorismo como si se tratase de algo, pero no podrán dormir tranquilos por sus males a la humanidad, aunque vivamos en un mundo que muchas veces funciona al revés.
Cabe destacar, que dentro del total de casos de enaltecimiento del grupo terrorista ETA, destacan los “ongietorri”, las concentraciones de bienvenida que el entorno proetarra organiza en los pueblos y ciudades de residencia de los terroristas cuando salen de prisión. Estos son fundamentalmente una ofensa brutal a las víctimas de los etarras, que no únicamente han vivido en sus vidas como asesinaban a uno o varios de sus seres queridos, sino que encima ven como los proetarras se ríen de las víctimas y alaban a los genocidas enfrente de sus narices. Una doble humillación sin justificación alguna, que se une a la de expulsar a la mayoría de españoles que no comparten la opinión de los separatistas vascos.
Además, los “kaleborroka” realizan pintadas y ponen pancartas, que en muchos casos contienen mensajes que alaban o dan las gracias a ETA por sus “años de lucha”. Hechos que precisamente se asemejan a los que acometen los violentos separatistas en Cataluña y que siguen a la vez incrementándose en una España preguerracivilista.
También, decenas de familiares de asesinados por ETA han tenido que soportar las excarcelaciones de terroristas o el acercamiento de presos en favor de las familias de los etarras que ni siquiera han pedido perdón por sus horripilantes crímenes. Sobre todo, bastantes en poco tiempo desde que Pedro Sánchez llegó al poder en Moncloa, y que desde luego son concesiones muy evidentes por parte del ejecutivo nacional.
Todo un esperpento endemoniado que no hay por dónde cogerlo, del que reitero el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, es claramente culpable por su colaboración directa e indirecta y su tolerancia con el extremismo secesionista tanto con el vasco como con el separatismo catalán. Las víctimas de ETA siempre estarán en la memoria de los españoles. Y los proetarras que los defienden cargados de odio no son demócratas. Y por ello, siempre, siempre con las víctimas del terrorismo, que son quienes han padecido esta lacra estremecedora que nunca debería haber existido.