El reto del 'Deluxe' tras la docuserie de Rocío Carrasco: renunciar a los testimonios sin pruebas
- El formato se nutre de entrevistas a famosos que, a menudo, relatan experiencias muy difíciles de demostrar y que afectan a otras personas.
- La autocrítica de Carlota Corredera: “Hay que exigir pruebas como nunca en nuestro gremio”
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Mucho se ha comentado que tras el cierre de los 13 episodios de Rocío, contar la verdad para seguir viva debe abrirse una nueva era en Telecinco. La cadena presume de haber aprendido una valiosa lección a través del testimonio de Rocío Carrasco, tal y como expresaba este miércoles Carlota Corredera, quien ha defendido que a partir de ahora se debe "empezar a exigir pruebas como no se habían exigido hasta ahora" en los programas del corazón.
Esta idea se ha repetido en reiteradas ocasiones, por parte de diferentes colaboradores y presentadores, a lo largo de la emisión de toda la serie documental, pero ¿cómo afectará esta voluntad de cambio al desarrollo de programas tan emblemáticos como el Deluxe?
El espacio, que recientemente ha vuelto a la noche del viernes tras cuatro años en el prime time de los sábados, suele entrevistar a personajes de actualidad, convirtiendo a menudo sus relatos en contenido para el resto de programas. Esta dinámica a menudo da como válidos testimonios que no han sido contrastados o son muy difíciles de probar y que, además, afectan a terceras personas, como ocurriera durante más de dos décadas con las entrevistas de Antonio David Flores y de su mujer, Olga Moreno.
Uno de los ejemplos más recientes se producía con la intervención de Samira Jalil, la exparticipante de Mujeres y Hombres y Viceversa que ha generado un gran revuelo al acudir a una corrida de toros junto a Luis Miguel Rodríguez 'el chatarrero'. La joven confesó haber tenido un affaire con el exfutbolista Guti hace años, así como con Tony Spina mientras él estaba con Makoke. Ambas relaciones fueron refrendadas por el polígrafo de Conchita, pero cabe recordar que esta técnica de detección de mentiras no está aceptada como prueba en un juicio por su baja fiabilidad.
Una semana antes visitaba el programa Dulce Delapiedra, exniñera de Cantora, que daba algunos titulares sobre la familia Pantoja, como que Anabel había hablado mal de su prima Isa para que no se hablase de una infidelidad a su exnovio o que Chelo García Cortés le confesó a la tonadillera su supuesta atracción sexual hacia ella con la frase "¡Cómo me pones, Pantoja!". Todas las acusaciones de Dulce se vertieron sin pruebas y la propia Chelo desveló que la había denunciado por insinuar lo mismo meses atrás.
Estos ejemplos sirven para entender que aplicar a la práctica las buenas intenciones surgidas tras la docuserie de Rocío Carrasco no es tarea fácil. El propósito de enmienda por parte de Mediaset debe ser transversal y no limitarse a la perspectiva de género, ya que la prensa del corazón ha perjudicado sistemáticamente a personajes por construir relatos contrarios a ellos sin ningún tipo de rigor
Si bien los asuntos señalados pueden considerarse más banales que el que aborda la serie documental, lo cierto es que esto mismo ha ocurrido con otros conflictos más serios, como la separación de Miguel Bosé y Nacho Palau o el caso de Raquel Bollo, quien no dudó en criticar en el Deluxe que la cadena siguió contando con Chiquetete pese a que ella pudo demostrar judicialmente que fue maltratada por el cantante.
El caso de la hija de Rocío Jurado debería servir para recordar que dar voz a determinados testimonios puede influir sobre la audiencia a la hora de construirse una imagen de terceras personas de las que se habla en esos relatos. Hasta ahora, todos los juicios de valor sobre Rociito estaban condicionados por las intervenciones de Antonio David Flores, mientras que la serie documental ha demostrado cómo contar una experiencia personal fundamentada con pruebas.
Este mismo viernes, Lucía Bosé se sentará en la silla del Viernes Deluxe para revelar que su expareja, Alessandro Salvatore, secuestró a sus hijos y los retuvo en México contra su voluntad, impidiendo a su madre poder encontrarse con ellos. Este delicado asunto vuelve a poner sobre la mesa la responsabilidad y el rigor que Telecinco, al igual que todos los medios de comunicación, debe tener a la hora de trabajar con información en sus programas.
Esta realidad se hace extensible, aunque en menor medida, a otros programas como Sálvame. El espacio de tarde se vale más de las tertulias entre sus colaboradores que de los testimonios en primera persona, pero recientemente también ha 'pecado' al intentar retratar a un personaje a través del relato de supuestos miembros de su entorno.
En concreto, el programa ha analizado durante días la vida y el pasado de Julia Janeiro, hija de Jesulín de Ubrique y María José Campanario, dando voz a personas que hablaban de su supuesta mala relación con sus padres, de su presunta mala vida en Madrid y hasta de sus antecedentes policiales.
El Deluxe en particular y Telecinco en general se enfrentan, por tanto, a un desafío que va más allá de cambiar las formas de trabajar, pues el problema parece radicar en su propia naturaleza. Los testimonios personales sesgados y sin pruebas no pueden servir como contenido en un programa de televisión y, mucho menos, como material para emitir juicios mediáticos y sociales contra otras personas. Rocío Carrasco ha demostrado que los medios pueden ser una peligrosa herramienta para maltratar a una persona famosa, por lo que lo mínimo que debería cambiar es que esos medios no se presten voluntariamente a ser utilizados para ello.