En las navidades de 1982 se instauraban de manera oficial las celebraciones de Fogueres en Nadal en Alicante. La noche de aquel 18 de diciembre se desarrollaba en los salones del Hotel Meliá la primera Cena de Hermandad de esta conmemoración anual, y a la mañana siguiente se celebró un desfile que partió desde la plaza del Ayuntamiento con destino a un Monumento al Foguerer recientemente inaugurado, donde se depositaría una corona de laurel en honor a la figura de José María Py.
Nueve bandas de música acompañaron a las comisiones participantes, en una exteriorización del ecuador del ejercicio festero, que a lo largo del tiempo se extendería en otras actividades muy pronto consolidadas, como pudo ser el certamen de villancicos creado en 1986, o facetas más cercanas en el tiempo, como el exitoso certamen de belenismo.
Sumemos a ello la implicación de las comisiones auspiciando actividades realizadas en sus respectivas demarcaciones, que hace décadas impulsaron la edición de un programa conjunto realmente nutrido, en el que el conjunto de nuestras hogueras se ha sentido implicado en dicha conmemoración colectiva.
Dentro de ese recuerdo conviene destacar la apuesta de Pedro Valera, quien a su llegada a la Presidencia de la entonces denominada Comissió Gestora programó desde la navidad de 2005 la plantà de dos hogueras ofrecidas por el Gremio de Artistas en la céntrica plaza del 25 de Mayo, culminando los actos con un desfile, una mascletà ante la fachada del mercado central. Y la cremà de ambos monumentos, que permitían un valioso festejo en la mediana del ejercicio festero. Fue una iniciativa que languideció una vez Valera abandonó el cargo y que, personalmente, siempre he echado de menos.
Algo que de manera especial se percibe en estas fechas, cuando les Fogueres se encuentran ausentes de dinámicas manifestaciones festeras durante más de dos años, y cuando fiestas de menor envergadura han sabido ofrecer iniciativas y pequeños desfiles combinando audacia y sentido común -recordemos el acto celebrado en agosto por los Moros y Cristianos de Altozano-.
Pese a que se han desarrollado actividades auspiciadas en ocasiones a contracorriente, incluso desafiando la prudencia y la lógica festera, hubiera sido muy positivo congregar la ya citada Cena de Hermandad en otro marco diferente al habitual, sorteando las limitaciones ahora imperantes -¿Nadie recuerda la exitosa experiencia de la celebrada en IFA la navidad de 1998, siendo entonces presidente de la Gestora Andrés Lloréns, en donde sus grandes dimensiones no implicaban limitación alguna?-.
Sin embargo, lo que más lamento es la ausencia de un gran desfile, una traslación similar a las características de la Entrada del Pregón que hubiera permitido, con pertinencia además, recuperar en las calles de Alicante la alegría de nuestros pasodobles y la participación del mundo foguerer, ejerciendo como preludio del nuevo ejercicio, y la primera ruptura del estatismo en las actividades celebradas hasta ahora.
Me consta incluso de la voluntad -descartada- de disponer de dos pequeñas hogueras creadas por el cursillo de aprendices de artistas -dependiente de la Concejalía de Empleo-, que hubieran permitido brindar en la calle y de manera controlada, ese anhelo de fiesta que sobrellevan les Fogueres, y que, sin embargo, sí se trasladará en pasacalles que se han programado por diversos distritos. Será del mal el menos, ante una nueva ocasión perdida.