La economía de Estados Unidos resiste mientras la europea se debilita: ¿nos viene mejor que gane Trump o Harris?
- La política arancelaria de Trump daría la puntilla a Alemania y obligaría a mantener los tipos elevados, mientras que de Harris se espera continuidad.
- Más información: Déficit, crecimiento e inflación: todas las variables económicas que entran en juego en las elecciones de EEUU
El día ha llegado. En estos momentos, ya son pocas las cosas que tanto Donald Trump como Kamala Harris pueden hacer para intentar llevarse la victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de este martes. El resultado de las mismas, tome la dirección que tome, será clave para la Unión Europea y, sobre todo, para su economía, que llega a este momento más debilitada que la estadounidense.
Mucho se ha hablado en los últimos meses de una posible recesión al otro lado del Atlántico. Las dudas se extendieron en agosto, tras un mal dato de empleo que corrigió su dirección, no sin dudas, en las semanas posteriores.
Pero los datos son claros: la economía de Estados Unidos está creciendo. A un ritmo del 0,7%, concretamente, según la última información hecha pública por la Oficina de Análisis Económico del Gobierno (BEA, por sus siglas en inglés), correspondiente al tercer trimestre del año.
El temor sobrevuela la economía estadounidense, pero lo cierto es que, al menos por el momento, muestra señales de fortaleza. Algo que contrasta con lo que se vive en la zona euro, donde la economía consiguió acelerarse hasta el 0,4% en el tercer trimestre.
Y, sí, se habla de aceleración porque el dato sorprendió positivamente al alza tras venir de un segundo trimestre con un crecimiento de apenas el 0,2%, con Alemania y Francia, motores económicos de la Unión Europea, en el disparadero. Pero, ¿qué le viene mejor a la región: ¿un Gobierno de Trump o de Harris?
A nivel geopolítico, lo cierto es que "el panorama es poco alentador para Europa y para España". Así lo ponen de manifiesto Judith Arnal y Federico Steinberg en un artículo publicado recientemente en la web del Real Instituto Elcano.
"Aunque Trump sería más divisivo y peligroso para la UE –especialmente por su desinterés en seguir apoyando a Ucrania y su intención de imponer aranceles a las importaciones europeas–, parece cada vez más evidente que Biden será el último presidente estadounidense genuinamente preocupado por la relación transatlántica", exponen.
Pero, más allá de eso, lo cierto es que cualquier resultado que salga de estas elecciones va a tener implicaciones diferentes en la economía europea, que ya de por sí no pasa por su mejor momento.
Si gana Harris, se espera continuidad en términos económicos de las políticas de la Administración Biden, que ha contado con Janet Yellen como secretaria general del Tesoro y con Jerome Powell -nombrado, por cierto, por Trump en 2017- al frente de la Reserva Federal.
Con Trump, sin embargo, los expertos dan por sentado que primarán políticas con efecto inflacionista, que, dependiendo de su impacto, obligarían a la Fed a poner en pausa su recién estrenada bajada de los tipos de interés.
Hay que recordar que el banco central estadounidense tan sólo ha ejecutado un recorte de los tipos, el pasado 18 de septiembre, de 50 puntos básicos. Así, la horquilla del precio del dinero se sitúa en el rango de entre el 4,75% y el 5%. Para este jueves, en su reunión ya postelectoral, se espera otra reducción.
Aranceles y política comercial
Ambos candidatos aplicarían algún tipo de restricción comercial, si bien Trump se lleva la palma. De ser elegido, va a intentar elevar los aranceles, posiblemente en un 10% de forma general y hasta un 60% para las importaciones procedentes de China.
Al margen de la impredecibilidad que supone contar con Trump como diseñador de políticas comerciales, "esta situación podría tener un impacto exageradamente negativo en las economías europeas, sobre todo en una Alemania que ya se enfrenta a dificultades y que cuenta con un importante superávit comercial bilateral con Estados Unidos, equivalente a cerca del 10% de sus exportaciones", explica Supriya Menon, responsable de estrategias multiactivos para EMEA en Wellington Management.
Más allá del impacto económico inicial en el principal motor de la economía de la zona euro, lo cierto es que se terminarían acentuando las diferencias entre Alemania y la periferia de Europa -que depende menos de las exportaciones- y entre el peso de los servicios y de la industria sobre la economía europea, según esta experta.
"El sector industrial actuaría como un lastre constante para el crecimiento, creando una economía de dos velocidades", valora.
Como contexto, Menon añade que "las empresas europeas obtienen alrededor de una cuarta parte de sus ingresos en Estados Unidos", si bien "el porcentaje que corresponde a exportaciones directas de bienes es mucho menor, ya que parte de la producción se realiza en Estados Unidos y una porción de esos ingresos proviene de los servicios".
"El mayor riesgo para los mercados de renta variable podría ser el impacto indirecto derivado de una desaceleración del crecimiento económico nacional por la contracción del comercio, más que un impacto directo sobre los beneficios empresariales en el extranjero", expone.
Y hay que tomar en consideración otro posible escenario. En el caso de que la hipotética Administración Trump o Administración Harris impongan aranceles, la Unión Europea podría responder con sus propias restricciones al comercio.
"Es posible que actúe en represalia con medidas contra sectores concretos o, incluso, que aplique un impuesto sobre los servicios digitales a las empresas estadounidenses", dice Menon.
Política fiscal y monetaria
Los expertos dan por sentado que la deuda y el déficit de la economía estadounidense aumentarán en los dos posibles escenarios. Sin embargo, el incremento sería mayor con Trump, de entre 2 y 4 billones de dólares en una década, frente a los entre 1 y 2 billones estimados en el escenario de una victoria demócrata, según las previsiones de Wellington Management.
Y esto, ¿cómo se lo tomaría Europa? "Una mayor expansión fiscal podría aumentar la preocupación por la sostenibilidad de la deuda entre los inversores europeos e internacionales. Sin embargo, preveo que su impacto más tangible se palpará a través de la política monetaria estadounidense, la cual, a su vez, influirá en la política monetaria europea y global", señala Menon.
En este ámbito, se sobreentiende que las políticas de Trump tendrán un efecto inflacionista, con lo cual la tendencia de la Fed se dirigiría seguramente hacia tipos de interés elevados. Mientras tanto, con Harris se espera que la política monetaria siga más o menos el curso actual.
"El impacto para los inversores europeos podría ser doble: por un lado, podría limitar la capacidad de los bancos centrales europeos para distanciarse de las políticas de Estados Unidos; por el otro, podría ser una fuente adicional de tensiones, ya que un nuevo fortalecimiento del dólar podría impulsar las exportaciones europeas a Estados Unidos (parcialmente compensadas por posibles aranceles), al mismo tiempo que atraería el ahorro europeo hacia los mercados de capitales estadounidenses", añade Menon.
Por otra parte, también está en el foco la política de inmigración que cada candidato pueda ejecutar si sale elegido.
En general, un flujo de llegadas de ciudadanos extranjeros más bajo o negativo "podría presionar al alza los salarios en un mercado laboral tensionado, lo que provocaría una inflación inducida por la oferta", según Menon. Más motivos para mantener los tipos elevados en Estados Unidos.
En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) tiene la llave: la bajada de los tipos de interés. "Todos estos desarrollos prolongados conducen a la misma recomendación política para Europa si Donald Trump gana: eliminar las restricciones monetarias más rápido", opina el economista jefe de AXA Investment Managers, Gilles Moëc.
Algo que sería necesario, según este experto, para evitar un mayor deterioro de la economía europea como reacción a la imposición de aranceles en Estados Unidos y los efectos de segunda ronda en el Viejo Continente de los que se pongan a productos chinos, pero también para facilitar una depreciación más rápida del euro y para compensar el endurecimiento de las condiciones de financiación en Europa como resultado del contagio de la deuda de Estados Unidos.
En la visión de Dennis Shen, director de ratings soberanos de Scope Ratings, la debilidad de la economía europea "subraya la urgencia de que el BCE se plantee volver a flexibilizar los tipos este trimestre".
Y es que unas tasas elevadas en la zona euro, aunque mejorarían los ratings de los bancos, tendrían el efecto contrario en la mayoría de los demás sectores.
Y no hay que perder de vista la desregulación que podría tener lugar en una nueva Administración Trump, que en el sector financiero ya llevó en la primavera de 2022 a una crisis bancaria de las entidades regionales. En un escenario de victoria del candidato republicano, los sectores en el disparadero serían el petrolero, el gasista y el de las criptomonedas.
"Todos los sectores económicos europeos se verán afectados por una posible victoria de Trump, empezando por la banca. Trump regulará con enfoque más suave, dando a los bancos estadounidenses una ventaja regulatoria sobre los bancos europeos", explica, por su parte, David Ross, gestor de fondos internacionales en La Financière de l’Echiquier.
En definitiva, gane quien gane este martes, las futuras políticas del Gobierno estadounidense impactarán en la economía europea, pero las de Trump lo harían con más fuerza. Y, con todo, es difícil anticipar los efectos de las políticas de un presidente que en su primera legislatura ya demostró que si un calificativo se le puede asignar es el de impredecible. La suerte de los estadounidenses y los europeos está echada.