Yuval Abraham: "Los que piensan que el Estado Palestino es antisemita no son demasiado inteligentes"
Hablamos con los creadores de 'No Other Land', mejor documental en la Berlinale, pero recibido en Israel con amenazas de muerte por su denuncia de la masacre en Gaza.
El reconocimiento en el palmarés de la Berlinale a la película No Other Land como mejor documental tuvo un sabor agridulce, pues las palabras del colectivo palestino-israelí detrás de este proyecto fueron repudiadas por varios dirigentes alemanes y recibidas en Israel con amenazas de muerte a sus directores.
Cuando el periodista palestino Basel Adra subió al escenario para recoger el premio expresó lo duro que le resultaba celebrarlo cuando decenas de miles de sus compatriotas estaban siendo masacrados, e instó al Gobierno alemán a cesar su exportación de amas al ejército de Benjamin Netanyahu.
Su película es un acto de resistencia creativa a ocho manos. En la gesta le han acompañado el palestino Hamdan Ballal y los israelíes Rachel Szor y Yuval Abraham, quien convirtió su discurso de aceptación en un alegato contra la guerra en Gaza, ahondando más en la herida y en la improbable alianza que este grupo de activistas ha forjado.
Adra lleva desde la infancia registrando con su móvil la vida bajo la ocupación militar en Masafer Yatta, una aldea palestina en Cisjordania donde los soldados derriban los edificios y expulsan gradualmente a sus habitantes. Conocer a Abraham dio pie a una denuncia conjunta que aspira a la solución política del conflicto, pero también a un debate profundo sobre los retos que afronta su amistad por las desigualdades que les separan.
Pregunta. El galardón en la Berlinale ha fomentado la proyección y promoción internacional de su película, pero también una respuesta muy virulenta que ha afectado a la seguridad de la familia de Yuval. ¿Cómo lo han gestionado?
Yuval Abraham: No fue fácil afrontar el día después, porque sufrimos una reacción violentísima, especialmente en mi caso, en Israel. La sociedad de mi país estaba muy enfadada conmigo por utilizar ese estrado para hablar de la desigualdad que me separa de Basel y llamar a un alto el fuego, en lugar de aprovecharlo para denunciar lo sucedido el 7 de octubre y reclamar la liberación de los rehenes.
» En Alemania también hubo gente que empleó la palabra antisemita para referirse a mí, cuando mi familia fue asesinada en el Holocausto. Fue atroz, indignante. Puedo entender a la gente que es crítica, pero para mí es importante decir que lo que nos mueve a Basel y a mí es la convicción de que la única solución es política.
Basel Adra: Los ministros que abogan abiertamente por echarnos de nuestra tierra han sido acogidos en Francia y Estados Unidos, donde han podido hablar con libertad, sin que nadie cuestionara sus políticas. No pagan un precio por lo que están haciendo, no se les considera criminales de guerra. Al contrario, son recibidos como héroes por parte de los líderes alemanes y estadounidenses, como la única democracia en Oriente Medio.
» Esta patraña continua perpetuándose cuando han matado a más de 14.000 niñas y niños palestinos, destruido el 70 por ciento de los hogares. Sin embargo, para los medios, el único terrorismo fue el perpetrado el 7 de octubre, fecha en la que murieron 1.200 personas. Estoy de acuerdo, eso fue terrorismo, pero ¿cómo describes entonces el asesinato de más de 40.000 personas desde entonces? Toda esta hipocresía nos pone enfermos. Estamos perdiendo la fe y la esperanza en la Corte Penal Internacional, en el Tribunal Internacional de Justicia y en la democracia.
P. ¿Continúan grabando el día a día en Masafer Yatta?
BA: Sí, cada vez que estoy allí. Se ha convertido en algo inherente a mi vida, me paseo con el móvil y filmo, aunque ahora se ha complicado todo mucho porque el movimiento se ha restringido.
P. ¿A qué horizonte aspiran en este momento, con mucho el peor de este conflicto histórico?
YA: Si se consiguiera acordar el fin de la ocupación se pondría fin al sufrimiento de los palestinos y palestinas y eso redundaría en el bienestar de los israelíes, porque de lo contrario, no podemos vivir seguros y en libertad. La gente de Palestina que vive entre nosotros, de hecho, no disfruta de libre albedrío. De ahí la relevancia de un Estado palestino. Y lo siento, pero aquellos que piensan que este mensaje es antisemita no son demasiado inteligentes. Todo lo contrario: esta postura nos roba el futuro y la esperanza, porque solo va a engendrar más y más violencia.
P. ¿Por qué decidieron cambiar su profesión de periodistas a cineastas?
YA: Todavía ejercemos como reporteros, pero pensamos que el periodismo solo te brinda una pequeña instantánea de la realidad, mientras que una película puede profundizar en situaciones dramáticas y tomarte de la mano en un viaje más emocional y honesto. En un documental no solo informas de los hechos, sino que también puedes transmitir lo que supone vivir bajo una ocupación militar.
P. Hay un momento de conversación filmada entre ustedes en la que uno se declara lleno de paciencia y el otro de entusiasmo. ¿Han influido de alguna forma el uno en la forma de ser del otro?
BA: Se me ha acabado la paciencia, porque la situación no deja de empeorar. Desde que mantuvimos ese diálogo es muy duro ver lo que está pasando.
YA: Conocer a Basel ha cambiado mi vida. He aprendido sobre su existencia bajo la ocupación de una manera profunda, no como una información sin rostro, superficial. Estar con él en su terreno y ver como afecta la situación a su familia al completo y a todos su amigos es tener una visión que va más allá de las estadísticas.
» HabitualmenteHabitualmente, los medios se hacen eco de actos violentos, pero esta convivencia me ha hecho pensar más allá, en la incapacidad para imaginar un futuro, en la incapacidad para sentirte seguros, en escuchar el llanto de tu hermano pequeño llorando en mitad de la noche... Conocer a Basel me ha hecho, en suma, ser consciente de todo lo que significa su día a día.
P. Es tal la intensidad de la violencia en este último año y la celeridad en la evolución de la guerra que su película puede haberse quedado en una instantánea de un momento ya pasado. ¿Qué relevancia tiene estrenar su documental ahora?
YA: La película es violenta y trata sobre la violencia, pero no se limita a eso, porque muestra la comunidad, la amistad, la convivencia entre activistas palestinos, israelíes e internacionales, unidos en nuestra oposición contra la ocupación y en nuestra pugna por un futuro igualitario, donde todo el mundo tenga los mismos derechos.
» Tenemos la esperanza de que esta comunidad crezca y se haga más fuerte, de que incluso hay personas que vean este documental y vengan a Masafer Yatta para unirse a nuestra causa. Quizás es demasiado ambicioso pensar en conseguir una solución, pero si logramos que la gente se desplace al lugar de los hechos, sí es realista que asentemos los cimientos que no existen ahora para lograrlo.
"Aquellos que piensan que este mensaje es antisemita no son demasiado inteligentes", Yuval Abraham
P. La manera de mostrar al mundo lo que está sucediendo pasa por entrevistar a las víctimas, como así sucede con la madre de un joven palestino que queda postrado en la cama con una tetraplejía después del enfrentamiento con unos soldados. ¿Dónde está el límite entre la denuncia y la dignidad de los entrevistados?
BA: Después de todas las evidencias que existen y la enormidad de la violencia infligida, mucha gente nos pregunta por qué continuamos recabando testimonios, por qué cooperamos con las organizaciones de derechos humanos para relatarles lo que nos está sucediendo. Muchos palestinos han perdido la fe en la comunidad internacional y en las organizaciones de derechos humanos, porque comprueban que el derecho internacional se viola constantemente en Gaza.
»La situación es diferente cuando los que sufren son los palestinos. Si es, por ejemplo, la población de Ucrania, toda Europa y Estados Unidos les da comida y asilo, pero aquí estamos viendo diariamente cientos de personas masacradas y escuchamos abiertamente la intención de Israel de ampliar los asentamientos en Cisjordania, con la destrucción consecuente de los hogares de los palestinos que viven allí.
YA: No Other Land plantea a la audiencia la pregunta de qué hacer cuando uno se enfrenta a tanta injusticia, a tanta opresión (silencio de unos segundos). No sé qué decir, solo que no vamos a cejar en nuestro empeño, pero es muy duro mantener la esperanza.