El cardiólogo Aurelio Rojas.

El cardiólogo Aurelio Rojas.

Nutrición

El cardiólogo Aurelio Rojas advierte a España: "Nunca debes tomar omega 3 con el estómago vacío"

Guardarlo a temperatura ambiente puede acelerar su oxidación y reducir el alcance de sus beneficios para nuestra salud.

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Los ácidos grasos omega 3 se encuentran entre los nutrientes más valorados por sus múltiples beneficios para la salud. Al ser compuestos esenciales que el cuerpo no puede sintetizar por sí mismo, es necesario obtenerlos a través de la alimentación -especialmente con pescado azul, semillas de lino, chía o nueces- o mediante suplementos nutricionales. Estos últimos resultan especialmente útiles en personas con dietas bajas en pescado, alimentación vegana, o con necesidades específicas relacionadas con la salud cardiovascular, cerebral o inflamatoria.

Pero no basta con tomar omega-3. Si se quiere potenciar la obtención de beneficios, hay que tener en cuenta algunas cuestiones. Por ejemplo, una correcta conservación marca una gran diferencia en su eficacia. Como advierte el doctor Aurelio Rojas, "truco obligatorio para todas aquellas personas que tomáis omega-3: es fundamental evitar que se oxide y pierda efectividad, y también prevenir ese mal sabor a pescado que a veces se repite".

El omega-3 es un tipo de grasa muy sensible a la temperatura, la luz y el oxígeno. Cuando no se almacena en las condiciones adecuadas, puede oxidarse y perder sus propiedades beneficiosas. Además, esto puede intensificar el típico sabor a pescado que muchas personas notan tras tomarlo. Tal como señala el popular cardiólogo, "es tan fácil como no conservarlo en cualquier sitio, sino dentro de un entorno frío, como la nevera. Ahí es donde no se va a oxidar ni se te va a repetir".

Otra recomendación importante es el momento del día en que se toma. Para mejorar su absorción, lo ideal es acompañarlo de una comida principal. "Recuerda, además, utilizarlo después de la comida, porque así se favorece su absorción", indica Rojas.

Múltiples beneficios

Una de sus funciones más destacadas de este popular nutriente es la protección del sistema cardiovascular. El omega 3 contribuye a reducir los niveles de triglicéridos en sangre, disminuir la presión arterial y evitar la acumulación de placas en las arterias, lo que reduce significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas.

Además, es un componente fundamental en las membranas celulares del cerebro, motivo por el cual se ha relacionado su consumo con una mejor función cognitiva, una mayor agilidad mental y una menor incidencia de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.

Durante el embarazo, su importancia se vuelve aún más evidente. El omega-3, especialmente el DHA, juega un papel clave en el desarrollo neurológico y visual del feto, por lo que muchas mujeres embarazadas optan por incrementar su ingesta mediante alimentos ricos en este ácido graso o a través de suplementos específicamente formulados.

Otro aspecto relevante del omega-3 es su capacidad antiinflamatoria. Esta propiedad lo convierte en un aliado en el tratamiento de enfermedades como la artritis, aliviando la inflamación y el dolor articular. También se ha observado que puede mejorar la salud de la piel, ayudando a mantener su hidratación y suavidad, y prevenir problemas oculares como la degeneración macular, una causa frecuente de pérdida de visión en edades avanzadas.

El bienestar emocional también se beneficia del omega-3. Varios estudios han demostrado una relación entre su consumo y la reducción de síntomas asociados a la depresión y la ansiedad. Además, al fortalecer el sistema inmunológico, contribuye a que el cuerpo esté mejor preparado para enfrentar infecciones y enfermedades.

En cuanto al sistema esquelético, puede favorecer la absorción de calcio, lo que ayuda a mantener una buena salud ósea y a prevenir la osteoporosis. Incluso existen investigaciones que apuntan a una posible función preventiva frente a ciertos tipos de cáncer, como el de mama y el de colon.