¿Cuántas veces acabamos usando todas las semanas la palabra ‘debería’? Esto se da principalmente a finales y principios de año, cuando nos queremos poner objetivos o hábitos a cambiar para el año siguiente. Eso que tan bien resume el clásico del refranero español “año nuevo, vida nueva”.
Sin embargo, los expertos consideran que esta palabra podría ser muy perjudicial, ya que implica una obligación, deber o corrección para nuestro cerebro. Por lo tanto, por definición, también implica que habrá una consecuencia si no lo haces. Y en muchas ocasiones esta obligación puede resultar en última instancia desmotivador.
“Los estudios demuestran que somos más productivos cuando el trabajo tiene sentido y no cuando nos mueve el miedo al castigo”, explicó la experta Amanda Reil en un artículo para Harvard Business Review. “Aunque las afirmaciones del tipo 'debería' no son malas por naturaleza, la mayoría de ellas no nos inspiran y provocan emociones negativas”.
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Para Reil, si no llegamos a poner en práctica esos ‘debería’, nos sentimos culpables o resentidos hacia la persona o la idea que nos presiona. Y esto puede aumentar el estrés y reducir la productividad, especialmente en el caso de aquellas personas que acaban de incorporarse al mundo laboral.
Utilizar en exceso la palabra ‘debería’ también puede afectar a nuestras relaciones. Y es que cuando los utilizamos en nosotros mismos, difícilmente podemos abstenernos de obligar a los demás, sobre todo cuando estamos en pareja. Para el psicoterapeuta Leon Seltzer, los ‘deberías’ (especialmente los ‘no deberías’) son una “forma increíblemente tentadora de atacar a otra persona cuando su comportamiento no concuerda con tus expectativas”.
Este tipo de comportamientos, señala, puede resultar sumamente perjudicial para las relaciones. Algunos ejemplos de estas actitudes son frases como "No deberías dejar las cosas para el último momento", "Hazlo exactamente de esa manera", "No me hables de esa forma", o "No deberías pasar tanto tiempo jugando videojuegos", entre otros.
Según Seltzer, el uso de estas expresiones destaca las diferencias existentes en una pareja, amenazando la identidad individual y generando la necesidad de invalidar o criticar al otro para reafirmar la propia legitimidad. Estos conflictos, aunque a menudo pasen desapercibidos, pueden desencadenar tensiones considerables en la relación.
Por ello, los expertos enfatizan en la importancia de comprender y aceptar las diferencias presentes en la pareja. Esto implica asumir la responsabilidad por los propios prejuicios y modificar las expectativas egocéntricas para mejorar la relación. Así, es crucial dejar de lado las expectativas rígidas y procurar ser más flexible, adaptable y aceptar aquello que está fuera de nuestro control.
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Los 6 pasos a seguir
Donald Altman, psicoterapeura y experto en mindfulness, propone seis pasos que pueden ayudarnos a reducir la rigidez y alejarnos de los efectos nocivos de la palabra ‘debería’:
- Piensa en una expectativa que te moleste: cuando alguien no te responde a un mensaje de texto, aquella persona que no te dice “disculpa” después de chocar contigo o la que no hace tan bien el trabajo como tú.
- Toma la decisión de dejar de lado todas tus expectativas durante una tarde, una hora o todo el día. Siempre puedes volver a ellas más tarde si así lo deseas.
- Elige adoptar una actitud de apertura y aceptación hacia esa expectativa. Piensa en ella como una preferencia en lugar de un 'debería'.
- Pregúntate: “Realísticamente, ¿qué es lo peor que podría suceder si en los próximos cinco minutos no se cumple esa expectativa?”.
- Responde de manera diferente. Elige un comportamiento que te saque del piloto automático y te permita responder de manera flexible y adaptable.
- Piensa en una ventaja que podrías obtener si decides relajar tus expectativas.