Una de las voluntarias de Mutua Madrileña durante uno de los talleres.

Una de las voluntarias de Mutua Madrileña durante uno de los talleres. Cedida Fundación Integra

Sociedad

Encontrar trabajo cuando no te queda nada: el proyecto que 'reengancha' a las víctimas de violencia

El programa 'Juntas' de Fundación Integra y Fundación Mutua Madrileña acompaña a las supervivientes de trata y violencia de género en su nueva etapa laboral.

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Una letra escarlata. Eso es lo que las supervivientes de violencia de género o tráfico de seres humanos sienten que tienen en su frente cuando se enfrentan a una entrevista de trabajo. “Piensan que lo único que van a ver de ellas es su historia, su pasado”, cuenta Patricia Satrústegui, directora de Sostenibilidad de la Fundación Integra, entidad sin ánimo de lucro que apoya la integración laboral de personas en exclusión social.

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Sin embargo, matiza, “los entrevistadores no saben que han pasado por situaciones de violencia o prostitución”. Es todo, dice, parte de su propia “autopercepción”. Y es que cuando vives una situación tan extrema, “tu autoestima se queda por los suelos”. Tu mundo se rompe y cuesta reconstruirlo.

Eso es, precisamente, lo que le sucedió a Sandra. Esta colombiana, “cabeza de familia”, como ella misma explica, aterrizó en el regazo de la Fundación Integra hace “varios años” tras salir de una relación abusiva. Ella es una de las 160 mujeres supervivientes de violencia que han pasado por el proyecto Juntas, que lidera Integra, en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña

Sororidad y acompañamiento

Esta iniciativa se trata de un voluntariado corporativo que teje redes, crea comunidad y le da “un impulso a la confianza” de mujeres que, como dice Satrústegui, lo han pasado realmente mal. Sandra lo explica, además, a la perfección: “Cuando tienes un fracaso laboral, o te han despedido, o ya se te termina tu contrato, y eres cabeza de familia y estás en una situación complicada, sientes que el mundo se te viene a los pies, que no vales nada”.

Y es que, insiste, empezar de cero es complejo. “Tu autoestima está muy deteriorada” en esas circunstancias. Lo que hacen las 140 voluntarias de Mutua Madrileña que han pasado por el proyecto es empezar a apuntalar los cimientos y las paredes para que las beneficiarias puedan reconstruir sus hogares, sus vidas.

Las trabajadoras de Mutua, de manera altruista, dedican su tiempo libre a compartir experiencias, demostrar que en una entrevista de trabajo lo que importa es lo que sepas hacer y no tu situación personal.

Las voluntarias, esenciales

Resiliencia y acompañamiento, eso es lo que ofrece el programa Juntas. “Como son mujeres las que participan y mujeres profesionales, mujeres iguales que todas las que estamos ahí, te hacen valorarte más y saber que hay un mundo laboral fuera, que no se te ha acabado la vida”, indica Sandra.

El proyecto, explica Satrústegui, se cimienta en la labor de las trabajadoras de Mutua. Porque son ellas las que comparten sus propias vivencias y las que aconsejan según su propia experiencia vital.

“Al final, lo bonito que tiene este proyecto es que no tienes que tener ningún puesto específico ni ninguna carrera específica para compartir tu propia experiencia con las beneficiarias en una escuela de fortalecimiento, que son unos talleres prelaborales para ayudarles a buscar trabajo”, indica.

Para Ana Muñoz de Dios, directora general de Fundación Integra, esta colaboración supone “un cambio en la vida de las mujeres participantes, que gracias a un empleo pueden ser libres, dejar de tener miedo y sacar a sus hijos adelante". Todo, matiza, es viable gracias "al compromiso de Grupo Mutua Madrileña y su Fundación, y por supuesto a las profesionales que participan como voluntarias".

Porque sin las voluntarias no sería posible desarrollar el programa. "Su aportación es fundamental", concluye Muñoz de Dios.

“No valgo para nada”

Las beneficiarias de Juntas son, en palabras de Satrústegui, mujeres que llegan a Integra, derivadas de otras entidades sociales asistenciales, “totalmente aisladas”. Han pasado “una situación de maltrato, de prostitución o de trata y el maltratador, o por la situación en la que han estado, se ha encargado de aislarlas de su familia, de sus amigos, de absolutamente todo”, indica. Y añade que, además, “las han convencido de que no valen absolutamente para nada y que no pueden hacer nada solas”.

El denominador común con el que llegan todas las mujeres a los talleres de Fundación Integra es evidente: “Todas llegan pensando ‘no valgo para nada’”, incide Satrústegui. Por eso es tan importante que las voluntarias de Mutua Madrileña las acompañen durante diez talleres en las que les recuerdan que sus experiencias pasadas no las anulan como personas.

Las voluntarias te entienden y conectan con nosotras”, cuenta Sandra. E incluso entre las propias participantes en el proyecto se crea esa conexión y esa complicidad que les ayuda a recuperar su autoestima. “No es lo mismo enfrentarse sola a una entrevista de trabajo que tener a todas tus compañeras en el grupo de WhatsApp compartiendo sus experiencias y dando ánimos”, afirma Satrústegui.