Es divertido imaginarse ahora la cara de estupefacción de Antonio del Solar llegando a su tienda de cámaras fotográficas en el madrileño barrio de Chamberí este pasado martes. Una rutina con la que lleva cumpliendo más de medio siglo, pero que esta vez sería totalmente diferente al comprobar que muchos jóvenes hacían ya cola para poder llevarse una de esas joyas que atesora con tanto cariño. Esta es la historia de un error y también la de un hombre apasionado por su trabajo al que ha popularizado la magia de TikTok.
Del Solar, de 76 años y ya jubilado pero igualmente activo, tiene su negocio de cámaras analógicas en el 29 de la calle Fernández de los Ríos y lleva más de 50 años arreglando aparatos de fotografía. Además, es un experto en astronomía y colabora con el planetario de Madrid dando charlas. No en vano, en la puerta de su tienda hay un cartel en el que anima a los niños a pedirle gratis una fotografía de la luna. Precisamente, otro papel colgado en el escaparate es el que confundió a una joven malagueña afincada en la capital, María Ramírez.
"Por jubilación: vendo cámaras analógicas, objetivos, flashes, fotómetros y filtros", dice el cartel, interpretando María y su amiga que estaba en liquidación porque querría dejar el negocio. Así que las jóvenes, con la mejor intención del mundo, subieron un primer vídeo a TikTok donde explican que Antonio las ha asesorado en la compra y muestran las entrañas de un paraíso de nostalgia en el que asoman Nikon y Olympus, Pentax y Kodak, cámaras emblemáticas que ahora también interesan a las nuevas generaciones amantes de lo vintage.
Aunque actualmente ha eliminado la opción de compartir el vídeo para no llevar a confusión y por ello tenemos que compartir solo una captura, lo cierto es que María no se imaginaba que con tan solo 3.400 seguidores iba a lograr acumular más de 4,5 millones de reproducciones. Después, los comentarios que empezaba a recibir sobre las colas que se estaban produciendo en el local animó a las chicas a acudir en persona a comprobarlo y publicar así este segundo capítulo el martes, donde se les ve felices por haber viralizado la tienda de Antonio:
Ya el miércoles, las chicas esperaron su turno en la cola para ver a Antonio y charlar de lo sucedido, confirmándoles el hombre que el día anterior no había podido cerrar hasta las 23:00 horas y estaba "muy agobiado, pero muy contento". Aclaró que "no me voy, fue un error, que esté tranquilo todo el mundo que voy a estar aquí, si Dios quiere, lo que me dé... Un año al menos". Agradecido por esta nueva clientela, valora que sus cámaras "vayan a manos de gente que realmente las va a usar y no están en una estantería paradas".
Además, bromea sobre que es "un desastre como vendedor, yo soy mecánico" y admite que también está muy sorprendido con la repercusión mediática, confesando que le está constando dar respuesta a las televisiones. La suya, como otras muchas, es una de esas historias que hacen que las redes sociales sí valgan la pena.