Pérez-Reverte regresaba hace pocos días a las páginas de La Jungla por haber aplaudido la lección de vida de Nano, el joven con dos trabajos que saltó a la palestra por sus vídeos en TikTok. Ahora, vuelve para engrosar las historias de este género chico que se ha ido consagrando con el paso de los años: los zascas de don Arturo. Presuponemos que esta denominación elegida para hablar de sus respuestas cortantes en las redes sociales no será su favorita aunque esté admitida por la RAE, pero su sonoridad anticipa el chasco de forma muy gráfica.
En esta ocasión, el escritor ha querido compartir con su comunidad de más de 2,4 millones de seguidores, lo que le había ocurrido este miércoles en Sevilla, una ciudad "casi perfecta" y "maravillosa", según el propio Pérez-Reverte. La ha catalogado como una "pequeña anécdota divertida" aunque a ojos de su interlocutor suponemos que no se verá de igual forma. En todo caso, el cartagenero se la ha tomado como una "impertinencia" más que ha tenido que combatir con su arma más poderosa: la palabra.
Reverte está en Andalucía porque este jueves será nombrado Embajador de Sevilla, un título que le otorgan la asociación de empresas turísticas Sevilla City Center y la Asociación de Hoteles de Sevilla, y que le será entregado por el alcalde sevillano, José Luis Sanz, en el Salón Colón del Ayuntamiento. "Ha tenido la sensibilidad y la habilidad de retratar la Sevilla más universal, con sus luces y sus sombras, para dejar constancia de aquellos tiempos en que nuestra ciudad fue la capital de un mundo que ampliaba sus confines", ha dicho el presidente de una de las entidades, Manuel Domínguez.
"A mí también me gustaba"
Así que por este motivo tenemos al escritor paseando un soleado día por Sevilla, donde el otoño se hace de rogar, y a un hombre muy osado que se le acerca, le da la mano y le dice: "Hombre, Arturo, no he leído nada tuyo, pero me gustabas más antes, cuando eras reportero de guerra". Cualquiera sabría que se estaba jugando el tipo con ese chascarrillo, pero este no lector parece que no. La respuesta del autor, con zasca épico incluido, no se hizo esperar: "A mí también me gustaba más, no tenía que soportar a tanto gilipollas".
"Se fue sin más comentarios", aclaró Pérez-Reverte en un tuit que va camino de alcanzar las 800.000 cuentas en la red social y que ha dejado reacciones como estas:
Consciente, después de haber leído a sus seguidores, que existe cierto reparo a pararlo por la calle, Reverte ha insistido en que "me detendría con mucho gusto, como hago siempre, porque un lector es un amigo, a ustedes les debo poder hacer libremente lo que hago".