El tópico dice que cada pareja es un mundo. Hay quien dura mucho a pesar del malestar, quien decide dejarlo antes de que vaya a peor o quien nunca se compromete. En el ámbito de las bodas, ocurre lo mismo: hay de todo. Están las que se hacen en un arrebato de locura, las que se planifican con mucho tiempo y las que se tuercen en el camino.

Además, hay ejemplos de enlaces etílicos, fugaces, que se ejecutan en rincones como Las Vegas o después de una noche poco propensa a tomar decisiones. Porque casarse suele ser algo premeditado, incluso en lugares donde hacerlo es una carrera de obstáculos.

Meterse en burocracias relacionadas con el matrimonio a menudo conlleva largas colas, esperas y momentos de meditación. Nada de esto garantiza, en cualquier caso, que vaya a ser algo duradero o ese "hasta que la muerte os separe" que se solía utilizar como cláusula eclesiástica.

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En España, por ejemplo, las demandas de disolución matrimonial registradas en 2022, tanto separaciones como divorcios, se cifraron en 95.193, según datos publicados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Supusieron, eso sí, un 2,3% menos que en 2022, cuando habían aumentado un 2,5% con respecto al año anterior.

Y en el mundo entero son millones las medias naranjas que terminan exprimidas. Entonces se procede a esta separación. Y toca tirar de los papeles o expertos para el divorcio. Lo que probablemente no se haya visto nunca es el caso de una pareja en Kuwait.

En esta historia, la mujer sólo necesitó 180 segundos para saber que se había equivocado de persona. ¿Qué pasó en esos tres minutos que duró su matrimonio? Hay que remontarse a febrero de 2019 en Kuwait. Cuentan los testigos que la ceremonia transcurrió con normalidad. El encontronazo llegó cuando el juez ya los había declarado marido y mujer.

Tan contenta estaba la mujer que se disponía a abandonar la estancia y, al dar media vuelta, se tropezó con su vestido y acabó en el suelo. El marido, en vez de correr a ayudarla, tuvo la mala idea de burlarse y llamarla "estúpida" por lo que acababa de pasar.

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La reacción y el insulto fueron suficientes para que la novia decidiera terminar, allí mismo, con el día marcado en el calendario. Según se levantó del suelo y recuperó la compostura, la mujer le exigió al juez, que acababa de casarla, que anulara la unión de manera inmediata. El magistrado apoyó la decisión de la mujer y le concedió la anulación del matrimonio tan solo tres minutos después de haberse oficializado de forma legal.

Cuando trascendió la noticia, algunos especularon con que quizás todo estaba preparado de antemano. En Kuwait, la tasa de divorcio se ha disparado en los últimos años desde que el gobierno comenzó a ofrecer incentivos financieros a las parejas de recién casados. Según varias encuestas, este país del golfo pérsico ocupa el segundo lugar en el mundo árabe en lo que respecta a las tasas de divorcio más altas. En 2017, las estadísticas publicadas por el Ministerio de Justicia de ese país revelaron que alrededor del 60% de los matrimonios terminaron en esa situación.

Esto lo coloca en el sexto lugar junto con Luxemburgo. Bélgica es el número uno en el ranquin con el 71%. Las razones, fuera de las tradicionales, incluyen "matrimonios basados en intereses", lo que sugiere que los recién casados se unen por los préstamos y la asistencia financiera que se les brinda. En este caso, la esposa recibió decenas de comentarios de apoyo en sus redes sociales. 

Y hay que retroceder al 2004 para encontrar un caso similar al ocurrido en Kuwait. Una pareja del Reino Unido se separó después de una hora y media de matrimonio. Tras intercambiar anillos y votos en una oficina de registro cerca de Manchester, 90 minutos después quisieron dar marcha atrás. Parecería que la novia no estuvo de acuerdo con el discurso de su nuevo esposo, con referencia específica a las damas de honor, y le rompió un cenicero en la cabeza.