Un perito tasará el anillo de compromiso por el que pleitean dos exnovios que no llegaron a casarse. Arturo (nombre ficticio) le regaló a Blanca (ídem) la alianza en septiembre de 2020. Y ahora, tras haber roto su relación sentimental, ambos se enfrentan en los tribunales por la joya.
Este martes se ha celebrado la audiencia previa ante el Juzgado de Primera Instancia número 13 de Madrid. El juez titular del mismo ha fijado la fecha del juicio para el próximo diciembre.
La defensa de Arturo ha solicitado que un perito tase el anillo. Y el juez lo ha aceptado. En un escrito, firmado por los abogados Emilia Zaballos y Francisco Jiménez y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, también han pedido al Juzgado que obligue a Blanca a "conservar la joya en perfecto estado" y entregarla al perito para su análisis.
Acabado el amor, la batalla judicial comenzó cuando Arturo demandó a su ex para reclamarle el anillo, fabricado en diamantes, que ella se niega a devolverle. Blanca, por su parte, sostiene que se trata de una simple joya, que no sellaba compromiso alguno, que no había boda a la vista.
Ambos se conocieron cuando estaban casados con otras personas. Ella, de hecho, era entonces la pareja de un exministro. "Comenzaron a salir en marzo de 2019, cuando deciden dar un paso más en la relación de amantes que mantenían", expone la demanda de Arturo que dio origen a este proceso. Poco después, los dos se divorciaron y no tardaron en empezar a vivir juntos.
Una noche en el Parador
En septiembre de 2020, tras más de un año de relación, la pareja acudió a un Parador de cuatro estrellas. Según su versión, Arturo, rodilla en tierra, le pide matrimonio mientras toman el desayuno y ella le da su sí.
"De forma sorpresiva y con galantería, (...) Arturo pide matrimonio a doña Blanca, entregándole un solitario de pedida. Ella acepta con alegría la petición y ambos comienzan a soñar con la boda mientras terminan el desayuno", relataba la demanda.
De hecho, el juez ha aceptado que declaren como testigos la encargada del comedor y el camarero encargado del desayuno que estaban presentes cuando se produjo la (supuesta) petición de matrimonio. Ahora, el Juzgado tendrá que dirigirse al Parador para solicitar la identidad de estos trabajadores y poder citarles.
El anillo es una joya de lujo: hecha a mano, en platino, engastada con un importante diamante brillante de 5,09 quilates. ¿Cuál es su precio? Arturo aseguró que pagó por él 45.000 euros, pero que su valor puede haber aumentado desde entonces.
[Una juez decidirá si una novia debe devolver un anillo de diamantes de 45.000 € al no haber boda]
La visita al Parador también está constatada con una factura, de 225 euros (una noche y desayuno para dos personas incluido). La entonces feliz pareja regresó a Madrid en un caro coche que Arturo acababa de comprar. En su demanda, también adjuntó una foto de Blanca luciendo el anillo mientras lo conduce. Ella, poco después, le regalaría un caro reloj de oro de marca IWC.
¿Un regalo de santo?
Aunque coinciden en algunas cosas, las versiones de Arturo y Blanca difieren en lo fundamental. En respuesta a la demanda, la defensa de Blanca asegura que ella siempre manifestó que "nunca se volvería a casar". Tanto a Arturo como a su entorno: a sus amigas, a su familia...
"Ninguna expectativa matrimonial podría generarse en don Arturo y, por consiguiente, ninguno de los regalos que hubo durante la relación sentimental pudo basarse en una promesa de matrimonio", reza el escrito de la defensa de Blanca en contestación a la demanda.
Asimismo, sus abogados niegan lo romántico de aquella visita al Parador. "No es cierto que decidieran hacer una escapada juntos ese fin de semana (...); todo lo contrario, mi representada decidió acompañar a Arturo a un viaje de trabajo y el alojamiento en el Parador fue fruto de improvisación (...), al no tener otro lugar donde dormir", insiste el escrito.
Lo que sí reconocen es que aquel día, por la mañana, él le entregó un caro anillo. Las fechas coinciden, pero no el motivo. Los letrados de Blanca defienden que fue un mero regalo, porque ese día se celebraba su santo. Y que no fue, en ningún caso, una propuesta matrimonial.
Y reiteran que la joya también fue una "muestra de gratitud", ya que Blanca "ayudó económicamente" a Arturo durante la pandemia de la Covid-19. Cuando mejoró su situación financiera y obtuvo un relevante cargo en una empresa, "se compró un vehículo de ultralujo (...) y le regaló a mi representada el anillo", subraya la defensa de Blanca, que cifra entre 27.000 y 30.000 el precio de la joya.
La defensa de Arturo exige que el juez obligue a la exnovia a devolver el anillo. O, si ya no lo tuviese en su poder, que le abone 45.000 euros.
Para ello, su abogada Emilia Zaballos se basa en el art. 1.342 del Código Civil. "Quedarán sin efecto las donaciones por razón de matrimonio si no llegara a contraerse en el plazo de un año", establece dicho artículo.
La defensa de Blanca niega la mayor. Y defiende que nunca hubo una lista de boda, ni fecha para el enlace, ni ubicación para la ceremonia... Porque, a su juicio, nunca hubo intención —ni individual ni común— de casarse, por lo que "la donación es irrevocable". Ahora, será la Justicia la que tenga la última palabra.