Aquello de que ya está todo inventado es del todo cierto en algunos casos y los inventos que hoy vamos a desgranar aquí lo demuestran. No se trata de innovaciones recién llegadas, sino de objetos y mecanismos que llevan siglos entre nosotros pero que han sorprendido en otros rincones del mundo en los que, al parecer, no conocían cosas tan obvias como el botijo, el molino de agua o las fuentes públicas en las que se puede uno refrescar por la calle. Y Twitter no perdona.
Todo empezó con el invento del botijo que ha hecho un joven emprendedor llamado Sandeep Kumar Gangaram y que han difundido en varios portales de noticias. Él ha patentado botellas de arcilla que mantienen el agua fresca sin que pierda propiedades ni coja sabores u olores. Casi en paralelo, también se ha hecho viral el invento de un molino hidráulico y ha reflotado también el invento de las fuentes:
Como ocurre con este tipo de cosas en Twitter, las mofas no han tardado en llegar:
El botijo es un objeto típico de la cultura española, sobre todo de Castilla, Aragón, Extremadura, Levante y Andalucía. El ejemplar más antiguo hallado en nuestro país pertenece a la cultura argárica, que se extendió en la península entre el 2200 y el 1550 antes de Cristo. Fue encontrado en Puntarrón Chico, en Beniaján, cerca de la capital murciana.
Por su parte, el molino hidráulico o molino de agua es un conjunto de ingenios que se usan desde la Antigüedad para aprovechar la fuerza motriz natural del agua de ríos o mareas. El historiador británico de tecnología M. J. T. Lewis dató la aparición de la rueda hidráulica en eje vertical a principios del tercer siglo y de eje horizontal en el 240 a. C. en Mesopotamia y Alejandría.
Por eso, las burlas de los tuiteros ante tamaño hallazgo han sido miles:
Por último, también se ha popularizado el invento reciente de las fuentes públicas. Aunque la noticia se publicó originalmente en junio de 2019, los tuiteros han reflotado este hito para reírse abiertamente de esta tercera innovación:
Las fuentes públicas son herederas de las estructuras de fuentes de agua de los manatiales habilitadas en los perímetros de las zonas habitadas, los caños de vecindad. Su nacimiento como tal está fechado en el siglo XIX para dispensar en los núcleos de población agua potable no contaminada y evitar así enfermedades. No obstante, como decíamos, sus orígenes son muy anteriores y, en España, pueden remontarse al siglo XIII.