Los ficus de Sevilla cuentan desde este martes con un sistema de protección doble: por tierra (muelles) y por aire (sostenes). Se trata de los árboles situados en las plazas de Cristo de Burgos y de El Museo, ejemplares que quedan en el centro tras las talas en la Encarnación.
El objetivo, señalan desde el Ayuntamiento, es que no haya que talarlos o se les caigan ramas como pasó con los de la plaza de la Encarnación, que se arrancaron por el mal estado de sus raíces.
Por un lado, los ficus tienen un sistema de protección aérea. Se trata de un dispositivo que sostiene las ramas de los ficus, de modo que éstas no caigan al suelo si se rompen por un temporal o por problemas de las raíces o un golpe de calor.
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Este dispositivo protege, en especial, las ramas que están sobre la calle, en zonas de paso de peatones. Con los 'sostenes' que ha instalado el Ayuntamiento se pretende que, en caso de accidente, no haya heridos.
"Respecto a las sustentaciones aéreas, se trata de unos sistemas de materiales textiles especialmente fabricados para tal fin", explican desde el Ayuntamiento. Con este sistema, si hay una caída de ramas "si no se puede evitar por un golpe de calor, falta de humedad u otros factores", la rama no llegue al suelo.
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O que, si llega, lo haga a menor velocidad, reduciendo el daño que pueda hacer a los viandantes. Desde el Consistorio destacan que este sistema viene a ayudar en caso de accidentes provocados por "factores medioambientales que no podemos controlar".
Además, los árboles de la plaza de Cristo de Burgos y de El Museo tienen instalados dese este martes un sistema de apoyo para las grandes ramas en el suelo. En este caso se ha instalado "un sistema de muelles" que permite que el árbol se mueva.
Respeta las ramas
El dispositivo de muelles terrestre está calculado para que el árbol se pueda adaptar y no resulte invasivo para las ramas. Así, cuenta con un diseño "adaptado a la morfología" del árbol.
De esta forma, explican en el Ayuntamiento de Sevilla, "se permite el crecimiento del árbol, su movimiento, que pueda rotar y que siga creando madera de compensación en los defectos del propio ejemplar".
Así, indican desde el Ayuntamiento, "es una prioridad intentar maximizar los beneficios ecosistémicos de los pocos árboles grandes que nos quedan en el centro. Entre ellos, estos ficus históricos, que además están catalogados como árboles singulares".