Once años después del hallazgo del cuerpo sin vida de Asunta Basterra y diez años después de que el jurado popular declarase a sus padres adoptivos Rosario Porto y Alfonso Basterra como culpables de la muerte, Netflix estrena el próximo viernes El caso Asunta, la serie que intenta encontrar respuesta a la pregunta que todos llevamos haciéndonos desde entonces: qué les llevó a hacerlo y por qué.
Más concretamente, la serie viaja hasta el 21 de septiembre de 2013, cuando Rosario Porto (Candela Peña) y Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) denunciaron la desaparición de su hija. El cuerpo de la joven fue encontrado horas después junto a una carretera a las afueras de Santiago de Compostela y fue a partir de ahí cuando la investigación policial empezó a desarrollarse.
Pronto desvelan indicios que apuntan a Rosario y Alfonso como posibles autores del crimen. La noticia conmociona a toda la ciudad e incluso al país entero. ¿Qué puede llevar a unos padres a acabar con la vida de su hija? ¿Qué se esconde detrás de esa fachada de familia perfecta?
Para prepararnos para el estreno de la miniserie de Netflix, repasamos todas las claves del caso desde el principio y hasta la actualidad, desde que el hallazgo del cuerpo hace más de diez años hasta la condena de prisión, pasando por el reguero de incónitas que siguen sin resolverse.
Denuncia de la desaparición
El pasado 21 de septiembre de 2013, Rosario y Alfonso denunciaban la desaparición de su hija, Asunta Yong Fang, una niña de 12 años de origen chino. La adoptaron cuando apenas tenía un año y, en el momento de la denuncia, ambos estaban separados.
Esa misma madrugada, dos personas encontraban el cadáver de Asunta en una pista forestal, muy cerca de un chalet de Porto, situado cerca de Santiago de Compostela. Junto al cuerpo aparecieron también unos restos de cuerda naranja que después se encontrarían en el mismo chalet. Teniendo en cuenta que esta prueba se relacionaba con ella, Porto fue detenida por un presunto delito de homicidio.
Fue a partir de ahí cuando comenzó a ser investigada, especialmente por las incongruencias de su versión de los hechos y por sus contradicciones constantes. Un día después arrestaban también a Alfonso Basterra por la misma razón, y eran enviados a prisión provisional sin fianza, siendo los únicos acusados del crimen.
Entre las declaraciones más destacadas del caso, el juez instructor del José Antonio Vázquez Taín aseguraba en su auto de apertura del juicio oral que el asesinato de la niña era "un plan premeditado, ejecutado de forma gradual", y que además resultaba "imposible sin la participación, o al menos el consentimiento de ambos imputados".
Resultado de la autopsia
El análisis y la autopsia acabaron revelando que el cuerpo tenía una dosis muy elevada de ansiolíticos. Una sustancia que no solo estaba en el cadáver en el momento de la muerte, sino llevaba en el organismo de la niña desde tres meses antes. Esto llevó a determinar que la muerte de Asunta había sido violenta.
De hecho, dos expertas declararon en el juicio que la niña llegó a ingerir por lo menos 27 pastillas de Orfidal de un miligramo el día de su muerte, y que "desde el punto de vista toxicológico" no se podría saber si los 27 miligramos habían sido administrados en sola dosis o en varias.
Tampoco estaba claro que los ingiriera "antes o después de la comida". No obstante, no se encontraron restos en la comida de ese día, que fue preparada por Alfonso Basterra, y que compartieron Asunta y Rosario.
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Por otro lado, el análisis reveló también que el cuerpo de la menor presentaba marcas de ligaduras en manos y pies, y también una lesión en la cara externa de uno de sus muslos, lo que hizo pensar que pudo ser arrastrada hasta el lugar donde se encontró y que fue abandonada rápidamente después del traslado. Esto les llevó a pensar que pudo haber sido víctima también de violencia sexual.
Unos meses después, en diciembre de ese mismo año, la investigación se interrumpe. El equipo forense detecta restos de semen en la camiseta que llevaba puesta Asunta y el análisis de estos les llevan a un hombre de nacionalidad colombiana. Sería imputado por esta razón, aunque negó que estuviera en Galicia el día de autos. Al final, pensaron que se trataba de un error en el laboratorio y fue absuelto.
La declaración de Rosario y Alfonso
Planificado para el 23 de junio de 2014, el juicio tuvo lugar finalmente el 29 de septiembre, casi coincidiendo con el aniversario del crimen. Este día, Rosario Porto recordó a su hija con una esquela en el periódico El Correo Gallego. "In Memoriam. Te querré siempre. Mamá", reza el texto.
En el mismo juicio, Alfonso y Rosario se declaran inocentes y niegan haber suministrado ansiolíticos a la niña. Además, la propia Rosario señala que Asunta tuvo unos buenos padres y aunque mencionó algunos episodios violentos de su exmarido, no los relacionó con su hija. La manera de planificar la defensa evidenciaba que no había pruebas contra los padres de Asunta.
Sin embargo, hubo otros factores que convencieron al jurado popular de lo contrario. Uno de ellos fue que dos profesoras de música de Asunta declarasen que su padre la llevó a clase "drogada" y con aspecto de estar "como sonámbula". Otro fue también que hubiera un testigo que viese a la niña con su padre por la calle un día clave en el desarrollo de los acontecimientos.
Por ello, el jurado popular acabó declarando que Rosario Porto y Alfonso Basterra eran los culpables de la muerte de su hija Asunta.
Termina el juicio
El juicio terminó el pasado 19 de junio de 2014 y tanto Alfonso como Rosario fueron condenados a 18 años de cárcel por asesinato con circunstancia de parentesco. Los padres siempre negaron haberla matado y a día de hoy sigue sin saberse qué fue lo que les llevó a cometer el delito.
Diez años después, Alfonso Basterra sigue encerrado y cumple condena en la cárcel de Teixeiro, pero el final de Rosario Porto ha sido muy distinto. La madre se suicidó en la cárcel el pasado 18 de noviembre de 2020, después de haber intentado hacerlo antes en varias ocasiones.