Dos horas de sexo con Lola para aprender y disfrutar el resto del verano
Proliferan los talleres en los que en un par de horas hombres y mujeres aprenden de la mano de una sexóloga la teoría y la práctica con las que disfrutar tanto de su cuerpo como del de su pareja.
7 agosto, 2016 01:37Noticias relacionadas
Hay quien se hace un máster para mejorar en su carrera laboral o quien se apunta a un taller de cocina para aprender a manejarse cual Chicote entre plato y plato. Después están, y cada vez más, quienes se atreven a aprender en unas pocas horas cómo disfrutar mejor del sexo y dan el paso de inscribirse a clases teórico-prácticas aprovechando que es veranito y al cuerpo le apetece aquello de la alegría Macarena.
La demanda es tal que en Los placeres de Lola, la tienda erótica para mujeres situada en el madrileño barrio de Lavapiés, dan respuesta a tal demanda y organizan cursos con todo tipo de temáticas e incluso niveles. Uno de los más requeridos en sexo tradicional es el del cunnilingus y la masturbación femenina.
EL ESPAÑOL es testigo del aforo completo y de cómo 16 hombres y mujeres (hetero y homosexuales) deciden que ni las altas temperaturas que caen en la calle ni la timidez son elementos suficientes para progresar adecuadamente, y por sólo 25 euros, en materia sexual.
Academia de sexo en un sótano
Salvo dos parejas que vienen juntas y un par de amigos, el resto no se conocen, pero enseguida, tras entrar al local y bajar unas escaleras de caracol donde se imparte la charla, Ana Lombardía, la terapeuta sexual y de pareja que desde hace 5 años imparte los talleres, rompe el hielo a base de una presentación llena de cercanía, naturalidad, simpatía y una ronda de naranjada y palmeras ya que eso de aprender con el estómago vacío no es plan.
“Cada taller es igual. Sin importar sus gustos sexuales o el apuro del primer momento por venir a un sitio tan particular como esta tienda, para hablar de algo tan íntimo con gente a la que no han visto nunca y una sexóloga que tampoco conocen, la respuesta siempre es igual. Rápidamente se relajan y se disponen a escuchar como esponjas con el fin de solucionar dudas concretas sobre qué hacer en la cama”, nos cuenta. “En el caso de este taller de dos horas sobre cunnilingus y masturbación el éxito del mismo se debe a que explicamos dos técnicas concretas sobre masturbación y sexo oral para la mujer que ponen en práctica en cuanto llegan a casa”, dice.
Dicho y hecho. La charla no empieza por el tejado sino por la casa, que no es otra que la compuesta por nociones básicas de sexualidad. El grupo de público de una media de edad que va desde los 30 a los 50 años, y compuesto entre otros, por una lesbiana que quiere aprender más sobre cómo dar placer a futuras compañeras, una recién separada tras 29 años de matrimonio con ganas de redescubrirse en la cama o un marido de 52 años que iba a venir acompañado de su mujer con la que está casado desde hace 30 años y que a última hora no pudo acudir por un viaje de trabajo, escuchan sonrientes las explicaciones de esta joven experta. “La sexualidad es como un paseo. O la practicas de forma agradable y distendida y la disfrutas o no es sexualidad. Es la opción de compartir, transmitir y dejarse llevar. Es individual y libre y en ella la mente es el gran órgano sexual”, recalca.
Y como no está de más profundizar en la teoría, Lombardía explica la diferencia entre el deseo femenino y el masculino y cómo la mujer hasta ahora es la que más ha perdido en el goce de sus zonas bajas.
“El deseo femenino ha estado desde siempre menos presente y mucho más dormido que el del hombre. Mientras que en el primero se ve natural la masturbación y desde que son pequeñitos la practican, a las mujeres se les ha prohibido gozar de este autoconocimiento y disfrute, y al no ser una necesidad primaria como la de comer o dormir, ha quedado escondida y casi ninguna reconoce en público que se masturba”, añade.
A esta censura social e histórica la profesora añade otra igual de importante: la de la evolución anatómica del clítoris. “En la época de las cavernas como lo importante era la supervivencia y la descendencia, las mujeres no tenían problemas con el sexo, lo practicaban y disfrutaban sin más. En el momento de evolucionar como especie humana y de pasar de ir a cuatro patas -allí el clítoris estaba tan externo físicamente como el pene- a caminar a dos pies y cambiar anatómicamente a que este estuviera dentro de la vagina, la cosa se empieza a fastidiar”, reconoce.
Tras este recorrido llega el momento de meterse más en harina y de explicar que el orgasmo como reflejo que se genera en la parte baja de la espalda, en la médula espinal, es algo que se aprende, y que aunque puede costar es el momento de volver a educarlo. “Al orgasmo se llega porque tu mente concentra un alto grado de excitación. Y muchas personas, tanto hombres como mujeres, tienen problemas para llegar a él. En la base de todo están los miedos, el desconocimiento y la ansiedad. Salvo casos excepcionales, todo tiene que ver con factores psicológicos”, subraya.
En el caso de las mujeres el desconocimiento es el gran culpable del no disfrute del sexo. “Algunas ni siquiera conocen su cuerpo ni saben cómo estimularlo, tienen ideas erróneas sobre la sexualidad ya que creen que es algo sucio y sólo es cosa de hombres o que tiene que ser pasivas, no se dejan llevar para no descontrolar y por lo tanto perder el control de la situación o simplemente tienen vergüenza de su cuerpo y de que su propia pareja las vea desnudas tal como son”, dice dicha terapeuta.
A esta dificultad se suma que tanto hombres como mujeres aprendemos a llegar al orgasmo de una sola manera. “En algún momento de nuestra vida, en la niñez o la adolescencia, aprendemos a corrernos de una sola manera y creemos que es la adecuada. Cuando pasas mucho tiempo corriéndote de una sola manera y refuerzas el aprendizaje impides que tu cuerpo sienta placer y llegue al orgasmo de otras maneras”, añade.
Por eso es mano de santo aprender a sentir placer de otras formas. “Lo primero que hay que hacer es dejar de llegar al orgasmo así, lo cual es duro, ya que significa que durante un tiempo no te vas a correr, pero merece la pena esperar. También es bueno acumular excitación ya que cuando practicas sexo sin presiones, sin correrte, se acumula mucha excitación y cuando llegas es como entrar en el cielo”, dice sonriente.
Manos a la obra
Pasada la primera mitad del taller llega el momento de ir a los consejos prácticos sobre cómo dar placer a una mujer. Un peluche que reproduce la forma de una vagina y que Ana se coloca en sus partes es la técnica que usa para mostrar cómo hacer llegar a la mujer a lo máximo. De forma pausada y clara va dando las instrucciones con las que acariciar los labios superiores e inferiores o cómo encontrar, estimular y disfrutar el punto G de una mujer.
También muestra cómo dar placer oral, el ritmo con el que hacerlo, la intensidad con la que lamer, la colocación de los labios o los toquecitos que se pueden dar con la lengua. “Se trata de enseñar a los asistentes cómo saber cuándo una mujer está excitada y lubricada, cómo masajear la vagina con el capuchón puesto o sin él, cómo dar placer con roce suave o más fuerte, la velocidad en la que hacerlo, si hacerlo en círculos, hacía arriba o abajo, en zig-zag, cómo coger el clítoris o estimular el Monte de Venus”, nos cuenta.
Además, nos explica que en otros talleres (dependiendo el sexo al que vaya dirigido el mismo) cuentan con modelos (hombres y mujeres) que muestran en vivo y en directo con su cuerpo desnudo todas estas técnicas.
“Una de ellas es un ex actriz porno que llega, se baja las bragas y va mostrando el paso a paso. Hay otra modelo que hace lo mismo y está encantada de venir porque le pone mucho ver cómo 14 o 16 personas la miran mientras muestra la práctica. Y lo mismo con los hombres. Se trata de mostrar de forma real cómo llegar a disfrutar a tope”, añade divertida.
En el ramillete de técnicas que hacen correr el reloj casi sin darse cuenta también enseña a dar un buen masaje erótico, a masajear los pechos, a acariciar la cara, los brazos, los glúteos, cómo aplicar aceites o cremas lubricantes, a atar las manos o tapar los ojos para desinhibirse o cómo fortalecer el suelo pélvico.
La clase acaba y el respetable se levanta. Las dos horas que han pasado juntos como desconocidos les han servido de mucho y se respira ambiente de camaradería. Dos de los amigos que iban juntos dicen “que ahora tienen una visión más objetiva del placer de las mujeres”, otro hombre tiene claro que “ahora sabrá hacerla más feliz y disfrutar más en la cama con ella”.
La sensación general es que las dos horas han sabido a poco y han valido mucho la pena. “Da mucha satisfacción ayudar a todas estas personas a ser más felices a través del sexo”, dice Lombardía. Tanta que no sólo se la expresan a posteriori en mails, whatsapps, sino también en detalles. “Hace poco la novia de uno de mis alumnos me envió una caja de bombones de lo que disfrutó con su chico cuando este llegó a casa y puso en práctica todo lo aprendido”, relata.
El próximo jueves 11 de agosto el ritual se repite. Esta vez les toca a ellos: felación y masturbación masculina. Avisamos: solo hay 12 plazas.
Ana Lombardía nos da tres consejos de sexo para disfrutar del verano.
Para ellas
1. Hacerlas sentirse a gusto con su cuerpo y con su relación de pareja. “Hay que hacerles comentarios del tipo: '¡Qué a gusto estoy contigo!' '¡Qué bien me lo estoy pasando!' o '¡Me encanta verte tan cachonda!'. Se trata de que se sienta segura independientemente de que tenga celulitis o no y de que le guste su cuerpo o no”, explica.
2. Estimular el pecho... pero hacerlo bien. A las mujeres les gusta mucho que les toquen esta zona pero no siempre sus parejas saben hacerlo. “Nunca hay que masajear de arriba a abajo porque es un movimiento que genera una presión y molestia y la sensación de que se te van a caer las tetas. Es mejor hacerlo en círculos o caricias pero de abajo a arriba”, añade.
3. Tocar el clítoris. Este consejo sirve en especial a mujeres que sientan molestias o tengan mucha sensibilidad en dicha parte. “Nada como usar tres o cuatro dedos en lugar de uno y estimular incluso con la palma de los dedos. De esta forma se excita una zona más amplia, se llega a la vulva y se obtiene placer más intenso”.
Para ellos
1. Caricias más suaves. “Dado que los hombres han aprendido a masturbarse en la adolescencia de manera muy rápida y fuerte para acabar muy rápido y que no les pillaran a posteriori, siguen reproduciendo esta costumbre. Por eso cuando te pidan que tú hagas igual lo mejor es no hacerles caso y estimularles para que se acostumbren a otra manera de tocarles que les lleva a orgasmos más largos y placenteros. Si usan la forma tradicional su orgasmo será explosivo y por lo tanto más corto y concentrado, pero si se estimula con caricias más pausadas y suaves, la excitación y el orgasmo serán más placenteras y largas”, comenta.
2. Tócale los testículos. Es una zona que en muchas ocasiones es la gran olvidada porque además se cree que se les puede dañar. “Nada más lejos de la realidad. Tocar los testículos, agarrarlos de forma suave, morderlos o lamerlos provoca mucho placer en ellos”.
3. No te olvides del perineo. Al igual que los testículos es una parte muy sensible y que provoca gran estimulación y placer. “Haz caricias con las yemas de los dedos o lámela y verás lo que es diversión”, finaliza.