Germán Bañuls y una de sus tiendas de bicicletas.

Germán Bañuls y una de sus tiendas de bicicletas. Cedidas

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Germán Bañuls, el español que factura 7 millones en bicis en El Salvador de Bukele: "Antes nadie salía"

Este empresario de Gandía ha vivido a través de su negocio cómo ha cambiado la seguridad en el país, donde llegó a ir con guardaespaldas.

16 febrero, 2024 02:27

Cuando Nayib Bukele salió al balcón presidencial para proclamar su reelección como presidente de El Salvador, en Gandía (Alicante) Germán Bañuls celebró para sus adentros que todo seguiría igual. La semana que viene Bañuls, un empresario de 50 años, viajará al país centroamericano donde se reunirá con clientes, saldrá a cenar con amigos y seguirá ampliando su negocio. Pero no siempre fue así.

Hace cinco años, antes de que Bukele ascendiera por primera vez al poder, El Salvador era, junto a Guatemala, Honduras y Nicaragua, un mercado que se resistía a la multinacional de bicicletas que dirige. Las condiciones de seguridad y la situación social en estos países complicaban el lanzamiento de un negocio que ya se extendía desde Estados Unidos a Argentina. En El Salvador, sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar a partir del 1 de julio de 2019.

Aquel día, el carismático alcalde de la capital, San Salvador, ganó por primera vez los comicios presidenciales inaugurando una etapa que, para muchos como Bañuls, convertiría al país en una tierra prometida de prosperidad. Con una política de seguridad implacable contra el poder de las pandillas, Bukele ha cambiado el rostro de El Salvador y el empresario español ha sido uno de los testigos privilegiados de ello.

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Hace tres años, su compañía –el Grupo Rali– apenas facturaba en el país 500.000 dólares. Ahora, sus ventas alcanzan los 7 millones de dólares, según dice a EL ESPAÑOL. "En El Salvador apenas se vendían bicis: podía ser porque no había un hábito o por una cuestión de seguridad. Los datos han demostrado que era lo segundo. O te la robaban, o no ibas en bici. Antes nadie salía a la calle a partir de cierta hora", explica.

Su caso es una buena metáfora para explicar la transformación de El Salvador desde la llegada de Bukele: en un país donde nadie se atrevía a salir a la calle por miedo a la violencia, que la venta de bicicletas se haya multiplicado es un símbolo de una nueva normalidad. Los salvadoreños han recuperado el espacio público antes dominado por las maras.

Los datos respaldan esta realidad: 2023 fue el año más seguro de la historia reciente de El Salvador. El país apenas registró una tasa de 2,4 homicidios por cada 100.000 habitantes, una cifra similar a Canadá (2,1) y por debajo de Argentina (4,3). En total, en el año pasado hubo en el país centroamericano 154 homicidios, un 68,8% menos que el año anterior, cuando hubo 495. Por contra, en 2015, los asesinatos ascendían 106 por cada 100.000 habitantes.

El cambio

En los años previos a Bukele, la dramática situación de El Salvador ahuyentaba a empresarios como Bañuls. Éstos se las ingenieban para entrar en un mercado todavía sin explotar. Cuando el actual presidente fue elegido por primera vez, se produjo una especie de fiebre del oro y las empresas extranjeras comenzaron a llegar en masa al país.

Las bicicletas de la empresa de Germán Bañuls.

Las bicicletas de la empresa de Germán Bañuls. Cedida

"Ganó Bukele y, a los pocos meses, comenzamos a ver cómo todo empezó a limpiarse. Había muchas empresas que habían ido detrás de ese mercado y cuando vimos que la cosa fue dando signos de mejora, decidimos entrar, no fuera que nos adelantaran después de haber tenido a El Salvador tantos años en el punto de mira", explica Bañuls.

Hace cinco años, pocos meses después de que Bukele fuese elegido, el empresario puso por primera vez un pie en El Salvador. Bañuls tenía experiencia en la zona: tenía su propia empresa en Panamá, además de llevar las operaciones de Rali en Centroamérica desde ese país. Contrató junto a su socio a varios expolicías panameños como guardaespaldas, y alquilaron un coche.

"En aquel primer viaje, alrededor de las 11 de la noche, paramos en una gasolinera y el empleado nos aconsejó que detuviéramos nuestra ruta por carretera porque era peligroso. Tuvimos que buscar un hotel porque no se podía estar en la calle, ni en coche. Yo pensaba todo el rato, '¡dónde me he metido!'. Pero también recuerdo que, cuando escuchaba hablar a Bukele aquellas primeras veces me convencí de que iba a cambiar El Salvador", explica Bañuls.

Protegido por fuertes medidas, Bañuls no sufrió ningún percance grave en sus primeros viajes. Excepto en una ocasión: "En uno de mis viajes, acostumbrado en España a llevar la ventanilla del coche bajada y el brazo apoyado en la puerta, me robaron un reloj a punta de pistola. Vinieron dos tíos en una moto, me encañonaron, y me pidieron el reloj", explica. "Fui a denunciarlo y la Policía me dijo que estaba vivo de milagro, porque en el 90% de asaltos los pandilleros mataban a la víctima".

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Un año y medio después, el empresario tuvo que viajar por primera vez solo al país. Su socio no podía acompañarle. Bañuls llegó en avión desde Panamá a las 11 de la noche, subió a un taxi regular y llegó a la capital, separada a una distancia de una hora del aeropuerto, sin ningún incidente.

"Llegando a la ciudad, vi a gente corriendo por la calle, gente paseando al perro. La cosa había cambiado en muy poco tiempo. Yo mismo fui en taxi a las 11 de la noche sin ningún problema, algo que era impensable la primera vez que visité el país", explica.

En su último viaje, hace unos meses, asegura con contundencia que "las mafias habían desaparecido". La semana que viene, cuando se producirá su próxima visita, ya ha quedado a cenar con unos amigos a las 10:30 de la noche en un céntrico restaurante de San Salvador, algo que no hace tanto le resultaba inimaginable.

"Hay hechos que parecen anecdóticos pero significan mucho: las calles se han llenado de alumbrado público, de cámaras, de ciclovías; la gente sale, va en bicicleta... Se puede ver una inversión muy importante en que la gente pueda vivir tranquila y en ponérselo difícil al ladrón", describe Bañuls.

Nayib Bukele, presidente de El Salvador, celebra su reelección en San Salvador, el 4 de febrero.

Nayib Bukele, presidente de El Salvador, celebra su reelección en San Salvador, el 4 de febrero. EFE

Llamada de Bukele

Las buenas sensaciones de Bañuls con el cambio que él mismo experimentó le llevaron a hacer una serie de vídeos en su canal de TikTok en los que alababa las bondades de la política de seguridad del nuevo presidente. El empresario no se considera "ni seguidor ni detractor" de Bukele. Dice que sólo muestra los hechos y su experiencia personal, y señala al mandatario como el gran artífice del cambio que ha vivido el país.

A mediados de 2023, Bañuls grabó un vídeo en la puerta de su hotel felicitando a Bukele por la transformación que había experimentado El Salvador. El vídeo llegó a manos del presidente y éste lo retuiteó. La cuenta de TikTok de Bañuls pasó de tener 10 seguidores en la noche de la publicación, a 5.000 a la mañana siguiente.

El vídeo gustó tanto a Bukele que días más tarde, su equipo se puso en contacto con Bañuls, para comprobar que él era quien aparecía en las imágenes hablando a cámara y, en caso de ser así, para expresarle que el presidente quería hablar personalmente con él. Después de 15 días, el empresario se encontraba en Guatemala montando una fábrica para su compañía y Bukele llamó.

"Me agradeció la opinión que expresé. Le ilusionó, además, que viniera de parte de un español. Yo le conté que me dedicaba al sector del ciclismo y él se interesó mucho por lo que hacía. Me preguntó con quién podría hablar para construir ciclovías en las ciudades, porque quería impulsar el transporte en bicicleta en El Salvador. Después de aquella conversación, le mandé documentación y quedamos en almorzar la próxima vez que viajara a El Salvador", relata Bañuls.

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Dicho y hecho. En su siguiente visita, Bukele invitó a Bañuls a comer al Palacio Nacional. Ambos congeniaron por pasado común en el sector de la distribución, y por su visión de la movilidad en bicicleta. "Coincidimos bastante, lo vi un tipo muy sano y cercano. Completamente normal", señala Bañuls.

Trabajar para el demonio

Pese a los datos, la política de Bukele también cuenta con detractores. Han sido varios los organismos comprometidos con los Derechos Humanos y los activistas que han denunciado abusos contra la población presidiaria, además de un lenguaje de mano dura y "venganza" que consideran más una estrategia de márketing político que no ataja los problemas estructurales. Bukele también ha sido señalado por concentrar cada vez más poder y por tintes autoritarios.

Pero Bañuls, desde su experiencia, desacredita estas críticas. "Hace cuatro años, un pequeño negocio estaba pagando un 30 o un 40% de sus ingresos a las mafias si no quería sufrir represalias. Trabajaban para el demonio. Ahora se respira un ambiente de ilusión, la gente reforma las tiendas, quita las rejas…", explica.

El empresario dice que, "evidentemente", respeta los Derechos Humanos. Y asegura que le han llovido críticas por difundir en TikTok las bondades del nuevo El Salvador. "En Europa hay quien dice que Bukele viola los Derechos Humanos, pero yo sólo sé que para la mayoría de gente de aquí no es así, y por eso Bukele cuenta con el apoyo que cuenta", dice.

La gente celebra la victoria de Bukele en las calles de San Salvador, el pasado 4 de febrero.

La gente celebra la victoria de Bukele en las calles de San Salvador, el pasado 4 de febrero. Reuters

"Conozco a una señora, frutera, que ha atendido toda su vida a sus clientes detrás de barrotes de hierro por miedo a que le entraran a robar en la tienda. Se me ponía a llorar de alegría porque, hasta ahora, nunca había trabajado tranquila. He vivido tres años en un país peligroso como es Venezuela, y puedo asegurar que nada era comparable a la inseguridad de El Salvador", asegura el empresario.

Bañuls también dice que dentro del país, Bukele también tiene detractores: "Si hablas con la hermana de un pandillero, posiblemente te diga de todo sobre él". Pero el de Gandía también señala a grandes sagas familiares empresariales y políticas de El Salvador que han perdido privilegios. 

"Una vez, quise hacerme el simpático con la hija del dueño de una gran empresa de aquí, y le comenté algo positivo de Bukele. Uno piensa que por ser gente adinerada sería una opinión compartida, pero resultó ser todo lo contrario. Luego me enteré de que esa familia tenía entre sus miembros a un expresidente de El Salvador. Son gente que se había hecho archimillonaria con la corrupción y ahora han perdido el poder", dice Bañuls.

Otra de las críticas que ha recibido Bukele es el hecho de haber optado a la reelección cuando el artículo 152 de la Constitución de El Salvador prohibía esta posibilidad. El reelegido presidente se amparó en una resolución de jueces afines para presentar su candidatura, algo que Bañuls celebra.

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"Dije en uno de mis vídeos que ojalá se pudiese volver a presentar y ojalá que la gente le volviera a votar, porque todo esto que él ha comenzado necesita continuidad y consolidarse. Al país le hacía falta un Bukele, atrevido y con cojones. Se ha ganado muchos y muy peligrosos enemigos. Cuando almorzamos juntos, le pregunté: '¿Presidente, usted duerme tranquilo?' A lo que me respondió: 'Yo duermo tranquilo porque tengo la conciencia tranquila'".