En el narco chalet de la concejala de Vox Ana González y su marido en Toledo: "Eran peligrosos"
EL ESPAÑOL localiza la parcela que el matrimonio utilizaba como centro de operaciones para traficar con cocaína y marihuana por todo el sur de Madrid.
17 mayo, 2023 04:40"No quiero hablar demasiado porque con estos hay que andarse con mucho cuidado". Son las palabras con las que un vecino de una urbanización ubicada a las afueras de Yeles (Toledo) se refiere a la concejala de Vox en Parla Ana González y su marido Luis Martínez. Muy cerca del domicilio de este hombre de avanzada edad —que prefiere no revelar su nombre por motivos de seguridad—, se encuentra la vivienda en la que el matrimonio residía hasta hace unos días junto a sus dos hijas pequeñas. Por fuera, un chalet aparentemente normal, como el de cualquier otra urbanización alejada del núcleo urbano. Por dentro, un auténtico centro de operaciones dedicado al tráfico de drogas.
La noticia saltaba a la luz este mismo lunes. La candidata número 3 por Vox en Parla, Ana González, y su marido, Luis Martínez, fueron detenidos la pasada semana acusados de un delito de tráfico de drogas, blanqueo de capitales y defraudación de fluido eléctrico. Una detención que, a pesar de sobresaltar a los vecinos por los gritos y los "golpes" que, aseguran, la Policía dio para derribar parte de la vivienda, no ha pillado por sorpresa a nadie. Y es que los vecinos confirman que la parcela familiar de los detenidos era un constante trasiego de gente desconocida, coches de alta gama y furgonetas comerciales a cualquier hora del día y durante toda la semana.
Durante el registro de la vivienda, además de cocaína y marihuana, la Policía Nacional encontró dinero en efectivo, teléfonos móviles y varias armas de fuego. Un hecho que los vecinos vinculan a lo "peligroso" que era este matrimonio y su entorno familiar, con el que en algunas ocasiones, incluso, habían llegado a tener algún que otro encontronazo. Y es que en la parcela, de grandes dimensiones, no solo residía la pareja y sus hijas, sino también otros familiares del matrimonio que vivían en una serie de viviendas prefabricadas que se encontraban en el interior del recinto. "Era gente peligrosa, muy mala gente. A mí una vez me llegaron a pegar los que vivían con ellos y me hicieron un agujero en mi casa. Yo lo dije en el Ayuntamiento como cuatro veces, pero nadie me hizo caso", asegura el vecino.
Durante toda la mañana se pueden contar con los dedos de una mano los vehículos que pasan por la calle donde se encuentra el domicilio familiar. Un lugar completamente apartado de la civilización que se convirtió en el lugar perfecto para que Ana y su marido Luis montasen el punto neurálgico de su negocio de venta de cocaína y marihuana.
Allí residían desde hace aproximadamente tres años, junto a sus hijas y los perros de presa que la Policía localizó en el registro y a los que se les escucha ladrar desde el otro lado de la verja. Y no solo puede apreciarse la presencia de los perros, sino también los sistemas de vigilancia, las alarmas y las puertas fortificadas con las que el matrimonio evitaba una posible intervención de la Policía.
Tal y como han contado los vecinos de la zona a EL ESPAÑOL, el recinto se trata de una parcela de grandes dimensiones. En su interior, varias viviendas en las que residen algunos de sus familiares, una especie de "invernadero", cuatro o cinco coches de lujo y una nave en la parte posterior, donde los vecinos creen que podrían tener las más de 5.000 plantas de marihuana de las que los agentes hallaron indicios durante el registro. De hecho, la Policía pudo comprobar que la pareja contaba en el domicilio con un sistema para el cultivo, completamente preparado con idea de defraudar el suministro eléctrico.
Pero, además, según ha podido saber este periódico, hacía un tiempo que la familia había realizado una obra con el fin de levantar una serie de habitaciones que, según los vecinos, podrían haber servido también durante este tiempo como almacén de droga. "No es normal todo lo que hay metido ahí. Es una exageración", asegura este vecino
A pesar de que se ha decretado prisión sin fianza para la pareja por ser los dos cabecillas del entramado, este mismo vecino confirma que durante estos días ha habido gente en el interior de la parcela. Sin ir más lejos, según cuenta, este fin de semana se celebró una fiesta de cumpleaños. "Esto —la detención— fue el jueves, que yo escuché los golpes y los gritos, y el sábado por la tarde ya lo estaban celebrando. Todo lleno de coches esto y dentro cantando el cumpleaños feliz", asegura.
La detención
Todo comenzó el pasado mes de diciembre, cuando la Policía detectó la existencia de una pareja que se dedicaba al tráfico de sustancias estupefacientes en Yeles (Toledo). Allí, junto a sus dos hijas, el matrimonio residía desde hacía aproximadamente tres años. Pero la realidad es que este no era el único municipio en el que el matrimonio desarrollaba vida social. También lo hacía en Parla donde, además de trabajar como concejala en el Ayuntamiento, Ana se encargaba de distribuir junto a su marido la mayor parte de la droga.
Tras una larga investigación, los agentes lograron averiguar que la pareja, junto a dos personas más, se dedicaba a la distribución de sustancias estupefacientes. Su función consistía en adquirir cocaína para posteriormente facilitarla a otros narcotraficantes que se encargaban de distribuir en pequeños puntos de Madrid y Toledo. Y es que no lo hacían solo en Yeles y Parla, también en Borox (Toledo), donde se encontraba la sede de la empresa de metales a nombre de Ana y con la que se blanqueaban los beneficios que sacaban de la droga.
Su marido, Luis Martínez, militar de la Guardia Real en excedencia, se encargaba de trasladar físicamente la cocaína. Hacía poco tiempo que se había dado como autónomo y, según ha podido saber EL ESPAÑOL, había abierto recientemente un negocio de hostelería. Ana, por su parte, era la encargada de la seguridad y el blanqueo. Una actividad ilícita que, presuntamente, era desarrollada a través de la entidad Mecanizados Flomar S.L, de la que Ana era responsable de calidad, RRHH y compras. Al mismo tiempo, compaginaba la actividad profesional con su puesto en el Ayuntamiento de Parla, donde percibía una retribución anual de 21.494,90 euros.
Su lucha contra la droga
Tras su detención, la concejala de Vox en Parla Ana González Martínez renunció a formar parte de la lista "de forma voluntaria", según informó su propio partido. Una formación a la que pertenecía desde hacía años y junto a la que había mostrado en varias ocasiones su rechazo a los okupas y los "problemas de drogas" que llevaban a algunos municipios madrileños. De hecho, en las últimas horas, se ha viralizado un vídeo en el que la exconcejala aparece paseando por el municipio de Parla junto a Rocío Monasterio, a la que le expresa su máximo rechazo a los okupas que se dedican al "trapicheo de droga".
Pero no solo eso. Paradójicamente, Ana González Martínez también había participado de la mano de Vox en una serie de jornadas informativas en las que el partido en Parla, junto a la asociación APAF, informaba a los ciudadanos sobre los peligros del consumo de alcohol y drogas y ofrecía ayuda a aquellas personas que tenían problemas de adicciones con este tipo de sustancias.
Vox Parla acude a las "28° Jornadas Informativas sobre alcohol y otras drogas" junto a la asociación APAF.#TuVozEnParla pic.twitter.com/JlEencrrgO
— voxparla (@vox_parla) November 20, 2021
"Me estás dejando helado". Fueron las palabras que Juan Marcos Manrique —actual candidato de Vox a la Alcaldía de Parla, conocido como 'Chiqui'— a las preguntas de este diario durante la tarde del domingo, horas antes de que La Razón publicara en primicia el escándalo. El candidato de Vox a la alcaldía parleña remitió automáticamente las preguntas a la oficina de prensa del partido; contacto que, una vez solicitado por este periódico, jamás facilitó.
Algo, por otro lado, cuanto menos extraño: esa misma mañana, la cuenta oficial de Vox en Parla había subido las fotos individuales de todos sus candidatos a Facebook. Pero la ausencia de la número 3 de la candidatura, Ana González Martínez, llamó poderosamente la atención y confirmó las habladurías sobre una noticia que ya corría como la pólvora: tanto ella como su marido habían sido detenidos el jueves.
"Él [por Chiqui] no tenía ninguna sospecha sobre la vida secreta de esta mujer", estima un concejal de Parla adscrito a otro partido político. "Pero si era muy rara, extraña para Vox. Esto ha supuesto para Vox, aquí, un misil a la línea de flotación de todo lo que se suponen que defienden", considera alguien que da la campaña de Vox por destrozada.
En las últimas horas, varios miembros del partido se han manifestado sobre el que se ha convertido ya en el escándalo de la semana. La propia Rocío Monasterio, compañera de partido de Ana y, según fuentes cercanas a la formación, gran amiga suya, se enteraba de lo ocurrido por la propia prensa. "Nos hemos enterado por ustedes, por la prensa, entonces lo primero presunción de inocencia. Si se confirma todo lo que dicen, yo espero que ella entregue el acta y la dimisión inmediata, la verdad", afirmaba la candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Del mismo modo, Javier Ortega Smith y el presidente del partido, Santiago Abascal, se mostraron contundentes aseverando que, en caso de que fuera culpable, la concejala deberá pagar por ello. "Espero que quien es culpable sea condenado y que quien es inocente sea liberado. Estamos en contra del narcotráfico y no nos gusta que en España se ponga alfombra roja a los terroristas y a los narcos que trae el gobierno", apuntaba Abascal.