Ana es una de las socias que ha impulsado Recordarium.

Ana es una de las socias que ha impulsado Recordarium. Jose Verdugo

Reportajes

Ana y Fernanda gestionan el primer cementerio de cenizas de España: claves de un negocio pionero

España siempre ha tenido tradición de inhumar. Sin embargo, los cánones están cambiando: en 2021 el 44% de los finados fueron incinerados.

28 enero, 2023 03:04
Domingo Díaz José Verdugo

¿Qué cree que hay después de la muerte? ¿Lo ha pensado alguna vez? Le damos un segundo para que lo piense. Ahora, díganos. ¿Cómo le gustaría que trataran su cuerpo una vez muriera? ¿Ha pensado alguna vez en cómo sería su entierro? ¿O prefiere usted que se le incinere? Luego, ¿dónde quiere que vayan sus cenizas

A veces, hasta que no sufrimos un suceso trágico no nos planteamos estas cuestiones. Las preguntas son muchas y las respuestas, quizás, es mejor darlas en vida. Sobre todo porque si ustedes han pensado en descansar en algún lugar para toda la vida, mejor no hacer que lo adivinen los herederos.  

En España, en 2021, el 44,1% de los fallecidos fueron incinerados. Las cenizas de estas personas tuvieron como destino las casas de los familiares, en unas ocasiones; en otras fueron esparcidas de manera ilegal en terrenos públicos o directamente en el mar; hubo situaciones en las que se decidió dar sepultura a las cenizas en los columbarios de iglesias o cementerios; y otras veces las urnas fueron abandonadas —sí, abandonadas— en los tanatorios donde se llevó a cabo la cremación.

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Sin embargo, hay un dato curioso en todo esto: en España sólo hay un cementerio exclusivamente de cenizas. Se encuentra en Méntrida (Toledo), a unos pocos metros de la frontera con Madrid (a 40 minutos en coche), y se llama Recordarium. Tal y como explican sus fundadoras: "Es el único bosque de cenizas donde no tienes que pasar por ninguna lápida anteriormente".

La iniciativa comenzó en 2020, pero la idea empezó a fraguarse en 2017. Ana González Alonso y Fernanda Matoses García-Valdés trabajaban para dos multinacionales de renombre cuando repararon en la muerte. Se percataron de que no se trata de un punto final, sino una especie de punto y seguido que abre nuevas puertas. Dejaron sus trabajos y se pusieron manos a la obra con el emprendimiento.

Ana y Fernanda en una de las salas donde se ofician las ceremonias con videostreaming.

Ana y Fernanda en una de las salas donde se ofician las ceremonias con videostreaming. Jose Verdugo

El camino ha sido complicado. Las normativas relacionadas con la sanidad mortuaria en España son más complejas de lo que a priori pudieran parecer. La norma estatal establece que no pueden esparcirse en suelo público, pero son las comunidades autónomas y los gobiernos locales los que deciden en fin último sobre estos aspectos.

"Ahora nos conocemos las normas al dedillo", vienen a coincidir las cofundadoras del bosque de cenizas Recordarium. Sin embargo, el camino no ha sido nada fácil. "Estuvimos fraguando la idea desde 2018 hasta que abrimos en octubre de 2020. Había días que con tantas trabas nos íbamos llorando", expone González.

La empresa en la que se adentraban tenía unos valores fijos: debía ser 100% ecológica y ofrecer un remanso de paz que no tuviera los tintes tétricos que ofrecen los cementerios tradicionales. "Aquí no tienes que cruzarte con ninguna gárgola ni nada por el estilo antes de estar con un familiar", apunta Fernanda. 

Hay quienes vienen a este bosque a leer junto a sus familiares o amigos fallecidos; hay quienes se sientan a hacer yoga, a tomar el sol o incluso, por qué no, a tomar unas cervezas. "Aquí pueden venir a ver a sus familiares cuando quieran y le facilitamos lo que nos pidan", comenta Ana González. "Trabajamos de sol a sol", cuenta.

Imagen panorámica del terreno de Recordarium.

Imagen panorámica del terreno de Recordarium. Jose Verdugo

Anécdotas

Cuando uno pasea por Recordarium, lo último que piensa es que está ante un cementerio. Hay 15 hectáreas parceladas en pequeñas zonas de tres metros cuadrados y los caminos recorren distintas zonas. En unas hay árboles pequeños recién plantados, en otras hay unos lagos donde se pueden esparcir también los restos; la zona alta está copada por un lugar para el esparcimiento de cenizas... Hay bancos y zonas de descanso y hasta un columbario.

El negocio de Ana y Fernanda permite inhumar los restos de los fallecidos por un precio mínimo de 249 euros. Este es el precio de esparcir las cenizas y plantar un árbol pequeño. Sin embargo, hay árboles ya con cientos de años que se pueden comprar y que tienen un coste de miles de euros.

Se pueden comprar hasta 15 especies arbóreas distintas para plantar en Recordarium

Se pueden comprar hasta 15 especies arbóreas distintas para plantar en Recordarium Jose Verdugo

El precio es único e inicial. A partir de aquí se le puede añadir todo lo que quiera. Hay hasta 15 especies arbóreas a elegir. Luego, si uno quiere, puede elegir una celebración musical, un rito religioso o una despedida más aséptica, en la que solo participen los familiares más allegados. Si quieren abrir la ceremonia a más público, ofrecen su retransmisión en streaming.

Además, desde Recordarium apuntan que también tienen urnas biodegradables disponibles para sus clientes. "Si la traes ya del tanatorio no pasa nada, se entierra directamente. Si no, aquí trasladamos las cenizas a la nueva urna", apunta González.

Aquí también se pueden unir las familias. Es decir, se puede elegir un árbol para que allí reposen los restos mortales de hermanos, padres, hijos, esposos o abuelos.

Y, sobre todo, uno puede acudir a Recordarium para reservar el lugar de su descanso eterno y el árbol que le dará cobijo. 

Una familia delante del árbol de su familiar.

Una familia delante del árbol de su familiar. Jose Verdugo

Ana recuerda ante una de las encinas más grandes una de las anécdotas más llamativas que han vivido en Recordarium. "Llegó una mujer cuyo marido había fallecido hacía tiempo y traía la urna. Compró esta encina y trajo a una cantante famosa para que le cantara Siempre Juntos de Nino Bravo. Cuando todo terminó, pensamos que iba a enterrar a su marido aquí, pero se lo llevó con ella. Nos dijo que se enterrarían juntos una vez que ella muriera. Y así será".

Rememora Fernanda otra anécdota que les enternece mucho. En una ceremonia, la hija de la fallecida pidió que se cantara 'Mi carro me lo robaron', de Manolo Escobar. Así se hizo: "Acabaron cantando todos simultáneamente mi carro me lo robaron. Incluso, la hija se marcó un solo".

Uno de los momentos más emotivos que se han vivido en este lugar, quizás, se dio a finales del año pasado. Un grupo de jóvenes se plantó en Recordarium para hacerle una pregunta sincera a Ana: "Tenemos aquí a un amigo y nuestra tradición los 30 de diciembre es irnos de copas todos. Entonces, antes de salir, hemos querido venir aquí a tomarnos una con él".

La socia de esta empresa les dijo que adelante y los chavales sacaron el teléfono del bolsillo. "Veniros, que no hay problema", le dijeron. "Aparecieron seis coches más para celebrar la tradición. Fue muy emotivo", comenta Ana a este periódico.

Algunos de los árboles plantados y la laguna, donde también se esparcen las cenizas.

Algunos de los árboles plantados y la laguna, donde también se esparcen las cenizas. Jose Verdugo

Cuestión de fe

En los momentos en los que EL ESPAÑOL visita el lugar, algunas personas pasean por allí junto a sus familiares. "Vamos a nuestra encina", expone una mujer que prefiere guardar su anonimato. 

Junto a un hombre, visitan a un familiar. "Nos enteramos a través de la radio y nos pareció una buena idea. Este lugar da mucha paz y nos da tranquilidad poder venir aquí siempre que queramos", explican.

En estos momentos, Recordarium alberga una cifra cercana a los 1.000 restos humanos. Tal y como señalan estas emprendedoras, a pesar de la dificultad para vender el producto, los que lo conocen valoran mucho la idea. Aquí atienden a las familias de manera personalizada y se le ofrecen todo tipo de servicios.

Ana, con algunas de las urnas biodegradables para enterrar las cenizas de los difuntos.

Ana, con algunas de las urnas biodegradables para enterrar las cenizas de los difuntos. Jose Verdugo

Cada árbol cuenta con una especie de placa serigrafiada en un pequeño tronco de árbol. Hay quienes tienen una frase, quienes son más clásicos y portan su nombre y los hay que simplemente tienen la firma, un tatuaje o un grafiti. 

Esa es la diversidad que se puede encontrar aquí. Además, hay algún árbol donde los recuerdos están presentes. Hay juguetes en el árbol de un bebé fallecido; hay una bufanda del Atlético de Madrid en el árbol de un fan.

A pesar de lo que pueda parecer, este camposanto no es ajeno a la religión católica. Aunque no hay cruces y cualquiera puede tener aquí su responso, en este bosque se celebran también ceremonias católicas para el entierro de las cenizas. "Vinieron a bendecirlo", cuenta Fernanda.

Es curioso porque la Iglesia recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados. Sin embargo, hace excepciones por razones de tipo higiénicas, económicas o sociales. Eso sí, "ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto".

Lugar de esparcimiento de cenizas.

Lugar de esparcimiento de cenizas. Jose Verdugo

El documento vaticano que habla sobre este asunto resalta: "La Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo".

Cumplen aquí con los cánones que establece la iglesia. Las cenizas del difunto se entierran juntas si así se desea. Además, cuando se solicita la presencia de un sacerdote para oficiar una misa de difuntos en este lugar, Recordarium acude al clero del pueblo de Méntrida.  

Expansión del negocio

Este negocio comenzó a dar sus primeros coletazos a finales de 2020. No obstante, llegar hasta 2023 no ha sido nada fácil. Ana recuerda: "Lo teníamos todo preparado en marzo de 2020 a falta de los permisos. Empezaron a correr los créditos, pero no podíamos hacer nada porque llegó el confinamiento. Al final, arrancamos en octubre. Y luego llegó Filomena".

Nada les ha podido parar. Cada vez son más las personas que se acercan a este lugar. Rondando el millar, Ana explica que a Recordarium no solo se acercan familiares de personas recién fallecidas. "Hay gente que viene después de muchos años, tenía las cenizas del familiar en casa y nos las trae ahora".

También es una oportunidad magnífica, cuentan, acudir aquí antes de renovar el sepulcro en un cementerio. "Muchos no pueden o no quieren renovar este espacio. Entonces deciden incinerar al familiar y traerlo aquí, que por 249 euros tendrá responso para siempre, no hará falta renovación", comenta Ana.

Ana delante del lugar de esparcimiento de cenizas.

Ana delante del lugar de esparcimiento de cenizas. Jose Verdugo

El negocio parece ir viento en popa, por lo que Ana y Fernanda se plantean abrir nuevos cementerios de cenizas. "En principio estamos mirando la zona del sur y el levante español", explican. 

Por el momento, esta empresa está compuesta por 4 trabajadores fijos. Además, explican las socias que cuando se requiere de algún profesional externo para las ceremonias o peticiones de los familiares, tratan de conseguir que el trabajo lo realice alguien de la zona.

Ambas mujeres no dan un paso sin haberlo estudiado. Para crear los distintos ambientes que se pueden disfrutar en Recordarium, las dos socias viajaron por el mundo para visitar otras culturas y su manera de proceder. Estuvieron en México, Italia, Suecia o Japón, entre otras. "Nos dimos cuenta, por ejemplo, que en Italia no hay cultura de incineración, aunque nos parezcamos en muchos aspectos", recalcan.

Urnas abandonadas

Hace tres meses que el despacho del jefe de la Policía Local de Chiclana está presidido por una urna con restos humanos. Se desconoce a quién pertenecen las cenizas que hay dentro, pero se le busca.

Fueron unos jóvenes los que encontraron esta urna enterrada a poca profundidad en la playa de Regla. 

A partir de entonces, el agente tiene en su despacho las cenizas. Se plantean ahora si llevarlas al columbario del cementerio del Santuario de Regla. En un principio se llegó a pensar en lanzarlas al mar, pero eso está prohibido y se desistió. Por el momento, compás de espera.

Imagen de la entrada a Recordarium.

Imagen de la entrada a Recordarium. Jose Verdugo

Esta situación no es única en España. A la par que crecen las incineraciones, en los tanatorios españoles se abandonan cada vez más urnas. La asociación de mayores Acumafu (Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada) y Fedepem (Federación Española para la Defensa de Personas Mayores) denunciaban esto hace escasos días. "Cuentan algunos comerciales que si eligen el funeral más económico, tienen derecho a que el seguro les devuelva la diferencia del dinero. Sin duda, el almacenamiento de urnas es un problema para las Funerarias, pues no cuentan con la renuncia escrita de esas cenizas por parte de los familiares y que facilitarían su tratamiento".

Ana y Fernanda apuntan que Recordarium es una magnífica opción para que este tipo de sucesos no se den. "Aquí tienen una alternativa barata con la que pueden dar responso a sus familiares sin grandes costes".