Miércoles 4 de mayo de 2022. Una mujer llamada Silvia Idalia Serrano acude a un hospital de día de Madrid sumida en terribles dolores. Hace apenas cinco días que ha pasado por el quirófano para someterse a una triple operación de cirugía estética. Le acompaña su pareja, Daniel Poyato. Una vez allí, no está del todo claro lo que pasó ni quien la atendió, pero sí está claro que la mandó de vuelta para casa. Al día siguiente, 5 de mayo, Silvia vuelve a pedir ayuda. Aquel día fue atendida por el cirujano José Manuel Arévalo y por la doctora Aniladiv Albo, médicos de la clínica CEME.
El juzgado de instrucción número 46 de Madrid ha imputado a ambos y a la Clínica CEME por un presunto delito de lesiones por imprudencia. Arévalo fue quien la operó y Albo quien la atendió en los días siguientes a la operación. Silvia terminó en la UCI del hospital de La Paz de Madrid, donde lleva ingresada desde el pasado 6 de mayo, debatiéndose entre la vida y la muerte por un shock séptico.
Las últimas informaciones sobre el estado de Silvia indican una leve mejoría. Tal y como informó este periódico, los médicos la sacaron del coma inducido esta semana, aunque la mantienen totalmente sedada de cuello para abajo. La mujer tiene casi un tercio de su cuerpo en “carne viva”, fruto de las múltiples intervenciones que le han realizado para retirar la terrible infección bacteriana que la estaba matando.
"Los médicos nos han dicho que no es bueno que esté tanto tiempo en coma inducido", explicó una fuente de su familia. Su estado "sigue siendo muy, muy grave". Aunque no puede hablar a causa de una traqueotomía, ya puede comunicarse gesticulando, asintiendo y negando con la cabeza.
Mientras tanto, este caso prosigue su instrucción en los Juzgados de Plaza de Castilla para dilucidar quién o quiénes son los responsables de que Silvia haya terminado donde está. Ya han declarado ante el juez el doctor Arévalo, que ya estuvo condenado por negligencia, tal y como informó EL ESPAÑOL; el dueño de CEME, Rafa Tena, que también está imputado por el caso de “la rueda” de la SGAE; y, por último, la gran desconocida de esta historia: la doctora Albo. Las fuentes consultadas por este periódico no descartan que aparezcan más personajes en la instrucción del caso.
Las tres visitas
Aniladiv Albo es natural de la ciudad de Trinidad (Cuba). Se licenció en el Instituto Superior de Ciencias Médicas Villa Clara, cercano a la ciudad de Santa Clara. Llegó a España siendo ya médico, algo muy habitual entre los doctores de la isla caribeña. Su expediente fue homologado en marzo de 2016 por el Ministerio de Sanidad, según informan a este periódico fuentes cercanas a la clínica CEME.
Ejerció como médico autónoma de octubre de 2017 a abril de 2020 en un hospital de día de Madrid haciendo chequeos médicos rutinarios para empresas. En abril de 2020 pasó a trabajar para la Clínica CEME, no está claro si como autónoma o como personal de plantilla. Lo cierto es que Albo no aparece en la web de CEME y por eso localizarla no ha sido nada fácil.
[Silvia, en la UCI tras someterse a una operación estética, sale del coma pero sigue "muy grave"]
Su papel en el caso de Silvia comenzó el 5 de mayo y terminó al día siguiente. Aquel miércoles 4, Silvia acudió a una consulta de urgencia de un médico todavía por identificar por los dolores. Según relató la familia, en aquella primera visita le dijeron que no había motivo para preocuparse y que los dolores, vómitos, mareos y fiebre entraban dentro de la normalidad. “En la primera visita no le hicieron ninguna prueba ni nada”, afirmó la familia. La clínica, por su parte, negó tajantemente este punto en conversación con este periódico, pero sin aportar pruebas que lo desmintieran.
Así pues, Silvia tuvo que volver a casa. En la segunda visita fue atendida por la doctora Albo. En esta ocasión, la doctora Albo y el doctor Arévalo sí que le hicieron unos análisis, pero la volvieron a mandar a casa. La tremenda infección bacteriana que arrastraba Silvia en el abdomen y los glúteos debía disparar los niveles de leucocitos en sangre, pero Albo no debieron darle importancia.
Y llegó, finalmente, el 6 de mayo, la tercera y última visita a la consulta de la médico cubana. En esta tercera ocasión, a Silvia le hicieron un electrocardiograma que ya hizo saltar las alarmas de la doctora Albo. Silvia salió de esa consulta en ambulancia directa hacia la unidad de cuidados intensivos del Hospital de La Paz, donde permanece ahora.
En estos más de dos meses, la mujer de 34 años ha sido sometida a numerosas intervenciones para quitar el tejido necrosado, fruto de la infección. Para más ‘inri’, poco después se supo que el gotero que debía administrarle antibióticos y analgésicos en su primera noche tras la operación estaba obstruido. Rafa Tena, dueño de CEME, consideró que es “lo más normal del mundo” que un gotero se obstruya, en conversación con EL ESPAÑOL.
Así pues, llegamos al día de hoy, en que la instrucción del caso está cerca de llegar a su fin para dar caso a un juicio (escenario más probable) o a un sobreseimiento de la causa. Tres nombres están en la picota: Arévalo, Albo y CEME. Mientras tanto, no paran de surgir voces de personas afectadas por presuntas negligencias de esta clínica madrileña de cirugías low cost.