El juzgado de instrucción número 46 de Madrid ha imputado por lesiones por imprudencia a la clínica CEME de Madrid y a dos de sus médicos por el caso de Silvia Idalia Serrano, la mujer que lleva un mes en la UCI del hospital de La Paz tras una triple operación de cirugía estética en la citada clínica. Entre los imputados está el doctor José Manuel Arévalo, director médico de la clínica y la persona que operó a Silvia. Este médico ya fue condenado en el año 2011 por una negligencia similar.
En el año 2011, la Audiencia Provincial de Madrid le condenó al pago de 78.085 euros de indemnización por los daños que le causó a una paciente al hacerle una liposucción. Por aquel entonces, Arévalo trabajaba en el Centro de Estética Manzana 14 de Getafe. Actualmente, el cirujano sigue siendo dueño de este centro, aunque trabaja en CEME.
El caso se remonta al año 2005, cuando una paciente acudió a la consulta para mejorar su perfil glúteo mediante la colocación de una prótesis -lo que se conoce como gluteoplastia- y una liposucción complementaria. Ambos retoques estaban previstos inicialmente para una sola intervención.
La liposucción fue llevada a cabo por Arévalo el 22 de febrero de 2005 y tuvo un resultado desfavorable, originando escaras en ambos glúteos que evolucionaron a peor. La gluteoplastia ni siquiera llegó a realizarse. La afectada fue intervenida nuevamente el 1 de abril de ese año con anestesia local para limpiar las heridas y suturarlas con cuarenta puntos.
Diez días después, la afectada acudió a su médico de cabecera, quien le dijo que las heridas eran escaras infectadas y tendría que someterse a curas diarias en su centro de salud. La liposucción generó en esta paciente una deformidad, cicatrices en ambos glúteos, pérdida de sensibilidad y pérdida de sustancia, además de causar dolor y secuelas psicológicas en la paciente.
"Está claro que el resultado de la intervención médico-estética, en los términos acordados, no tuvo lugar, recordando que estamos ante una obligación de resultado, como consecuencia de un arrendamiento de obra", concluía la sentencia recogida por Europa Press.
Asimismo, insistía en que "existe mala praxis tanto en el inicio y planteamiento de la operación de estética, un adecuado seguimiento postoperatorio y un resultado desproporcionado contrario al fin perseguido en una operación de estética". La defensa de la paciente fue dirigida por los servicios jurídicos del Defensor del Paciente.
Tal y como figura en el Registro Mercantil, el doctor Arévalo sigue siendo único accionista y administrador del Centro Estético Manzana 14, aunque trabaje en CEME desde hace nueve años, es decir, desde que abrió el centro.
Muy grave en la UCI
Once años después, Arévalo vuelve a estar en el ojo de la justicia por el caso de Silvia. La mujer se operó el pasado 29 de abril de una reducción de pecho con liposucción y transferencia a glúteos en el Cínica VOT de Madrid, uno de los centros donde CEME realiza las operaciones. Al día siguiente de la intervención, recibió el alta pese a que sufría fuertes dolores. El gotero por el que se le tendrían que haber suministrado los antibióticos y analgésicos estaba obstruido, tal y como informó la familia de Silvia a este periódico. La clínica no ha podido desmentir este detalle.
Pese a esto, la paciente fue enviada a casa con total normalidad. Durante los seis días siguientes, Silvia contactó en múltiples ocasiones con la clínica y les contó que sufría fuertes dolores, fiebre, mareos, vómitos y desmayos. La clínica insistió en que eso entra dentro de la normalidad.
El miércoles 4 de mayo, sumida en terribles dolores, Silvia y su pareja, Daniel, acudieron a un hospital de día donde CEME tiene sus consultas de urgencia. Una vez allí, los médicos aseguraron que no había motivo para preocuparse y que los dolores, vómitos, mareos y fiebre entraban dentro de la normalidad. “En la primera visita no le hicieron ninguna prueba ni nada”. La clínica, por su parte, niega este punto y asegura que fueron los propios doctores quienes citaron a Silvia en Urgencias.
El jueves 5, llegó la segunda visita, donde le realizaron unos análisis que presuntamente no arrojaron ningún dato fuera de lo normal, más allá de la hemoglobina algo baja. De nuevo, de vuelta a casa. Fue ya en la tercera cuando le hicieron un electrocardiograma y vieron que algo no funcionaba como debía. Lo siguiente fue pedir una ambulancia del Samur que trasladó a Silvia muy grave hasta La Paz.
La mujer presentaba una infección bacteriana muy grave en la zona del abdomen que se había extendido a varios órganos vitales. Actualmente, Silvia está ingresada bajo un coma inducido y con pronóstico crítico. Los médicos calificaron su hipotética supervivencia de “milagro”.
“Ella sigue super grave. Dentro de la gravedad se mantiene estable, pero sigue estando en la UCI. Tiene un fallo multiorgánico y sus órganos vitales están conectados a máquinas. Ella está intubada y la están sometiendo a una serie de cirugías de limpieza”, explicó la familia a este periódico la semana pasada. A día de hoy, la situación no ha cambiado.
Este periódico ha podido hablar en varias ocasiones con Rafa Tena, dueño de la clínica CEME, quien asegura que el doctor Arévalo ha recibido instrucciones de no hacer declaraciones ante la prensa por parte de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), de la que es miembro. Mientras tanto, no dejan de surgir voces de personas afectadas por supuestas mala praxis y negligencias de la clínica. El nombre de Arévalo suena con notable intensidad entre las afectadas.