Con casi 50 años, Leonardo DiCaprio es un actor ya maduro que convive entre el glamour de Hollywood y el activismo de una fundación propia que lucha contra el cambio climático. Ya no es la joven estrella que había sido nominada al Oscar con apenas 19 años por ¿A quién ama Gilbert Grape? Ni tampoco aquel ídolo de masas que, hace un cuarto de siglo, protagonizó el éxito internacional de Titanic.
El 11 de noviembre cumple exactamente 49 años, y su madurez también se ve reflejada en el trabajo, con otra posible nominación a los premios de la Academia de Cine por Los Asesinos de la luna, en cuyo reparto le acompaña el legendario Robert De Niro bajo la eterna dirección de Martin Scorsese. Reuniéndose por sexta vez con el cineasta de Infiltrados, El lobo de Wall Street y Gangs of New York, DiCaprio vuelve a la gran pantalla con la verdadera y poco conocida historia de la 'desaparición forzada' de los miembros de una tribu originaria estadounidense, los Osage, y la primera investigación histórica del FBI iniciada por J. Edgar Hoover.
En una época donde la oscura violencia de la guerra riega con imágenes de terror las redes sociales, en Hollywood él revive, a través de esta obra, uno de los momentos menos conocidos de la historia norteamericana, donde la paz que se había logrado con los indígenas escondía, en aquel entonces, otro estilo de guerra económica por los millonarios derechos del petróleo. Es imposible comparar la violencia de la guerra de Oriente Medio con la colonización de Estados Unidos, pero es un buen momento para conocer una etapa de la historia donde DiCaprio ni siquiera aparece como el bueno de la película.
Leonardo DiCaprio interpreta al peor de los villanos. Más allá de la historia de amor que protagoniza con una indígena de la tribu Osage, él representa la corrupción de la raza blanca en busca de fortuna. Sin desvelar demasiado sobre la historia real para conservar el suspense del cine, es bien conocido por todos que el verdadero Ernest, personaje al que DiCaprio interpreta, murió libre de culpa y cargo, a los 94 años, el 1 de diciembre de 1986.
PREGUNTA.– ¿Es cierto que su madre había elegido su nombre en honor a Leonardo Da Vinci?
RESPUESTA.– La historia es diferente a como se suele contar. Al parecer, mis padres estaban en una galería de arte en Florencia cuando mi madre estaba embarazada. Y ella sintió una patada cuando estaba viendo una pintura de Leonardo da Vinci. Aunque fue mi padre, italiano, quien dijo: "Deberíamos llamarlo Leonardo".
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P.– ¿Es posible encontrar al verdadero Leonardo DiCaprio detrás de alguno de los personajes que interpreta?
R.– El cine es un proceso bastante interesante y es algo que vengo haciendo desde hace mucho tiempo. Pero creo que son los personajes los que, en cierta forma, pudieron haberme influenciado a mí, como persona, para bien o para mal. Por suerte, ninguno de ellos llegó a afectar a mi vida real.
P.– ¿La motivación personal sigue siendo hoy la misma que al principio de su carrera?
R.– Yo tenía 15 años cuando tuve la primera oportunidad de trabajar en la industria. Por un año y medio, recuerdo haberme dedicado a ver todo el buen cine que pude, con las mejores actuaciones, para plantearme la mejor forma de llegar a ese nivel artístico. Esa es siempre mi motivación. Quiero seguir haciendo tan buen cine como pueda.
P– ¿Recuerda con claridad aquella primera vez que le nominaron al Oscar, con apenas 19 años, por ¿A Quién Ama Gilbert Grape?
R.– Recuerdo que en la ceremonia sentía muchísima timidez. Al principio no me lo creía, no entendía bien lo que estaba pasando. Mi madre estaba muy emocionada y mi padre llegó a preguntarme algo así como, '¿Te das cuenta lo que está pasando?'. Y, la verdad, por aquel entonces no era capaz de entender la magnitud de algo semejante.
P.– Haber tenido que esperar seis nominaciones para ganar finalmente el Oscar con El Renacido, ¿se sintió como la última gota de una copa repleta de gloria?
R.– Supongo que la gloria personal no es algo que realmente se pueda conseguir, y tampoco creo que te convierta en una persona más feliz. Está comprobado. Yo hago mi trabajo y sé muy bien que toda carrera tiene momentos buenos y malos, en los que quizás no haya las mismas oportunidades que tengo ahora. Yo sólo trato de aprovecharlas al máximo mientras las tenga.
P.– ¿Cuál es la historia real que muestra en el cine Los asesinos de la luna?
R.– En los años 20, los miembros de la tribu Osage Nation de Oklahoma eran los más ricos del país porque habían descubierto petróleo en sus tierras. Por 'misteriosas' circunstancias empezaron a morir uno por uno. Los asesinos de la luna cuenta, básicamente, una parte de la historia norteamericana en la que hay conspiraciones siniestras y racialmente terribles. Es un crítico capítulo que había sido borrado de los libros de nuestro país. Un siglo después de estos crímenes, tratamos de arrojar luz de nuevo sobre la verdadera historia.
P.– ¿Y quiénes fueron realmente los culpables de aquellos asesinatos?
R.– Es una historia de crímenes donde no importa tanto quién fue o quién no. La importancia de la película pasa por retratar la amplia complicidad que hubo y las conspiraciones, donde al final lo importante es recuperar un pasado que hace tiempo que deberíamos haber desclasificado. Por eso filmamos en Oklahoma, en los mismos lugares donde sucedió todo. Hay familiares de las víctimas que también aparecen.
P.– ¿Cómo vivió el estreno mundial en el Festival de Cannes?
R.– La verdad, fue un momento muy importante, especialmente por haber tenido siempre entre nosotros a la comunidad de la tribu Osage que tanto confió en nosotros para adaptar la historia original de una novela. Tenerlos al lado terminó siendo uno de esos momentos que quedan grabados en la mente y nunca voy a poder olvidar. Fue un orgullo muy grande poder contar la historia de la mejor forma que hubiéramos podido hacerlo y nos hizo muy feliz que ellos estuvieran al lado nuestro.
P.– ¿Hasta qué punto se puede conseguir la verdad de un momento histórico más allá de la ficción del cine, sin evitar ninguna polémica?
R.– Realmente fue como volver al estilo del cine en los años 40, donde el centro de la historia solía ser una extraña historia de amor. Pero trabajamos muy duro, casi te diría con una perspectiva antropológica al momento de hablar con la comunidad que también trató de contar las verdaderas historias que nosotros incluso tratamos de incorporar, lo mejor que pudimos. Ya ni siquiera importa lo que crea o sienta la gente, porque sabemos que nosotros intentamos con mucho respeto contar una historia verdadera que nunca antes se había contado.
El tándem DiCaprio-Scorsese
Las producciones de cine de Leonardo DiCaprio con Martin Scorsese bien podría convertirse en una larga y muy buena serie de streaming. Sumando todas, llevaría un día entero sin almuerzo ni cena contemplar las 17 horas de cine que han filmado, incluyendo las tres horas y media de la nueva Los asesinos de la luna. Llevan más de 20 años trabajando juntos, desde que estrenaron en el año 2002 con Daniel Day Lewis Gangs of New York, para volver a filmar enseguida la historia de Howard Hughes en El Aviador del 2004.
Con Infiltrados, Scorsese incluso consiguió el primer Oscar a Mejor Director, aunque Shutter Island del 2010 resultó ser la única que no obtuvo una sola nominación. Con El Lobo de Wall Street en el 2014, los dos volvieron a ser nominados a Mejor Actor y Mejor Director, además de compartir la nominación como Mejor Película en el rol de productores, pero perdieron frente a Alfonso Cuarón con Gravity y Matthew McConaughey con Dallas Buyers Club.
Claro que nadie puede negar los 1.400 millones de dólares que Scorsese recaudó en el cine con DiCaprio. Sumando ahora a Robert De Niro en Los asesinos de la luna, es la primera vez que los tres aparecen en una misma producción de cine. Y es también la primera superproducción que Apple TV apuesta para figurar en la competencia del Oscar con un presupuesto de 200 millones de dólares, estrenando en las salas de cine, mucho antes de pasar a la plataforma de streaming.
P.– ¿Qué significa Martin Scorsese para Leonardo DiCaprio después de tantos años trabajando juntos?
R.– Lo que Marty [Scorsese] hace increíblemente bien es exponer la humanidad de los personajes más siniestros que te puedas imaginar. Les da una condición humana. Así fue como creó gran parte de los iconos de la historia del cine. Y todavía sigue haciéndolo, creando verdaderas experiencias con ídolos cinematográficos. Está en lo más alto de sus ambiciones artísticas.
P.– ¿Cuál es el lado menos conocido de Scorsese?
R.– En los 22 años que lo conozco tuve la suerte de haberlo tratado personalmente. Soy testigo de todo lo que ha contribuido al arte del cine y de la preservación. Estoy agradecido de todas las experiencias que he vivido trabajando con él. Parte de lo que ha hecho perdurará paras futuras generaciones. Gracias a su fundación, The Film Foundation, y al proyecto World Cinema Project, está contribuyendo a preservar y restaurar parte de la historia del cine.
P.– ¿Recuerda lo que más le impresionó de Scorsese el primer día que empezaron a trabajar juntos?
R.– Cuando tuve oportunidad de trabajar con él me impresionó lo buen maestro que es, no sólo para los actores, sino para todo el equipo de producción. Organiza habitualmente proyecciones en las que establece el tono de una escena específica para demostrar cuál es la mejor forma de mostrar una idea vital y de encauzar el trabajo que quiere lograr.
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P.– ¿Y con Los asesinos de la luna?
R.– Con Los asesinos de la luna hablamos mucho del trabajo del actor Montgomery Clift y su época. Fue una inspiración para la forma en que a él le hubiera gustado narrar esta película. Es muy interesante ver a Marty trabajando, porque inconscientemente es como si estuviera pensando en viejos clásicos del cine, inspirándose en los más grandes directores del pasado para informar constantemente su trabajo del presente.
P.– ¿El dúo De Niro-Scorsese se puede comparar con el dúo DiCaprio-Scorsese?
R.– Sólo puedo hablar de mi propia expectativa personal, por haber crecido viendo a los dos en el cine. Desde esa misma perspectiva no sólo me influenciaron como actor por el más alto nivel artístico, que lograron perfeccionar, sino porque fueron el molde que cambió a una entera generación de actores junto a los que yo también crecí. El respeto que Marty tiene por la historia del cine y su perseverancia y felicidad en querer contar la verdad sobre cada historia, sin importar lo terrible que se sea, lo convierte en un auténtico maestro.
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P.– ¿Así como inspiras admiración para tantos actores jóvenes, quién dirías que inspira a Leonardo DiCaprio como actor?
R.– Me acuerdo de haber visto hace poco a un joven Orson Welles hablando sobre Ciudadano Kane. Cuando le preguntaron cómo consiguió algunas de las mejores escenas de la película, contestó que había sido por su total ignorancia y la habilidad de aceptar riesgos cuando todavía no se conformaba con un camino fácil.