Tiene 50 años, reside en Andalucía, es el imán de una mezquita, y colabora como una fuente viva para la Brigada de Información de la Policía Nacional o el Servicio de Información de la Guardia Civil. Estas dos unidades se encargan de luchar contra el terrorismo y en los últimos días están soportando más presión que nunca, después de la llamada a la yihad global que ha realizado Hamás, como venganza a Occidente por su apoyo a la ofensiva militar de Israel para conquistar la Franja de Gaza.
"Nací en Marruecos, pero he vivido en España desde hace muchos años, lo que me ha brindado la oportunidad de ser parte integral de ambas culturas", tal y como reflexiona este inmigrante marroquí que se ha adaptado a la perfección a la sociedad española, sin perder de vista sus raíces ni las creencias del Corán que enseña a sus compatriotas. Cada vez que este imán se encuentra en su mezquita o acude a una tetería o a una carnicería halal, siempre está ojo avizor y con las orejas tiesas.
"No me consideraría un informador en el sentido tradicional. En nuestra comunidad, mantenemos una relación de amistad y cooperación con las Fuerzas de Seguridad", subraya este imán, mientras accede a atender a EL ESPAÑOL | Porfolio para lanzar un mensaje: la comunidad musulmana es la primera que no desea que se reproduzcan en suelo patrio los atentados terroristas de Francia y Bélgica, espoleados por la ira de Hamás. "En nuestra comunidad, somos transparentes y estamos dispuestos a informar si observamos algo inusual o que pueda plantear preocupaciones de seguridad. Afortunadamente, esas situaciones son excepcionales".
Este imán detalla que ayuda a las Fuerzas de Seguridad, como una especie de informante de la comunidad musulmana, a cambio de un feed back con la Policía Nacional o la Guardia Civil que beneficia a sus compatriotas: "A veces colaboramos en actividades beneficiosas para todos, como charlas a jóvenes para prevenir el consumo de drogas". La labor desinteresada de este religioso, forma parte del engranaje extraoficial del CNI, para preservar la seguridad del país, sobre todo ahora, cuando el Ministerio del Interior ha reforzado la presencia de agentes en infraestructuras críticas: como museos, aeropuertos, trenes, autobuses, embajadas, iglesias…
Las espadas están en alto en las Fuerzas de Seguridad. Prueba de ello es la operación contra el integrismo islámico que se ha producido este viernes y que se ha saldado con cuatro detenidos en Madrid, Cubelles (Barcelona) y Huétor-Tajar (Granada). La Comisaría General de Información tenía monitorizados a los arrestados por practicar el proselitismo en redes sociales con propaganda integrista. La Policía Nacional detalla que la investigación arrancó en 2022, al detectar a una persona que usaba el pseudónimo de 'El Califa' para crear y administrar grupos privados con una finalidad: "Trataba de adoctrinar a jóvenes en el credo yihadista"
Dos de estos jóvenes captados por 'El Califa', le pidieron su beneplácito para contraer matrimonio y "esta nueva relación supuso un punto de inflexión en la investigación". De hecho, la Policía Nacional detectó "un aumento significativo de la radicalización de esta pareja", se hicieron en la deep web con la fórmula para fabricar la bomba La Madre de Satán y grabaron vídeos donde hablaban supuestamente de perpetrar un atentado: "Derramar sangre para recuperar Al Andalus y restaurar el Califato".
Este operativo contra el yihadismo se produce tras los atentados ocurridos en Francia y Bélgica, por la llamada de Hamás a la yihad global que tiene en vilo a toda Europa. El Juzgado Central de Instrucción número 5 ha ordenado el ingreso en prisión de tres de los cuatro detenidos, en esta causa declarada bajo secreto de sumario, y que pone de manifiesto la labor vital que desarrolla la Brigada de Información. Un trabajo que a veces necesita de la colaboración de fuentes vivas, como este religioso marroquí de Andalucía que habla desde el anonimato con EL ESPAÑOL | Porfolio.
[Un profesor muerto y dos heridos graves en un ataque con cuchillo en un instituto de Francia]
"Debido a mi rol como imán, las Fuerzas de Seguridad creen que podría tener información relevante o una perspectiva valiosa", tal y como admite este religioso marroquí, de 50 años. Especialmente, para alertar de situaciones de riesgo para la seguridad nacional, como la existencia de un lobo solitario, el inicio del proceso de radicalización de algún miembro de su comunidad o la llegada de algún forastero, procedente de países que conforman el autoproclamado califato del Estado Islámico: Siria, Irak…
"No tengo un contacto regular con las Fuerzas de Seguridad a nivel personal. Nuestra colaboración se da en momentos específicos y cuando surgen temas de interés mutuo". Ni que decir tiene que en la actualidad, este imán está operativo las 24 horas del día, para cualquier consulta que le puedan realizar las dos unidades de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que actúan como los brazos ejecutores del CNI: el Centro Nacional de Inteligencia. "Las Fuerzas de Seguridad me suelen solicitar información relacionada con nuestra comunidad en un contexto más amplio".
"Como imán, mi responsabilidad es guiar y cuidar de mi comunidad. Si alguna vez he notado comportamientos inusuales que podrían representar un riesgo para la seguridad, he considerado importante compartir mis preocupaciones con las autoridades", subraya este religioso, consciente de que el mensaje radical de Hamás puede desencadenar un atentado terrorista en suelo español.
Tanto es así que está intensificando su labor en la mezquita para que nadie se desvíe del auténtico mensaje del Corán: "Las Fuerzas de Seguridad están comprensiblemente interesadas en mantener la paz y la estabilidad. Aunque no he dado detalles específicos sobre la situación en Israel y Palestina, subrayo continuamente la relevancia de que nuestra comunidad se enfoque en la paz y el entendimiento en estos tiempos desafiantes".
- ¿Suele estar pendiente de las redes sociales para informar a las Fuerzas de Seguridad sobre comentarios o contenidos radicales promovidos por algún musulmán?
- Imán: No realizo una vigilancia constante de las redes sociales con la intención de informar a las Fuerzas de Seguridad. En nuestra comunidad, nos centramos en fomentar valores de paz, tolerancia y respeto. Sin embargo, si detecto contenido problemático que contradice estas enseñanzas del islam, puedo considerar informar, ya que va en contra de nuestros principios.
El caso de este imán en Andalucía no es una excepción: entre la comunidad musulmana asentada en España, en todos los territorios existen los denominados "ojeadores" que colaboran con el Centro Nacional de Inteligencia en la lucha antiterrorista. "Los servicios secretos hablan con alguien destacado de la comunidad y tienen por así decirlo, sus infiltrados o colaboradores", tal y como confirma un destacado miembro de la Federación Española de Entidades Islámicas (FEERI).
Los inmigrantes que suelen meterse en la piel de 'espías' de la Policía Nacional o de la Guardia Civil tienen un perfil similar: "Son personas intachables, con una buena trayectoria, están bien valoradas en la comunidad musulmana y son activas dentro de ella. Tienen trabajo, dominan el castellano, sus familias están integradas en la sociedad y sus hijos escolarizados. Las Fuerzas de Seguridad hablan con ellos porque llevan mucho tiempo viviendo en España y pueden confiar".
Este relevante miembro de la FEERI revela que el papel de "ojeador" lo puede desempeñar desde un imán hasta un comerciante o un abogado porque su círculo social es grande. "Estos colaboradores o informadores son los primeros que no quieren que el nombre del Islam se vea manchado: nuestra religión propone la paz y el mensaje de Mahoma no es violento. En las mezquitas siempre hay ojeadores y si ven algún discurso radical o alguien que se aísla, lo denuncian".
Tal colaboración con el CNI se produce por un solo motivo: "No queremos terroristas que dañen nuestra imagen ni que se difunda propaganda con mensajes radicales. El Islam prohíbe atentar contra la gente y hacer masacres: eso lo saben los verdaderos musulmanes". El Ministerio del Interior tiene activado el nivel 4 de alerta antiterrorista y este integrante de la Federación Islámica asegura que en las mezquitas de todo el país están un peldaño por encima: "Hay alerta cinco sobre cinco. Lo están estudiando todo. Ahora mismo, están más infiltrados que nunca".
Una de las prioridades de la Policía Nacional y de la Guardia Civil es interceptar a los temidos lobos solitarios, para evitar atentados como el perpetrado en Francia este viernes 13 de octubre. Aquel día, Mohammed Mogouchkov, de 20 años, antiguo alumno del instituto Gambetta-Carnot de Arras, se adentró en este centro, al grito de Alá es grande y degolló a Dominique Bernard: un profesor de francés de 57 años.
Mohammed es de origen ruso, estaba fichado por las autoridades galas, por su radicalización islamista, pero actuó con el sello de un lobo solitario: sin previo aviso y en respuesta a la llamada de Hamás, para protagonizar un "viernes de la ira" contra Occidente. "Un lobo solitario reza en la mezquita y se marcha sin hablar con nadie, para pasar desapercibido, pero estas personas no son religiosas porque sus actos contradicen el Corán: un lobo solitario es un mercenario", sentencia este miembro de la FEERI. "Los cristianos son nuestros hermanos y Jesús es nuestro profeta".
Un guardia civil en activo que estuvo destinado en el Servicio de Información, en primera línea de batalla contra el terrorismo, explica a EL ESPAÑOL | Porfolio que denominan "fuente viva" a sus colaboradores en la comunidad musulmana y que su aportación puede ser clave para iniciar una investigación: "Aquí lo fundamental es obtener información para trabajarla y para obtenerla recurrimos a fuentes vivas, los confidentes, además de monitorizar las redes sociales y la red oculta".
Esto último conlleva hacer ciberpatrullas hasta el mismísimo averno de internet: desde la deep web que alberga el 90% del contenido que está oculto para los motores de búsqueda comerciales, como Google, hasta llegar a la dark web donde se aloja un 0,1% de contenidos a los que solo se accede a través de navegadores y software especiales.
Esta dinámica de trabajo se ha intensificado para destapar a musulmanes en proceso de radicalización, a lobos solitarios y a aquellos que como 'El Califa' hacen proselitismo de la guerra santa por redes sociales, lavándole el cerebro a otros ciudadanos para que perpetren atentados. Aunque en la delicada coyuntura que ha desatado Hamás, este experimentado guardia civil remarca que ahora más que nunca: "Es crucial la colaboración entre países para controlar la llegada de personas sensibles".
Una "persona sensible" en el argot del Servicio de Información es un objetivo potencial en la lucha contra el terrorismo yihadista. "A esas personas se las investiga y se les pone un seguimiento". El CNI decide si la persona sensible recae en la Brigada de Información de la Policía Nacional o el Servicio de Información de la Guardia Civil: "Nada más aterrizar en España, lo primero que se hace es asignarle un operativo".
A partir de ahí, se localiza su residencia y se traza una línea de vida, para analizar si consta en su historial algún "vuelo caliente" a destinos ligados al ISIS o al Daesh: como Siria, Irak, Palestina, Jordania, Líbano... "En una emergencia como en la que nos encontramos, necesitamos que cada país comparta información de posibles lobos solitarios".
Este curtido agente remarca que el yihadismo es un fenómeno global, con productoras que diseñan propaganda para captar mártires, y que no tiene nada que ver con el terrorismo de ETA con el que lidiaba la Guardia Civil: "España era el objetivo, así que captábamos la información en el País Vasco y en el sur de Francia, buscábamos simpatizantes de ETA, trabajábamos sus perfiles con gente por la calle, pero ahora se trabaja a ciegas porque se trata de terrorismo internacional donde el flujo de información también depende de los servicios de inteligencia de otros países".
Cuando a alguna de las unidades de inteligencia se le ha asignado esa persona sensible, se trabaja a grandes rasgos en dos vías. De un lado, un "grupo de interceptación de comunicaciones" analiza sus conversaciones telefónicas, otro grupo "monitoriza" cada uno de sus perfiles en Facebook, Instagram, Telegram… para escudriñar cada mensaje que publica, las personas con las que interactúa, los contenidos que busca....
Por otro lado, "un grupo específico de seguimiento" desarrolla una labor sobre el terreno, convirtiéndose en la sombra del objetivo, analizando su entorno de trabajo, su círculo de amigos, los lugares que frecuenta, incluso si es necesario baliza con un GPS su vehículo. Y todo ello, según recuerda este antiguo miembro del Servicio de Información, para cumplir con una máxima de trabajo que recuerda al programa Gran Hermano: "Si puedes controlar toda su vida al 100%, mejor eso, que solo tenerla al 80%".
Cada dato actual o pasado sobre la línea de vida del objetivo, cada novedad en el seguimiento, pasa por los grupos de análisis. "En un objetivo de terrorismo se mira y se contrasta todo. La información es el poder. La información es volátil: tiene que ser actual y a tiempo real". Y ahí es donde juegan un papel clave los informantes, como el imán de Andalucía entrevistado por EL ESPAÑOL | Porfolio. "Cuantas más fuentes mejor porque hay que entender de qué va el puzle. Por eso, tenemos fuentes vivas en todos los sitios y no solo en la mezquita", advierte este agente.
El Servicio de Información no descansa porque bajar la guardia equivale a activar la ruleta rusa de la yihad. En sus investigaciones deciden si el lobo solitario "está durmiente" o "está activo". Básicamente, de ellos depende explotar un operativo para evitar un atentado en suelo español o en el extranjero. "Cuando el objetivo pasa a un nivel alto, la información se comparte a tiempo real con otros países de la Unión Europea, hasta se informa si ha pasado por España para hacer un simple puente aéreo".
El trabajo se desarrolla constantemente a otro nivel: "El Servicio de Información es uno de los mejores que hay porque hemos sufrido a ETA y muchos países nos piden consejo. Tiene grupos específicos de trabajo y si hace falta moviliza a 50 hombres que son especialistas en su campo. En cuestiones de terrorismo, el Estado pone todos los medios materiales y humanos posibles, mucho más como estamos ahora".
Las estadísticas avalan las palabras de este agente. En la última década, entre la Guardia Civil y la Policía Nacional han realizado 292 operaciones contra el yihadismo que se han saldado con 508 detenidos. De momento, en 2023, el Ministerio del Interior tiene contabilizados 21 operativos en los que han caído 27 terroristas. "El trabajo de análisis de redes que ejecutan los agentes encubiertos ha llevado a la detención de sujetos radicalizados y en fase de determinación criminal, antes de que pudieran ejecutar algún ataque o de que se incorporen a grupos o células terroristas", reflexiona José María Gil, codirector del Observatorio Internacional de Seguridad.
Para este experto, diplomado por la UNESCO en estudios sobre terrorismo, el ciberpatrullaje es crucial para "detectar perfiles de interés policial". Mucho más ahora, cuando Hamás ha elevado el tono de sus soflamas.
- ¿Cuáles son esos perfiles de interés para las Fuerzas de Seguridad?
- José María Gil: Un lobo solitario que se caracteriza por la más completa individualidad, tanto en el proceso de autoradicalización, como de determinación criminal para atentar, y de ejecución absolutamente autónoma y sin ninguna vinculación. También están los merodeadores o sujetos en estadio inicial, que no operan directamente en la dark web, la mayoría lo hacen en redes como Facebook, Telegram o Twitter, incluso en canales de comunicación de juegos en línea.
La información circula de abajo hacia arriba. De las fuentes vivas a los agentes de paisano que monitorizan mezquitas, negocios árabes o barrios marcados por la inmigración, pasando por las comisarías de Policía Nacional o puestos de la Guardia Civil, hasta llegar a la Brigada de Información o el Servicio de Información: el penúltimo filtro antes del Centro Nacional de Inteligencia. "El CNI marca las directrices", recalca un laureado investigador del Instituto Armado. "Se están haciendo controles exhaustivos en puestos fronterizos de Francia, Portugal y Marruecos".
Este guardia civil indica que se trabaja con una premisa clara: "Tener localizados al mayor número de activistas". Una vez indentificados los objetivos se le asigna un nivel: "Es como un casting". En el que la estrella siempre es el lobo solitario: "No hay tantos como la gente cree, siempre siguen las mismas directrices, primero hacen una vida normal, luego dejan la vida social, se aíslan y reducen su actividad a la mezquita".
EL ESPAÑOL | Porfolio ha preguntado al Ministerio del Interior a cuántos musulmanes tiene monitorizados en la actualidad, pero no ha facilitado ese dato. "El trabajo de la Brigada de Información de la Policía Nacional es hipersecreto", recuerda un miembro de Extranjería que en alguna ocasión ha colaborado con ellos. "A veces, llegan antes que nosotros a llevarse a algún ciudadano que está en situación irregular. Ellos tienen una base de datos complementaria y acceden a las de todas las unidades. Tienen prioridad sobre cualquier otra investigación que esté en marcha".
Ahora mismo se están dejando 'dormir' operativos contra el narcotráfico, para dar prioridad a la alerta terrorista y todo lo que está vinculado a ella. Es el caso de la oleada de pateras a Canarias, Almería o Cartagena, que también está siendo auditada por la Brigada de Información. "Estamos hipercontrolados", según confirma este miembro de la Brigada de Extranjería. "Nuestro trabajo es buscar ilegales y detenerlos, pero algunas veces vienen los de Información a por alguno". Eso ocurrió hace dos semanas, cuando 'desapareció' un magrebí redistribuido al País Vasco por el Gobierno, ante el colapso de inmigración que sufre Canarias.
La Brigada de Información actúa como los Men in Black. "Su trabajo es muy hermético, es parecido a las películas, incluso supera la ficción", ejemplifica un mando policial. "Cuando colaboramos con ellos lo hacemos a ciegas, trabajamos a sus órdenes: ellos solo cuentan lo justo", insiste. "En Información tienes acceso a secretos verdaderamente importantes sobre la historia de España. Ellos son como la CIA americana".
Tal es el nivel de tecnificación de la Brigada de Información que este mando policial asegura que interceptan mensajes clave para evitar atentados: "Normalmente, alguien relevante del mundo islámico da una instrucción sobre lo que hacer, para que los lobos solitarios se inventen el medio, para lograr el fin que piden estas personalidades. Esos mensajes no llegan por canales habituales". Así lo demuestra el operativo que ha cazado a cuatro jóvenes, de 20 a 30 años, afincados en Granada, Barcelona y Madrid, tras hacerse con la fórmula para fabricar la bomba La Madre de Satán, a raíz de su radicalización en grupos cerrados de internet.
Al antiguo agente del Servicio de Información de la Guardia Civil que conversa con EL ESPAÑOL | Porfolio no le extraña la juventud de estos cuatro detenidos y lanza un aviso a navegantes: "Ahora están radicalizando a chavales porque son más manipulables. Buscan a jóvenes de 11 a 15 años y les comen la cabeza, porque es más fácil venderles una ideología que a una persona con 40 años que no ha sufrido ningún evento y no es capaz de inmolarse". El perfil que buscan de nuevos mártires de la yihad, responde a menores de edad, con malos resultados académicos y familias desestructuradas: "Les ponen la cabeza como una balón de Nivea".