Tamara Falcó ha sido la famosa más buscada en Google en 2022, y este año que arranca promete lo mismo: la temporada viene burbujeante a costa de su reconciliación con Íñigo Onieva, nuestro encantador gamberro de guardia, apaleado y redento después de que la marquesa le dejase tras pillarle en una infidelidad. No sólo eso: la chica incluso coqueteó con la idea de iniciar una relación con un amigo común, Hugo Arévalo, al que los medios llamaron “el rey Midas del emprendimiento”. Para el dueño de la discoteca Lula era poco más que una “sucia rata” que había burlado “el código de los hombres”, que por lo visto impide declararse “a la ex de un amigo” y más “en un momento débil”. El triángulo se sirvió y se rompió enseguida. Todo fue un “milagro navideño”, según ha indicado la protagonista.
[Tamara Falcó, Íñigo Onieva y Hugo: ¿qué es más importante para ti, la amistad o el amor?]
España anda boquiabierta y fascinada con este simpático culebrón que nos interpela, porque a pesar de desarrollarse en las altas esferas contiene trazas de cotidianidad emocional: todos nos hemos visto salpicados por esas pasiones alguna vez. Todo el mundo parece tener una opinión severa y visceral al respecto. Las redes se caen de comentarios. El país se agrieta en su guerracivilismo sentimental.
Ante las dudas de la nación, en Porfolio | El Español hemos preferido confiarnos al análisis de una experta, aquí Silvia Llop, psicóloga experta en relaciones y autora del libro Mándalo a la mierda (Plataforma Editorial).
De entrada, la especialista advierte que la nostalgia de Año Nuevo “es un peligro”, el momento tierno por excelencia por culpa de las películas navideñas”. “Si Tamara dice que es un milagro de navidad… cuando se acabe la navidad, se acaba el milagro”. Analicemos.
Volver con un ex
“Cuando una pareja se rompe por algo que quiebra la confianza, como una infidelidad, al principio la persona herida, en este caso Tamara, se empodera y dice ‘a tomar por…’”, sonríe Llop. “Una procura quedar como una mujer poderosa, como una mujer de bandera, como es normal. Pero al ir pasando las semanas, Tamara ha empezado a conectar con el vacío que le ha dejado esa relación. El enfado inicial, la rabia, que es una emoción poderosa, te permite mantenerte firme, pero al conectar con el vacío y la nostalgia respecto a una persona con la que imaginabas que ibas a pasar toda tu vida, empieza a venir la tristeza y el miedo a quedarte sola. Ahí está el peligro: en dejarse guiar por eso, porque el vacío te lleva a decir ‘yo lo que quiero es dejar de sufrir’, y eso crea una trampa en el cerebro”, sostiene.
“Ese estado te lleva a pensar que es una buena idea volver con tu ex, porque con él te sentías mejor de lo que te sientes ahora. Es lógico: tenías tus necesidades emocionales cubiertas y ahora tu mente te está bombardeando con los mejores momentos de esa relación. Eso se junta con que el otro, aquí Onieva, te ha colmado de excusas y de perdones. Todo ha sucedido muy pronto y Tamara no ha vivido el duelo, no ha sabido gestionarlo”, relata.
Explica Llop que no nos han enseñado a gestionar las rupturas de forma sana, y que los consejos que se dan en esas circunstancias son terribles, al estilo de “venga, es tu momento para tener mucho sexo con otras personas”. “Es absurdo, porque eso no te va a quitar el dolor, de hecho es posible que lo agrave cuando te das cuenta de que la conexión que tienes con tu nuevo amante no tiene nada que ver con la que tenías con tu ex”, resopla. “Todo esto de ‘vive, disfruta, hazte Tinder’… son consejos muy malos. La primera recomendación es: vive tu duelo y no lo intentes tapar. Si lo sepas se te queda dentro. Y si lo tapas encadenándolo con otra relación, cuando algo vaya mal, tendrás que vivir dos duelos en uno”.
"Cuando acabas el duelo con éxito, lo lógico es no volver con tu ex"
¿Cuánto dura un duelo?
“Depende de la persona y de la relación. No es lo mismo el duelo de un hombre con el que llevabas tres semanas que el de uno con el que llevabas tres años, o treinta. De hecho, puede ser mucho peor el de las tres semanas, porque ahí estás matando todas las esperanzas que tenías y no habías llegado a experimentar problemas reales con esa persona. El duelo acaba cuando llega la sanación”, reflexiona.
“Vas pasando por diferentes momentos: te acuerdas de algo y te hace llorar, no le quieres ver ni en pintura, su nombre te revuelve por dentro, le odias, luego sigues agarrada a la posibilidad de volver co esa persona… todo acaba cuando por fin colocas a la persona en otro lugar. Cuando acabas el duelo con éxito, lo lógico es no volver con tu ex”.
¿Cuándo tiene sentido una reconciliación?
Silvia Llop señala que sólo tiene sentido volver con un ex cuando ha pasado un tiempo mucho más prudencial que el que nos ocupa, y, muy especialmente, cuando se sabe el motivo real de esa ruptura. “En este caso, no nos interesa sólo saber que ha habido una infidelidad, sino por qué ha habido esa infidelidad. ¿Porque Íñigo se ha asustado, porque le ha pedido matrimonio y se ha agobiado al pensar ‘nunca más voy a catar a una mujer en mi vida’, porque ésta es su forma de gestionar las cosas cuando no van bien, porque tiene un patrón familiar en el que su padre engaña a su madre y él sigue ese camino…? Hay mil opciones y para descubrir la correcta, Onieva debería ir a terapia”.
Alerta la psicóloga de que si no se ahonda concienzudamente en los porqués, “Tamara va a volver con Íñigo y cuando a él le pase lo mismo que le pasó en ese momento, va a volver a reaccionar igual. Las infidelidades nos dicen un montón de cosas: en la mayoría de los casos no son sinónimo de que estemos ante un ‘tío-mierda’ con ganas de hacer daño, la realidad suele ser más compleja. Suele tener que ver con miedos mal gestionados, con la desinhibición del alcohol, con patrones transmitidos de padres a hijos…”, suspira.
“Como mujer, Tamara sólo puede hacer una cosa, y es no elegir a ese tipo de tío y encima pensar que va a cambiar mágicamente. El amor no es un polvo de hadas: ningún milagro convierte al infiel en fiel de repente. No puedes elegir como pareja duradera a alguien que no tiene valores similares a los tuyos. En las películas nos han contado que agitamos la varita mágica y cambiamos a los hombres, que se santifican directamente, y desde luego, no es así”.
Aclara Llop que, aunque efectivamente el amor sea muy poderoso, no es invencible. “Onieva podrá no ser infiel en un tiempo, porque ahora viene arrepentido, pero en uno, dos o tres años, cuando no sienta el atracón de química que siente ahora por su regreso con Tamara, volverá a hacerlo, porque es su personalidad o su forma de enfocar el miedo o el aburrimiento o cualquier tipo de emoción”.
¿El ‘castigo’ no educa?
Le preguntamos a Silvia si la reprimenda tiene algún sentido, si el miedo a perder algo que amas te puede llevar a espabilar y a remodelar tu comportamiento. Ahora que Onieva ha vivido en sus carnes el pánico a decirle adiós a Tamara para siempre… ¿es imposible la metamorfosis en buen chico? “Sí. El castigo devuelve dócil un tiempo, luego vuelves a la redada. Obviamente, él tiene sentimientos hacia ella, quería casarse, tener un futuro juntos… y está arrepentido de verdad, como casi todos los arrepentidos. Sólo un porcentaje muy bajo de la población miente en esto. También él, genuinamente, piensa que no va a pasar más, pero si no hay introspección y terapia, volverá a pasar”, desliza. “Ahora está apaleado y es un corderillo, pero volverá el lobo cuando vuelva a necesitar la validación de ligarse a alguien”.
"Ahora está apaleado y es un corderillo, pero volverá el lobo cuando vuelva a necesitar la validación de ligarse a alguien"
¿Y la posibilidad de una relación abierta?
“Hay que tener cuidado con esto, porque a menudo se generan relaciones abiertas para tapar este tipo de cosas… cuando a lo mejor él no tiene intención de que ella se acueste con otros, pero él sí necesita hacerlo por falta de autoestima, por ‘usar’ a otras personas sexualmente por alguna carencia importante, o por mil razones”, expresa. “No vale que una persona ceda por la otra, se trata de que los dos quieran tener el mismo tipo de relación. Si no tienen visiones de futuro compatibles, no tiene sentido continuar.
¿Qué hay de la influencia de Isabel Preysler?
De Isabel… y de todos los demás. Un país entero opinando sobre la relación de Tamara. ¿Cuándo tiene sentido escuchar y cuándo no? “La gente no se debería meter nunca en tu relación, porque es tuya, pero hay que escuchar y ver desde qué lugar te está aconsejando alguien. Quizás a su madre no le gustaba Íñigo, pero también hay otros casos de madres de la vieja escuela que dicen lo de ‘hay que aguantar, el amor es sufrimiento, para que una relación funcione hay que tragar y estar con tu pareja’… Tamara tiene que valorar si su idea de relación es la misma que tiene la persona que aconseja o no”, apunta.
“Hay consejos que nos ayudan a ver la cosas desde otra perspectiva, pero hay que pasarlos por nuestro propio filtro: no podemos vivir haciéndole caso a todo el mundo. Tamara tiene que vivir su vida y tiene que marcar esa línea y tomar sus propias decisiones. Si eres lo bastante mayor para acostarte con alguien y tener una relación, tienes que decidir también qué quieres hacer, por ti misma, cuando vengan problemas. No puede vivir su vida en torno a lo que digan los medios, o su madre, o sus amigas, porque si no no estará viviendo una vida en la que ella pueda ser feliz”, clausura.
¿Qué pinta aquí Hugo?
Llop ríe al teléfono. “Si llevas 15 años en la ‘friendzone’… ¿qué te hace pensar que vas a conseguir algo? Hugo está desbancado. Es un clásico que cuando alguien acaba una relación, puede aparecer un tercero en el tono de ‘ahí voy a estar yo ahora, lamiéndole las heridas, voy a ser un buen amigo, voy a esperar al momento correcto, al momento de duelo’… y es cierto que ahí Hugo lo ha tenido más fácil. La otra persona tiene más receptividad cuando está sufriendo y ve que alguien le da toda su atención.
Se le sube la autoestima y se puede confundir, pero Tamara, cuando ha vuelto a sus cabales, se ha dado cuenta de que no siente por esa persona lo que tiene que sentir, y aunque sea muy buen chico y el hombre ideal y le ofrezca todo lo que ella quiere… su corazón le dice otra cosa. Es Íñigo quien le genera emociones fuertes”.