La negativa de Rubiales a dimitir desencadenó una cascada de reacciones que ayer sábado acabaron con el desmantelamiento casi total de la cúpula de la Real Federación Española de Fútbol. El último clavo en el ataúd de la estructura de poder que el ya expresidente había construido en la RFEF fue la decisión de la FIFA de suspender a Rubiales de todas sus funciones a nivel mundial y nacional.
La FIFA se adelantó así al Gobierno español, que ha dado la sensación de verse sobrepasado por una polémica que ha ocupado las portadas de los principales medios internacionales y que amenaza con hacer más daño al fútbol español del que podría haberse previsto. Para bien o para mal, el beso "propinado" de Rubiales a Jenni Hermoso ha acabado convertido en un icono viral del machismo.
Si la respuesta de la prensa y de las instituciones nacionales e internacionales ha sido proporcional o no al daño causado es algo sobre lo que todos los lectores de EL ESPAÑOL tendrán una opinión diferente. Pero lo que es obvio es que si Rubiales albergaba alguna esperanza de resistir el embate de las olas, ayer esta quedó definitivamente derruida al verse abandonado incluso por sus colaboradores más cercanos.
La dimisión de once miembros del cuerpo técnico de Jorge Vilda, que el viernes vio cómo Rubiales le alargaba el contrato y le aumentaba el sueldo desde los 170.000 a los 500.000 euros anuales, fue el primero de esos golpes. Entre esas dimisiones está la de Montse Tomé, segunda de Vilda, a la que Rubiales ofreció el pasado viernes el puesto de directora deportiva de fútbol femenino en la RFEF.
Luego llegó el desmarque del seleccionador masculino, Luis de la Fuente, que pasó de aplaudir en pie el discurso de Rubiales el pasado viernes a buscar su salvación individual desmarcándose de él ayer sábado con un comunicado en el que afirma censurar "sin paliativos el comportamiento equivocado y fuera de lugar del presidente de la RFEF". A Luis de la Fuente se sumó Jorge Vilda por la noche con su propio comunicado, en el que condenaba el comportamiento "impropio" de Rubiales.
El despropósito del día llegó con el comunicado que la RFEF, con un Rubiales ya suspendido de todas sus funciones por la FIFA, publicó alrededor de las 17:00 de ayer sábado y en el que acusaba a Jenni Hermoso de "mentir" tras haber sido manipulada por su sindicato. En el comunicado también se decía que "el pico" fue "consentido". El texto fue borrado por la propia RFEF a los pocos minutos de haberlo publicado.
El sustituto de Rubiales en la RFEF será, hasta las elecciones a la presidencia que tendrán lugar en 2024, Pedro Rocha, vicepresidente de la institución. Rocha era el único directivo que quedaba en la cúpula de la RFEF tras la purga de vicepresidentes ejecutada por Rubiales el viernes con el objetivo de controlar su sucesión.
Con Rubiales desaparece, a la espera de los movimientos que pueda hacer Rocha como testaferro en la práctica del ya expresidente, toda la estructura de poder que ha controlado la RFEF desde el 17 de mayo de 2018, caída ayer como un castillo de naipes tras la demoledora decisión de la FIFA y la aplastante reacción del mundo del fútbol, de los medios de prensa internacionales y de personalidades de la política tan destacadas como el alcalde de Londres Sadiq Khan, o de la de París, Anne Hidalgo.
Si algo es evidente es que la caída de Rubiales obliga, por razones tanto de forma como de fondo, a una renovación total de la estructura de poder del fútbol español. El mundo del fútbol español lo necesita para no verse contaminado, por osmosis, del descrédito que Rubiales ha acumulado durante una semana de errores sin paliativos.