No sé qué pasa este verano que os ha dado a todos por venir a Cádiz. ¿Es que acaso reparten topolinos gratis en Los Italianos? Evidentemente, si no has pillado esta referencia, tan de andar por Cádiz, es que tu nivel de gaditanismo no pasa el corte del B1.
Por lo tanto, como estaréis por esta tierra, vendréis en las próximas semanas, o ya os fuisteis, pero evidentemente vais a repetir, permítanme unos consejos, sin ningún tipo de moralina, que ante todo no tenéis que seguir:
1. A Cádiz hay que venir reído de casa.
2. No intenten imitarnos. Es lo que más coraje nos da en el mundo. Miren si no cómo le fue a 'Mortadela' Olona en las andaluzas. Si sois de Zaragoza o de Alcalá de Henares hablad como habláis allí. Queda ridículo, a oídos de un gaditano, forzar un "quillo", un "pisha" o un "caraho". ¿Acaso voy yo a Bilbao diciendo "aúpa" por la calle o a Murcia soltando "acho, pijo"?
3. Abundo en el punto anterior. Ni se dice "Cai" (es Cádi), ni se piden "unas tortitas de camarones" (¡son tortillita de camarone, joe!). Y ya, si venís diciendo "miarma" y "arsa", supongo que para vosotros de Leganés hacia abajo es África y os habéis hecho una idea de esto viendo Allí abajo, Ocho apellidos vascos y Los Morancos.
4. No todos aquí somos Joaquín el del Betis. Que te cuente un chiste tu purísima y santa madre.
5. El otro día escuché a un paisano en el cercanías responder a un grupo de jóvenes catalanas que en Cádiz Cádiz (ya entraremos en las denominaciones) no hay mucho que hacer salvo ir a la playa. ¡Pero so papafrita! ¿Quieres levantar la cabeza de Instagram y Xvideos y darte cuenta de dónde vives?
6. Sí, querido paisano del tren. En Cádiz tenemos un oratorio, el de San Felipe Neri, donde se promulgó la primera Constitución española. Y anejo a este, un museíto, donde alojamos una maqueta gigante de la ciudad encargada por Carlos III y una sala de armas donde se guardan pistolones y sables de cuando la guerra a Napoleón. De hecho, Arturo Pérez-Reverte lo visitaba a menudo para documentarse para El Asedio.
7. También en Cádiz presumimos de una Catedral (creo que la única del mundo, o al menos del continente) hecha en piedra ostionera que parece un galeón tremendo echado a las Américas y en cuya cripta, visitable, reposan los restos de Manuel de Falla junto a los de José María Pemán. Ahí es nada.
8. Y junto a esta, el barrio del Pópulo, el que dicen que es el más antiguo de Occidente, con su teatro romano y sus esquinas protegidas por cañones fundidos. Y, al lado, Santa María, las calles con más placas del mundo: cuna de Chano, Pericón, el Beni, la Perla, la Señá Gabriela (madre de Gallito y Rafael el Gallo), el Mellizo, Aurelio, Mariana Cornejo…
9. Y este dato es la leche y del que más presumo: El Selu (1962), Manolo Santander (1962), Antonio Martínez Ares (1967), Juan Carlos Aragón (1967) y El Yuyu (1967). Que en cinco años vinieran al mundo en una ciudad de menos de 120.000 habitantes este quinteto de genios de la música, de la palabra y del humor es algo que no se da desde Los Beatles.
10. Bueno, y de La Viña qué voy a decir. Le escribió Carlos Cano a Raúl del Pozo una canción titulada Por el mar de los sueños que tenía un verso que decía así: "Y en un pañolón de seda / guarda un corazón de escamas / que en el barrio de La Viña / le robó a una gaditana".
11. Y La Viña, por supuesto, con su playa de La Caleta. Playa que por algo es cuna de los Episodios Nacionales de Galdós, con su Gabrielillo Araceli. La arena que ha visto desembarcar a los Tercios españoles, pasados por la pluma de Reverte y comandados por Viggo Mortensen. La misma orilla que parió como una venus a Halle Berry mientras Pierce Brosnan se tomaba un pelotazo en el Balneario.
12. Y claro que La Tacita no tiene un Museo del Prado, un Reina Sofía, un Guggenheim o un Picasso. Por no tener no tiene ni el cacareado museo del carnaval. Pero, como escribió Martínez Ares en un pasodoble para La Eternidad: "La biblia de los gaditanos / historias cantás por su gente / no están en ningún museo pero yo las tarareo / eternamente, eternamente, eternamente".
13. Y es que es eso. Cádiz está en sus calles, en su gente, en sus recuerdos, en sus anécdotas exagerás, en sus salidas espontáneas, en sus coplillas. Porque precisamente la riqueza de Cádiz, la de su carnaval, que es la esencia gaditana, está en la palabra cantada, en lo oral. Como suele decir Miguel Ángel García Argüez: "Las coplas son el carnaval de Cádiz. Sin las coplas sería otra cosa, otro carnaval, otra fiesta".
14. Carlos Cano, sin renunciar a su malafollá granaína, es otro que supo comprender Cádiz con toda su complejidad y llegó a cantarle mejor que cualquiera de aquí, mejor que nadie: "Cuando tengas ideas hermosas, vuelve la espalda a la tierra y mira al mar, para que seas consciente de que no se acaban las ideas, eso es Cádiz", soltó y se quedó tan pancho.
15. Y no, Cádiz no es Cádiz. O sea, sí es Cádiz, pero no es Cádiz. Me explico. Cuando yo hablo de Cádiz, hablo de mi Cádiz. Cuya geografía es subjetiva y estrictamente sentimental. Objetivamente, si un gaditano te dice que es de Cádiz, se refiere a la provincia, si te dice que es de "Cádi Cádi" es que es de la capital, pero de Puerta Tierra hacia fuera (la parte nueva), y si es de "Cadi, Cadi, Cadi" es que es de Cádiz centro. Un beduino, que es un gaditano como yo, de la parte nueva, te dirá "voy a Cádi" si va para el casco histórico, para la ciudad amurallada.
16. En este punto, me voy disculpando con vosotros, los lectores, porque lo que se prometía un manual práctico de la provincia de Cádiz ha ido tomando unos derroteros absolutamente personales y poéticos. Pero, bueno, yo creo que salen ganando, porque en definitiva, dónde comer o qué visitar lo tienen en cualquier guía aséptica y tópica o en los comentarios de Tripadvisor.
17. Que esto es, se supone, una columna (en agosto) y aquí hay que tirarse a tumba abierta, enseñarle al toro la femoral (ya saben lo de puerta grande o enfermería). Mostrarle al lector, en definitiva, abriéndote en canal, sin ningún tipo de pudor, las pistas de lo que te llevó a enamorarte de tu ciudad. Lo más sagrado e íntimo que tienes. Pero cómo se explica el amor si no es con poesía.
18. Y la provincia, oye, también está genial. Desde El Puerto de Santa María hay unas vistas magníficas de Cádiz (esto me recuerda siempre a la paradoja de vivir en el edificio de la fachada fea con la bonita enfrente, o al revés) y Puerto Real y San Fernando están muy cerca de La Tacita. Y Fernando Quiñones, que nació en Chiclana.
19. Ah, otro consejo, por ir llegando a la cifra redonda de los veinte. En Cádiz, como dice el gran Antonio Reguera (el tío que mejor cuenta las anécdotas toda la Unión Europea) "la carga supera la pena". Quiere decir esto, que si, por ejemplo, te vas comiendo un helao bajando las escaleras de la Catedral y te caes, evidentemente te vamos a ayudar, a preocuparnos por tu estado y nos dará hasta lástima, criaturita. Pero no quita que nos vayamos a "descojonar con er carajaso que ha pegao er nota".
20. Hasta Jerez tiene sus cosas que merecen la pena: El Torta, El Paula y el palo cortao. Ah, y el apellido Sampalo, leche.
Y 21, de regalo: Lo más importante de todo: Manu Sánchez (o Zánshe) no es gaditano. Es de Dos Hermanas (Sevilla).