Hace ya más de un mes que Samsung presentó a finales de julio el Galaxy Z Fold 5, su móvil más ambicioso y caro, junto a un aluvión de novedades en el Galaxy Unpacked celebrado en Seúl. Aterrizó en el mercado luciendo ciertas novedades clave, pero manteniendo la esencia que Samsung ha ido puliendo en estas 5 generaciones. Durante ese mes, ha estado en mi bolso, desafiando las clásicas fronteras entre un móvil, una tablet y un ordenador portátil.
Cada vez que cae en mis manos un plegable noto como mis hábitos de consumo cambian. Dejen que me explique, con esa pantalla de gran tamaño en mis manos, tiendo a leer más en todas partes, ya sea una novela o las noticias, también veo vídeos en internet con más frecuencia. Es la consecuencia de llevar una minitablet en el bolsillo que puede ofrecer mayor confort visual que los móviles planos por muy grande que sea su panel.
Aunque muchas personas siguen mirando el plegable con extrañeza y curiosidad cuando lo uso frente a ellos, lo cierto es que estos móviles empiezan a alcanzar una edad algo más adulta, convirtiéndose en un producto consolidado. Su valor de mercado, de los Galaxy Z, roza los 100 millones de euros de valor de mercado en España gracias a incrementar el volumen de ventas un 70%. No obstante, aún tienen mucho que demostrar para hacernos olvidar su imponente precio de partida de 1.929 euros.
Diseño mejorado
El Galaxy Z Fold 5 se presentó en el mercado con una cuenta pendiente, todos los ojos estaban puestos en un detalle, el sistema de la bisagra. Mientras otras marcas presentaron el año pasado sus modelos casi sin espacio en la flexión del panel, Samsung seguía manteniendo ese molesto detalle que hacía más grueso el teléfono, en el Z Fold 4. Hoy el móvil que tengo en la mano, por fin, se pliega de forma recta, quedando plano lado contra lado. Es cierto, que se sigue viendo espacio, por el que se cuela la luz, pero es una mejora considerable y este ligero espacio por el que puede pasar una hoja muy fina, ni se nota con la carcasa.
En cuanto al resto del diseño y materiales, si no fuera por lo descrito en los párrafos anteriores, casi sería imposible distinguir un modelo del anterior, lo que no implica que sea una mala noticia. El teléfono ha adelgazado solo 10 gramos, de 263 a 253 gramos, un detalle que puede parecer una nimiedad, pero es clave.
Al apoyarlo en la mesa por la parte trasera sigue tambaleándose, esto es a consecuencia del módulo de cámaras que sobresale en una esquina para que el grosor del teléfono no sea mayor. Sigue siendo un modelo rígido, es decir, implica cierta fuerza y firmeza para abrirlo y cerrarlo.
En la segunda acción el riesgo está al apretar la pantalla para hacer palanca. La mayoría de plegables presentan este problema, lo que confirma que la bisagra es resistente, aunque requiere que el usuario se acostumbre a ello, igual que a su peso y grosor.
Las pantallas
Pequeños retoques en el diseño a parte, lo que hace destacar a estos terminales son sus dos pantallas, la plegable y la externa. La plegable se percibe igual de interesante que lo que conocimos en 2022. Al mejorar la bisagra, el pliegue es más pronunciado, para poder cerrar mejor el teléfono, pero no por ello se siente más intensa la muesca que atraviesa el panel al abrirlo.
Al ver películas o leer, esa doblez se nota desde casi todas las perspectivas, pero solo si se quiere ver. La calidad de la imagen no se ve perjudicada en exceso, al rato, el ojo se acostumbra y dejas de ver la marca.
Sus 7,6 pulgadas AMOLED con ratio 5:6 y resolución 2176 x 1812 dan mucho juego para todo tipo de actividades: jugar a videojuegos, leer, ver películas, dibujar e incluso escribir con el lápiz. Este análisis lo he escrito en parte desde el teléfono con el lápiz electrónico (el lápiz se integra en la funda vendida por separado). Es una nueva experiencia, quizás no sea ideal para elaborar textos largos, pero sí muy cómoda para tomar notas de forma esporádica. Es cierto que la escritura manual no es sencilla al principio, pero te acabas acostumbrando y coges soltura.
Su tacto es de plástico debido al protector de la pantalla, aunque la compañía garantiza que se trata de un elemento resistente, capaz de aguantar los 200.000 plegados en cinco años de uso. Los colores son vivos, con una tasa de refresco de 120 Hz para las tareas más exigentes y un brillo potente para luchar contra los días más luminosos.
Por su parte, el segundo panel, el externo, también cumple con las expectativas siendo su punto débil el formato alargado. Se trata de una pantalla de 6,2 pulgadas, también AMOLED y resolución 2316 x 904 (HD+), que principalmente sirve para consultar de forma rápida correos o mensajes sin abrir el teléfono, incluso para tomar fotos o acceder a aplicaciones rápidas, pero no para ver contenidos.
El formato alargado elegido por Samsung es uno de los pocos aspectos del terminal que, un año después, me sigue generando dudas. Debido a él, la pantalla externa resulta demasiado molesta para disfrutar de las aplicaciones como en un móvil tradicional, mientras que dentro, los videos quedan con mucho espacio por arriba y abajo. La única solución es girar el teléfono para que el vídeo se ajuste mejor. En este sentido, el formato más cuadrados de otros plegables como Oppo resultan más prácticos en la mano.
Uso diario
El corazón de este teléfono es el esperado en un móvil de alta gama de 2023, es decir, el procesador Snapdragon 8 Gen 2 for Galaxy, una edición especial del procesador más potente de la compañía estadounidense. Ofrece un incremento en un 32% del rendimiento gráfico, un 25% más de rendimiento neuronal y mejora un 18% más en CPU. Esto se aprecia en la fluidez del uso y en la gestión de la batería incluso en esos días donde el uso que le das al móvil es extremo entre juegos, fotos y películas.
Para conseguir esto, el alto rendimiento del hardware debe ir de la mano de un software desarrollado con mimo. Aparte de las ventajas que ofrece la capa de software que Samsung aplica sobre Android en todos sus teléfonos, sus modelos plegables se han ido construyendo para aportar ese extra de funcionalidad. Con los años han ido perfeccionando esa personalidad que define al Fold entre un móvil y una tablet corrientes.
Por ejemplo, la aplicación de las cámaras permite hacer fotos de larga duración sin la ayuda de un trípode al colocar el móvil medio plegado sobre una mesa. Igualmente está plagado de funciones para usar el teléfono como un ordenador. Si se dobla, la parte superior de la pantalla muestra la aplicación abierta y la inferior se convierte en un touchpad con el modo Flex.
En cuanto a la batería, es uno de los aspectos que no cambian de una generación a otra. El Fold sigue sustentando su actividad en 4.000 mAh. No obstante, la ayuda del nuevo procesador Snapdragon 8 Gen 2 facilita que la autonomía crezca hasta el día y medio, en vez de aguantar un día justo como ocurría en el modelo anterior. Además, el calentamiento no es notable, incluso durante la carga de la batería, menos aún si se usa la funda.
Para recargar la batería, Samsung vuelve a ofrecer carga rápida por cable de 25 W, carga inalámbrica de 15 W y carga inalámbrica reversible de 5 W. Cómo no integra el cargador en la caja, solo un cable, he recurrido a uno de 67W para probar la carga rápida por cable casi una hora y 20 minutos, menos de media hora si se busca solo el 50% de carga.
Fotografía
No podemos terminar este repaso por el Galaxy Z Fold 5 sin detenernos un rato en sus cámaras, las cuales son familiares. El juego de lentes elegido por Samsung es el mismo que el lucido por el Z Fold 4 en 2022, otro detalle que se mantiene de una generación a otra. Pero antes de quejarnos de esa repetición, es importante recordar que siguen siendo cámaras muy buenas, quizás no a la altura de los grandes smartphones de este año, los plegables se centran más en su pantalla que en la fotografía, pero igualmente destacable.
Entonces estamos ante una cámara principal de 50 Mpx que integra estabilización óptica. Después un gran angular de 12 Mpx, seguido de un telefoto de 10 megapíxeles que también cuenta con estabilización óptica. Para los selfies, dependemos de una cámara exterior de 10 megapíxeles, además de una cámara interior por debajo de la pantalla plegable de 16 megapíxeles.
De esta última cámara bajo el panel, reitero lo dicho hace 12 meses, la calidad no respalda el esfuerzo que ha supuesto instalarla y con las funciones de la app hay opciones mejores para hacer un selfie en condiciones. Por otro lado, el resto de lentes dan mucho juego, las fotografías son ricas en detalle, nitidez y colores vivos.
El HDR ayuda a nivelar la intensidad o escasez de iluminación al sensor principal que ofrece imágenes espectaculares, dignas de la gama alta. Aunque en algunas tomas es fácil detectar algún fallo, los colores son bastante naturales, para lo que acostumbran algunos procesados.
El zoom de 3 aumentos no se resiente en calidad, aunque si apuramos a los 10 aumentos digitales la imagen va perdiendo fuerza. De noche, mantiene con gracia los detalles, incluso en el cielo nocturno, aportando fotos imponentes a la vez que creíbles.
Por último, la grabación de vídeo alcanza resoluciones de 8K y 30 fps o 4K y 60 fps con una estabilización buena y el foco puesto en objetos en movimiento. Aunque no aspira a ser una cámara profesional, se puede confiar en este móvil para momentos puntuales.
¿Me lo compro?
Si algo me queda claro tras analizar de nuevo un plegable de Samsung es que, cuando su precio deje de ser tan alto, más de uno se sumará al club de los plegables. Los que el año pasado miraban con burla este móvil, hoy se han acercado con más interés. Será que se están acostumbrando a verlos, que yo hablo muy bien de la experiencia, el caso es que el mensaje está calando.
Samsung está orgulloso de sus móviles plegables, sin que esto haya evitado escuchar a sus clientes y aquellos medios especializados que criticaron en años anteriores el diseño de la bisagra y otros detalles. Esta quinta generación es la mejor que ha llegado al mercado y también el mejor plegable, pues aunque empiezan a aparecer otros fabricantes en la carrera, este es el que está más disponible a nivel mundial.
Sigue siendo cierto que no es un móvil para todo el mundo, ni si quiera me atrevería a decir que es un móvil para todos los días. En viajes o a diario, viajando en transporte público a la oficina, es cuando más lo he disfrutado. No obstante, en fines de semana o momento puntuales, el móvil tradicional más ligero es mucho más confortable. también requiere de un cierto periodo de adaptación por sus dimensiones.
Aquellos con capacidad económica para poder afrontar el esfuerzo que suponen sus casi 2.000 euros deben encontrar aquello que les une a este smartphone, esa función o uso que le hace destacar por encima del resto.