La 'oveja negra' se hace con las riendas del club: inquietud en la UE por la presidencia de Orbán
Budapest está sujeto a un expediente sancionador por poner en riesgo el Estado de derecho y bloquea o retrasa todas las decisiones sobre Ucrania.
1 julio, 2024 03:00"La presidencia no significa ser el jefe de Europa. La presidencia significa que te toca ser el que busca los acuerdos. Estar en el puesto del que construye las soluciones de compromiso es una posición interesante, al menos una vez en la vida. Así que se lo recomiendo al señor Orbán". Este es el consejo que, con grandes dosis de ironía, le ha dirigido al primer ministro húngaro su homólogo belga, Alexander de Croo.
Hungría toma este lunes el relevo de Bélgica asumiendo la presidencia de turno del Consejo de la UE. Aunque sus poderes son muy limitados, en Bruselas cunde la inquietud por los destrozos que pueda causar el ultra Viktor Orbán durante su semestre al frente de la Unión, con un telón de fondo particularmente difícil para la UE: dos guerras simultáneas en el vecindario (Ucrania y Gaza), elecciones en noviembre en EEUU en las que podría ganar Donald Trump y una China cada vez más agresiva.
Como aperitivo de su presidencia, Orbán ha anunciado este mismo domingo la formación de un nuevo grupo de derecha radical en la Eurocámara llamado 'Patriotas por Europa', en el que también participarán el FPÖ austriaco de Herbert Kickl y la Alianza de Ciudadanos Descontentos (o ANO) de Andris del checo Andrej Babis. Su programa común es poner fin a la ayuda a Ucrania y negociar con Rusia. Con este movimiento, el primer ministro húngaro renuncia a su gran objetivo de constituir un supergrupo ultra único, una idea que ahora mismo es imposible por el enfrentamiento entre Giorgia Meloni y Marine Le Pen, sostiene su equipo.
["Make Europe great again": Hungría elige un eslogan de Trump para su presidencia de la UE]
Los críticos más importantes de Hungría están en el Parlamento Europeo. En una resolución adoptada en enero, la Eurocámara pone en duda que Hungría sea capaz de sacar adelante la presidencia "de forma creíble", "habida cuenta de su incumplimiento del derecho de la Unión y de los valores consagrados en el artículo 2 del Tratado, así como del principio de cooperación leal". El Gobierno de Budapest está sujeto desde 2018 a un procedimiento sancionador por riesgos sistémicos al Estado de derecho y Bruselas le ha congelado alrededor de 21.000 millones de euros por su deriva autoritaria.
Además, desde el estallido de la guerra de Ucrania, Orbán se ha significado por bloquear o retrasar, casi siempre en solitario, los sucesivos paquetes de sanciones contra Rusia, así como la ayuda militar de la UE al Gobierno de Volodímir Zelenski. El primer ministro húngaro es el único líder europeo que mantiene contactos con Vladímir Putin, con el que se reunió en Pekín en octubre de 2023.
"Si tienes una posición proguerra, es totalmente lógico introducir sanciones. Pero el enfoque de Hungría es totalmente diferente. Nosotros nos oponemos a todas las sanciones porque nuestro objetivo es siempre la paz y las sanciones no nos han acercado a la paz. Pero si los otros 26 países quieren ir en esa dirección, nosotros sólo vetamos las sanciones que van contra los intereses de Hungría, como las que afectan a la energía", explicaba la semana pasada en Bruselas el jefe de gabinete de Orbán.
El primer ministro de Hungría fue el único líder europeo que votó en contra de renovar a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión (la italiana Giorgia Meloni se abstuvo).
"La impresión general es que la presidencia húngara avanzará en algunos expedientes porque cuenta en Bruselas con un equipo diplomático potente y experimentado. Pero no hará nada en aquellos temas que no le gustan a Budapest, en particular todos los que tienen que ver con Ucrania", explica a EL ESPAÑOL un diplomático europeo. Precisamente, Orbán protagonizó un breve pero tenso intercambio con Zelenski durante el Consejo Europeo del 27 de junio en la capital belga que registraron las cámaras.
El miedo a la parálisis sobre Ucrania, justo cuando Rusia está lanzando nuevas ofensivas, es el que ha llevado a la presidencia belga a pisar el acelerador durante el tramo final de su mandato. El pasado 25 de junio, se lanzaron las conversaciones para la entrada de Kiev en la Unión. No obstante, el Gobierno húngaro ya ha anunciado que no abrirá ningún capítulo de negociación durante sus seis meses de presidencia.
Además, la UE ha encontrado una artimaña legal que permite sortear el veto de Budapest al envío a Ucrania de los beneficios generados por los activos rusos congelados en territorio comunitario. El primer tramo de 1.400 millones de euros llegará en los próximos días. Pero Orbán todavía bloquea un total de 6.600 millones de asistencia militar.
"Aunque los poderes de la presidencia sean limitados, eso no significa que Hungría no pueda causar daño mientras ejerce este papel. Ya es bastante perjudicial que la UE esté representada por un país que ha socavado la democracia interna y que quiere tomar el control de Bruselas para promover su agenda antidemocrática. Si además Hungría intenta aprovechar la oportunidad que le brinda la presidencia para impulsar sus puntos de vista, podría crear confusión diplomática o incluso caos en el peor de los casos", relata a EL ESPAÑOL Zselyke Csaky, investigadora del Center for European Reform.
Para empezar, Budapest ha optado por la provocación a la hora de escoger el lema de su presidencia: "Make Europe great again". Es el eslogan más popular de Donald Trump, con el que Orbán mantiene una relación cordial: le visitó en marzo en su residencia de Mar-a-Lago. Una cercanía que contrasta con la posición mayoritaria en la UE, que es de extrema preocupación ante un posible regreso del republicano por el riesgo de que se desentienda de Ucrania y de la OTAN y desencadene nuevas guerras comerciales.
"Por lo que se refiere a Donald Trump, estoy al 100% -no, al 101%- con él. La primera razón es que Trump es un hombre de paz", ha dicho Orbán en una reciente entrevista. La elección de este eslogan es un gesto cargado de un alto valor simbólico con el que Budapest confirma implícitamente los peores temores de Bruselas: que usará la presidencia como plataforma para promover su agenda nacionalista y euroescéptica.
"En tanto que presidencia, vamos a ser un mediador honesto y cooperaremos de forma leal con todos los Estados miembros y las instituciones de la UE. No obstante, Hungría tiene una política europea bien definida, representa una alternativa europea clara. Esta visión de Europa también estará representada en nuestro trabajo", ha anunciado el ministro de Asuntos Europeos de Orbán, János Bóka.
Pese a estar totalmente aislado en Bruselas, el primer ministro húngaro sostiene que Francia, Alemania e Italia apoyan el programa de la presidencia, entre cuyas prioridades está aprobar un nuevo Pacto Europeo de Competitividad o avanzar en los acuerdos con los países de Oriente Próximo y del norte de África para frenar la inmigración ilegal. Orbán acaba de hacer una gira preparatoria durante la que se ha reunido con Olaf Scholz, Emmanuel Macron y Giorgia Meloni, pero sólo con esta última mantiene una buena sintonía ideológica.