Von der Leyen, Costa y Kallas: 3 piezas que encajan para el sudoku de los altos cargos de la UE
Los líderes de la UE celebran este lunes una cena de trabajo para avanzar en la renovación de la cúpula comunitaria tras el terremoto de las elecciones europeas.
16 junio, 2024 02:09En julio de 2019, Ursula von der Leyen era la impopular ministra de Defensa de Angela Merkel, asediada por los problemas internos de su departamento. No fue candidata a las europeas, no hizo campaña y su nombre no figuraba en las quinielas. Tras tres jornadas de conflictivas negociaciones en Bruselas, en las que cayeron uno tras otro todos los aspirantes declarados, el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso su nombre y obtuvo el respaldo unánime del resto de líderes para dirigir la Comisión.
La presidencia del Consejo Europeo se había pensado inicialmente como un cargo para pesos pesados de la política comunitaria, como Tony Blair o José María Aznar. Sin embargo, el primer titular del puesto en 2009 fue Herman Van Rompuy, un oscuro primer ministro belga que siempre ejerció su labor de forjar consensos alejado de los focos. En julio de 2014, Federica Mogherini apenas llevaba cuatro meses como ministra de Exteriores de Italia. Pero el excepcional resultado en las europeas de su jefe, Matteo Renzi, la propulsó al puesto de Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
La carrera por los altos cargos de la Unión Europea suele ser intensa, difícil e impredecible. Una pugna llena de obstáculos y sorpresas, quinielas fallidas y candidatos tapados que sólo emergen en el último momento. Pero esta vez todo parece distinto. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisite empiezan a debatir este lunes en una cena de trabajo la configuración de la nueva cúpula de poder comunitaria tras el terremoto de las elecciones europeas. Unos comicios marcados por el auge de la ultraderecha, pero también por la capacidad de resistencia de la 'gran coalición' de populares, socialistas y liberales, que retiene la mayoría.
La gran novedad ahora es que el reparto de altos cargos podría estar ya cerrado incluso antes de empezar la negociación formal (los contactos informales comenzaron hace meses). Todas las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL coinciden en que la alemana Ursula von der Leyen repetirá un segundo mandato al frente de la Comisión Europea; el ex primer ministro portugués António Costa se quedará con la presidencia del Consejo Europeo; y la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, sustituirá a Josep Borrell como Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Lo que no está claro es si el acuerdo podrá cerrarse ya este lunes o hará falta esperar a la siguiente cumbre del 27 y 28 de junio. "Aunque está surgiendo un consenso claro sobre los altos cargos, es posible que aún no haya una decisión este lunes. Probablemente algunos líderes querrán frener la decisión en un intento de impulsar las opciones de sus propios candidatos para otros puestos secundarios", explica a este periódico un diplomático europeo.
En este reparto de la pedrea, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que actúa como negociador de los socialistas europeos, aspira a colocar a Teresa Ribera como vicepresidenta del Ejecutivo comunitario responsable de cambio climático, transición ecológica e industria verde. En Bruselas se especula que la italiana Giorgia Meloni pedirá a Von der Leyen una cartera económica importante a cambio de su apoyo (y el de sus 24 eurodiputados). El polaco Donald Tusk, que también ha salido reforzado de las europeas, podría reclamar también su cuota de poder.
Todos estos puestos secundarios no tienen que decidirlos formalmente los líderes europeos, pero sí se discutirán entre bambalinas en la cumbre. La coreografía del evento ha sido particularmente complicada por el odio declarado que se tienen Von der Leyen y el presidente saliente del Consejo Europeo, Charles Michel, que pretendía dejar fuera a la alemana por ser candidata. Al final, la presidenta asistirá a la primera parte en la que se debate la agenda estratégica de la UE para los próximos cinco años, pero abandonará la sala cuando los líderes hablen de los altos cargos.
Si los jefes de Estado y de Gobierno intentan tumbar ahora a alguno de los tres candidatos favoritos, la jugada descuadraría todo el complejo sudoku que sustenta la cúpula de poder europea y obligaría a volver a empezar desde el principio. La terna formada por Von der Leyen, Costa y Kallas respeta todos los complejos equilibrios que exige el reparto de altos cargos en la UE, empezando por la igualdad de género. Cada uno de ellos necesita el apoyo de una mayoría cualificada en el Consejo Europeo para salir.
Von der Leyen viene de un gran país de centroeuropa y es la candidata del Partido Popular Europeo (PPE), que ganó por amplio margen los comicios del 9-J, cuyo resultado deben "tener en cuenta" los líderes europeos para elegir la presidencia de la Comisión. La alemana goza de un amplio apoyo entre los jefes de Estado y de Gobierno: sólo el ultra húngaro Viktor Orbán ha sugerido que votará en contra. El presidente francés, Emmanuel Macron, amagó con intentar la candidatura alternativa de Mario Draghi, pero ha quedado muy debilitado con el resultado de las europeas en Francia. A la espera de lo que decida Meloni, Von der Leyen podría reunir en principio los 361 votos que necesita en la Eurocámara para ser confirmada.
"A todos los líderes les cae bien António Costa", explica otro diplomático europeo. Los socialistas europeos quedaron en segunda posición el 9-J y ahora quieren la presidencia del Consejo Europeo y no la jefatura de la diplomacia que ocupó Borrell en 2019. Su candidato es desde hace muchos meses Costa, estrecho aliado de Pedro Sánchez en cuestiones como la "excepción ibérica" y que sería también representante de los países del sur. Las posibilidades del portugués se desplomaron cuando dimitó como primer ministro en noviembre de 2023, al verse envuelto en una investigación por corrupción. El caso se ha desinflado y Costa no está acusado de nada, por lo que las fuentes consultadas descartan que pueda dañar sus aspiraciones.
La tercera pieza del puzzle es Kaja Kallas, que pertenece a la familia política liberal y además representa a los países del Este y a los países pequeños. La primera ministra de Estonia, apodada como la 'nueva dama de hierro de Europa', quería ser secretaria general de la OTAN, pero fue descartada por su línea considerada "excesivamente" dura frente a Rusia. Este factor de riesgo todavía preocupa a algunos Estados miembros a la hora de designarla como Alta Representante, aunque este cargo tiene menos margen de maniobra: la política exterior sigue en manos de los Estados miembros y cualquier movimiento en la UE exige unanimidad.
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Que las negociaciones para designar a este trío están muy avanzadas lo demuestran también los movimientos de sus respectivos gobiernos. "Es posible que la presidencia del Consejo Europeo vaya a un candidato socialista. Si el doctor António Costa fuese candidato a ese puesto, el Gobierno de Portugal no sólo le apoyará sino que hará todo para que esa candidatura tenga éxito", ha dicho el primer ministro portugués, Luís Montenegro, que pertenece a la familia del Partido Popular Europeo. El propio Costa ha admitido su interés en el cargo.
Por su parte, Kallas no quiere reconocer abiertamente que sea candidata, pero en su propio Gobierno le deletan. El nuevo Alto Representante "debe tener un conocimiento profundo de la política de seguridad y comprender la amenaza de Rusia. Lo diré sin rondeos: el mejor candidato sería Kaja Kallas", ha dicho su ministro de Exteriores, Margus Tsahkna, que pertenece a otro partido liberal de la coalción de Gobierno.
"Todo indica que Ursula von der Leyen podrá desempeñar un segundo mandato", ha dicho este fin de semana en una entrevista Olaf Scholz, segundo negociador de los socialistas y que además será el responsable de designarla como candidata alemana a la Comisión aunque pertenezca a una familia política rival. El canciller apuesta además por una decisión rápida.
Aunque todo parece atado y bien atado, los líderes europeos todavía podrían romper el puzzle y empezar desde cero. Pero les resultaría muy difícil encontrar nuevos candidatos que respeten todos los equilibrios políticos, geográficos y de género. Además, los jefes de Estado y de Gobierno no quieren enzarzarse en un eterno debate de nombres en un momento geopolítico especialmente complicado, con dos guerras en el vecindario (Ucrania y Gaza), la posibilidad de que Donald Trump y su aislacionismo regresen a la Casa Blanca y la creciente agresividad de China.
"No hay tantas combinaciones buenas. A veces hay una solución fácil pero se abandona. Se pasa a la solución difícil pero no sale y se acaba regresando al punto de partida", apunta un tercer diplomático europeo.