La tristeza, el duelo o la imaginación. Quién sabe. Las causas de este suceso son insondables. Sí se saben los hechos, que han alterado la rutina en Protección, situado en Santa Bárbara, al oeste de Honduras. Allí, una familia acababa de enterrar a un bebé recién fallecido y, durante el acto, uno de los allí presentes atestiguó que había escuchado llorar al pequeño.
Tras ese espejismo, decidieron exhumar el cadáver y, más tarde, el hospital confirmó que no había ninguna anomalía, confirmando la muerte del bebé. Los hechos tuvieron lugar el pasado 14 de septiembre, cuando el pequeño ya había sido enterrado. Uno de los familiares dijo que, al pasar por allí, había escuchado los llantos del bebé, cuyo cuerpo fue enterrado en una ceremonia que había tenido lugar el fin de semana anterior, más concretamente el domingo 10 de septiembre.
Tras alertar al resto de la familia, esta decidió exhumar el cuerpo y, acto seguido, comenzaron a rezar. La esperanza que albergaban es que el bebé estuviera realmente vivo. En ningún momento, sin embargo, el pequeño dio señal alguna de vida y por ello fue trasladado al hospital, donde pensaban que conseguirían que el bebé pudiera 'volver' a la vida.
Nunca pasó: según informa el medio La Prensa, los servicios médicos del centro hospitalario confirmaron poco después que el cadáver no presentaba ningún signo de vida y que, por tanto, era imposible que el hombre hubiera escuchado llorar al pequeño en el cementerio.
Después de esta ratificación de la muerte por segunda vez, la familia esta vez sí aceptó la pérdida del bebé y volvió a enterrar el cuerpo en su tumba, zanjando así una semana turbia y llena de misterios en esta familia hondureña. Según recoge el diario mencionado, volvieron a la normalidad tras lo ocurrido y no piensan volver a exhumar el cuerpo.
Golpear el féretro
Algo parecido ocurrió en Ecuador. Bella Montoya, una mujer de 76 años, fue declarada muerta en un hospital, pero sorprendió a sus familiares al golpear su ataúd durante su velatorio, el pasado mes de junio. El incidente ha provocado una investigación del Gobierno sobre la conducta del hospital y es que, en efecto, la anciana estaba viva.
Los familiares abrieron el ataúd con celeridad, sacaron el supuesto cadáver de Bella Montoya y la llevaron de vuelta al hospital, en la ciudad de Babahoyo, en el centro del país, tal y como relató su hijo Gilberto Barbera a The Associated Press. "Nos dio un susto a todos", dijo Barbera, añadiendo que los médicos han dicho que la situación de su madre sigue siendo grave. Antes de jubilarse y de su falso fallecimiento, Bella Montoya había trabajado en ese hospital como enfermera.
El Ministerio de Salud de Ecuador añadió que Montoya estaba en cuidados intensivos el lunes 5 de junio en el Hospital Martín Icaza en Babahoyo. El Ministerio todavía investiga a los médicos involucrados en su caso, aunque hace unos días falleció. Esta vez de verdad. Montoya había ingresado con un posible derrame cerebral y parada cardiorrespiratoria, y cuando no respondió a la reanimación un médico de guardia la declaró muerta, explicó el Ministerio.