Una fanática de la monarquía británica posa junto a una imitación de la corona de San Eduardo antes de la Coronación del Rey Carlos III, en Londres.

Una fanática de la monarquía británica posa junto a una imitación de la corona de San Eduardo antes de la Coronación del Rey Carlos III, en Londres. REUTERS/Clodagh Kilcoyne

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Carlos III, a un paso de su ansiada corona: de la pompa de Londres a la apatía del antiguo imperio

Las celebraciones harán hincapié en la preocupación del rey por el medio ambiente, para combatir la creciente oposición a la monarquía.

5 mayo, 2023 04:08
Londres

Miles de banderas de Reino Unido ya decoran las calles, pubs y supermercados de Londres, anticipando la coronación de Carlos III. El monarca británico se ha esforzado por hacer de la ceremonia un evento multicultural, incluyendo a representantes de comunidades religiosas y pueblos indígenas, además de tropas de 34 de los países de la Commonwealth. Sin embargo, la primera coronación británica de la era digital genera opiniones encontradas en los territorios británicos de ultramar, donde la pompa y boato de ceremonias pasadas (como el diamante maldito Koh-i-Noor) brillan por su ausencia. 

La reina Isabel II fue, a lo largo de su vida, soberana de 32 países. El sábado, Carlos III será coronado rey de 15 naciones, seis de las cuales (Australia, Canadá, Bahamas, Jamaica, Islas Solomón, y Antigua y Barbuda) votarían por convertirse en repúblicas si se presentara la oportunidad, según ha descubierto una encuesta encargada por el político conservador Lord Michael Ascroft, consejero del rey. No es casualidad que ninguno de estos países haya declarado el día 6 de mayo como festivo nacional y que todos hayan optado por mantener un perfil bajo durante la histórica jornada.

El público más reacio al rey Carlos se encuentra en el Caribe, donde todavía se oye el eco de la ruptura de Barbados con la monarquía británica, en 2021. Ni siquiera la visita de los populares príncipes de Gales fue capaz de acallar el sentimiento republicano, y el primer ministro de Jamaica ya ha anunciado que no viajará a Londres para la coronación. En lugar de probar recetas como la "quiche de la coronación" o escuchar la lista de reproducción oficial, el país ha celebrado los primeros seis meses de Carlos como rey nombrando un Comité de Reforma Constitucional con el objetivo de convertir a Jamaica en una república. "¡Es hora de decir adiós!", decía Marlee Malahoo Forte, la ministra jamaicana de asuntos legales, a Sky News.  

Los fanáticos de la realeza británica esperan en el Mall, antes de la Coronación del Rey Carlos y Camila, Reina Consorte de Gran Bretaña, en Londres.

Los fanáticos de la realeza británica esperan en el Mall, antes de la Coronación del Rey Carlos y Camila, Reina Consorte de Gran Bretaña, en Londres. Reuters

Para combatir el republicanismo caribeño, la Corona británica ha optado por subrayar la preocupación del nuevo monarca y por el cambio climático, y el compromiso de la reina Camila por la educación, dos temas de enorme peso en la región. Con este espíritu, Bermuda ha decidido marcar el día de la coronación con un festival de lectura infantil, donde los niños recibirán libros y tiaras, una ceremonia de plantación de árboles y la apertura de un nuevo jardín botánico. Las Islas Malvinas también han anunciado una fiesta de disfraces infantil, karaokes e iniciativas benéficas como The Big Help Out, para marcar la ocasión.

Australia y Nueva Zelanda también han optado por el enfoque medioambiental para generar interés por la monarquía. Mientras que Nueva Zelanda apoyará iniciativas de plantación de árboles, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, ha anunciado que el país donará en nombre del rey diez mil dólares a una organización dedicada a la protección y conservación del perico terrestre occidental. A pesar de definirse como un “republicano de por vida”, Albanese ha confirmado que jurará lealtad a Carlos III durante la ceremonia, como lo requiere su puesto. Por su parte, el actor australiano Russel Crowe ha recordado con nostalgia su encuentro con Carlos III, aunque admitiendo que la coronación le genera un "desinterés distante" y que no cree que Australia "necesite un rey".

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Canadá es un perfecto ejemplo del enorme contraste entre las coronaciones de Isabel II y Carlos III, con menos de un siglo de separación. En 1953, el país organizó un enorme desfile militar, acompañado de conciertos, carreras de caballos, servicios religiosos y fuegos artificiales que ocuparon un día declarado festivo nacional. Las ciudades renombraron calles y las cadenas de televisión completaron la Operación Pony Express, utilizando un bombardero para hacer llegar las imágenes de la ceremonia al otro lado del océano. El evento de sesenta minutos con 21 salvas y la publicación de un nuevo emblema anunciados para 2023 es una triste comparación. Descrita como "floja" y "en los huesos" por Patricia Treble, Dale Smith ha llegado incluso a decir que la celebración es "tan mínima que es insignificante".

Aún así, hay una isla del Pacífico en la que el sentimiento monárquico iguala, o sobrepasa al de Gran Bretaña - aunque Carlos III ya no la cuente entre sus posesiones. Una comunidad indígena de Tanna, en Vanuatu, venera al Príncipe Felipe como una divinidad y asegura que su espíritu continúa presente en la isla. La coronación de Carlos, es por tanto motivo de júbilo y se celebrará allí con banquetes y fiestas, demostrando la capacidad de la familia real británica de perdurar en el imaginario colectivo aún habiendo perdido su corona.