Brasil lleva a Argentina al 'hemisferio BRICS' y busca revertir la crisis con ayuda de su Banco de Desarrollo
En una situación límite para las reservas del Banco Central argentino, Alberto Fernández se agarra a Lula para encontrar una solución alternativa al FMI.
5 mayo, 2023 04:09En paralelo a la sequía que arrasa las cosechas, una crisis de la moneda nacional está ahogando la economía argentina y conduciéndola a unos niveles de inflación que ya han superado el 105%. A cinco meses de las próximas elecciones, el mayor reto del presidente Alberto Fernández es fortalecer las reservas internacionales del país y esquivar la amenaza de que su Banco Central colapse.
Para ello, Fernández busca apoyos en su vecindad. En el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva ha encontrado a su mayor aliado. Lula, que asumió la presidencia a principios de año, se ha implicado desde el comienzo de su mandato en la construcción de un foro multilateral alternativo a las instituciones financieras y diplomáticas tradicionales, en el que Brasil se alzase como líder regional.
Además de Brasilia, Fernández y su ministro de Economía, Sergio Massa, llaman a otras puertas tan opuestas como Pekín y Washington. Las tres han mostrado su compromiso con Argentina, aunque con el compromiso no basta: los refuerzos tendrían que llegar antes de que se acaben las pocas reservas que quedan.
Pero, más allá de medidas como la prefinanciación de las importaciones que Brasil ha ofrecido a Fernández, lo que verdaderamente hará que Buenos Aires salga a flote es el desembolso de las grandes organizaciones financieras internacionales. Y ningún Estado tiene autoridad plena sobre entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Así, las diplomacias amigas sólo pueden procurar encauzar las negociaciones y presionar para que sean exitosas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, mostró su apoyo después de que Fernández accediera a condenar la invasión de Rusia a Ucrania el pasado marzo. En una visita del presidente argentino a Washington, Biden respaldó el plan de Massa de reajustar los objetivos acordados con el FMI y adelantar los 10.700 millones de dólares (unos 9.500 millones de euros) restantes para 2023.
El año pasado, Argentina cumplió e incrementó sus reservas anuales en 5.000 millones de dólares (4.460 millones de euros) según había pactado con el Fondo. Sin embargo, este año la caída de la producción ha causado de enero a abril una pérdida de reservas de más de 9.000 millones de dólares (8.000 millones de euros).
El presidente estadounidense aseguró a Fernández que lucharía por agilizar la burocracia del FMI, donde los trámites son lentos por naturaleza. Para ello, el Despacho Oval ha determinado facilitar un staff-level agreement, un acuerdo especial que permitiría que el directorio del Fondo atendiera el dosier antes de lo habitual.
El FMI es también una de las vías de cooperación propuestas por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Tras una reunión en Brasilia con su homólogo argentino este martes, Lula manifestó esta determinación, y dijo: "Voy a hablar con el FMI para que quite el cuchillo del cuello de Argentina".
Al encuentro, que fue casi improvisado, Fernández "llegó aprensivo", explicó el presidente brasileño más tarde a la prensa. Pero, esperanzador, expresó: "Va a volver más tranquilo. Sin dinero, es verdad, pero con mucha disposición política para encontrar una salida para la Argentina".
Uma alegria receber o amigo @alferdez hoje no Palácio do Alvorada. Brasil e Argentina são países irmãos e teremos relações cada vez mais prósperas com um dos maiores parceiros comerciais do nosso país e da nossa indústria. Juntos somos mais fortes 🇧🇷🇦🇷
— Lula (@LulaOficial) May 2, 2023
📸: @ricardostuckert pic.twitter.com/7XTV5w1Nt8
Lula cuenta con otro as bajo la manga para su amigo Fernández —este fue a visitar al brasileño a prisión, y abogó por su liberación incluso en períodos de campaña—. Participante ávido de foros internacionales alternativos, el presidente propone como fuente de una posible solución para Argentina a los BRICS, una asociación que reúne a cinco economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
En un intento de impulsar la cooperación económica entre sus miembros, el grupo fundó el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) en 2014. Lula propone que Argentina se beneficie de los proyectos de financiación que promueve la entidad, presidida en la actualidad por la sucesora y amiga del mandatario brasileño Dilma Rousseff.
Si no de amistad, también es buena la relación que une a Lula y a Xi Jinping, el presidente de China. El jefe de Estado brasileño ya le ha solicitado apoyo para ayudar a Argentina, y ya se ha concertado una reunión para tratar la reforma de los estatutos del banco, concretamente de su Artículo 7.
Sería imposible que los BRICS ayudaran a Argentina según las normas actuales: el país no integra el foro multilateral, y los fondos del Nuevo Banco de Desarrollo solo pueden destinarse a sus socios signatarios. "Vamos a hacer lo posible para cambiar esa regla", dijo Lula de cara a las negociaciones que tendrán lugar el próximo 29 de mayo en Shanghái, sede del NBD.
Será entonces cuando se vea si los BRICS están por la labor de ayudar a Argentina. Para ello, se necesitará una mayoría simple de los miembros del directorio del banco. Un análisis cuenta con el 'a favor' de India y Sudáfrica, además de Brasil; pero genera dudas la postura de la Rusia de Vladímir Putin, que es probable que se abstenga. La votación de China, aliada de Putin en el tablero ucraniano, también queda en el aire.
Mientras tanto, el presidente brasileño ha dado directrices a su ministro de Economía, Fernando Haddad, para que la vía del FMI no quede cerrada. Haddad brindará asesoramiento a su homólogo Massa, y la semana que viene viajará a Buenos Aires "para discutir un acuerdo sobre financiamiento para exportadores brasileños", cita Bloomberg.
Aunque las soluciones que ofrece la vía BRICS para fortalecer las reservas de Argentina llegarían más rápidamente, Buenos Aires y sus aliados no desisten en llamar a la puerta del FMI. En cualquier caso, la fuente de la solución parece poco relevante en este punto, y al Banco Central argentino le urge conseguir 3.000 millones de dólares (unos 2.670 millones de euros) antes de julio para evitar un derrumbe institucional. Que vengan de Washington o de Shanghái es lo de menos.