Cuando Manfred Von Richthofen sobrevolaba los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial nadie luchaba contra él. Combatían al mito, al fantasma. Luchaban, también, contra las estadísticas: 80 aviones enemigos derribados en 58 misiones. Era más difícil acabar con la leyenda del Barón Rojo que con el piloto de carne y hueso.
La historia militar está repleta de casos envueltos en la bruma, de mitos artúricos, arqueros infalibles, zorros del desierto, Grandes Capitanes, Carlomagnos, Saladinos y Napoleones. Todos ellos infundían pavor en el corazón de sus enemigos únicamente con pronunciar su nombre. Su fama era tan peligrosa como sus estrategias y pasaron a la historia como los más grandes. Sin embargo, esa misma historia militar atesora nombres que la memoria traspapela, gestas que la actualidad trae de nuevo al primer plano y que otra vez, en un plano más humilde, encogen el valor del adversario y mitigan su bravura.
El ejército ruso no ha emitido durante los últimos días comunicado alguno con los nombres y apellidos de los soldados fallecidos, heridos o cautivos durante la invasión de Ucrania. Apenas unas escuetas cifras en las que reconoce unas 500 bajas y algo más de 1.600 heridos en los primeros ocho días de combate. Sim embargo, Vladimir Putin, durante una reunión de su consejo de seguridad, y la propia asociación de veteranos han reconocido la muerte de Andréi Sujovetski.
General de división y comandante adjunto del 41 Ejército de Armas Combinadas del Distrito Militar Central de Rusia, Sujovetski habría caído en combate el pasado jueves cuando un francotirador ucraniano le habría alcanzado de un único dispara desde 1.500 metros.
La información también ha sido confirmada por parte de Ucrania. "El hecho es que lo matamos", aseguró a Fox News Volodymyr Omelyan, exministro de infraestructura de Ucrania que se unió a la milicia en Kiev. Además, una tercera confirmación habría llegado de la mano de Sergei Chipilyov, miembro de las fuerzas aerotransportadas del ejército ruso, a través de sus redes sociales: "Con gran dolor recibimos la trágica noticia de la muerte de nuestro amigo el Mayor-General Andréi Aleksandrovich Sujovetski en Ucrania durante una operación especial. Queremos expresar nuestras más profundas condolencias a su familia".
Sujovetski era un veterano altamente condecorado. En su carrera, participó dos veces en el Desfile de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú y recibió dos Órdenes al Valor, la Orden al Mérito Militar y la Medalla al Valor. También había sido elogiado por su papel en la anexión de Crimea. Algunos analistas le consideran uno de los consejeros militares más cercanos a Vladimir Putin durante los últimos años, lo que situaría su muerte como un duro golpe para todo el ejército ruso en general y para el propio Putin en particular.
Sin embargo, la muerte de Sujovetski también supone el despertar de un fantasma: el de los tiradores de precisión ucranianos, famosos desde la Segunda Guerra Mundial por su habilidad y por sus números con un nombre por delante de todos ellos.
Liudmila Pavlichenko
Cuando Franklin D. Roosevelt recibió por primera vez en la Casa Blanca a un ciudadano soviético probablemente el presidente de Estados Unidos no sabría que la mujer que tenía enfrente era una tiradora ucraniana con más de 300 muescas en su fusil.
Durante la Segunda Guerra Mundial, cerca de 2.000 mujeres participaron de los equipos de francotiradores del Ejército Rojo, muchas de ellas ucranianas. Apenas sobrevivieron 500 y la más famosa de todas ellas fue Liudmila Pavlichenko. 309 blancos confirmados en los frentes de Odesa y Sebastopol fruto de lo que aprendió en un club de tiro durante su época de estudiante de Historia en la Universidad de Kiev -años después defendería con éxito su tesis sobre el histórico cosaco Bogdán Mijáilovich Jmelnitski-.
Tal fue su relevancia mundial que tras aquella visita a Washington DC comenzó una gira por todo Estados Unidos acompañada de Eleanor Roosevelt para dar charlas, con el fin de presionar para que se abriera un segundo frente en la Europa ocupada por los nazis. Al volver a la Unión Soviética ya no se reincorporó al frente sino que fue asignada como instructora de francotiradores.
Curiosamente fue el 8 de agosto de 1941 cuando se confirmaron sus dos primeros objetivos en combate. Junto a sus compañeros del 54º Regimiento de Fusileros se batía en retirada hacia Odesa una vez que el Ejército Real de Rumanía había roto las líneas del Ejército Rojo a lo largo del río Prut. Aquel mismo 8 de agosto de 1941 comenzó la Batalla de Odesa y un asedio de 73 días a la Perla del Mar Negro que no terminó hasta que las tropas nazis tomaron Crimea y Stalin decidió abandonar la ciudad y replegar a sus tropas en Sebastopol.
Durante los 73 días de asedio, Liuda, como la llamaban sus padres, causó 187 bajas entre alemanes y rumanos agrandando una leyenda que le valió para ser apodada como Lady Sniper y Lady Death por el The New York Times durante su visita a Estados Unidos.
Pavlichenko murió de un derrame cerebral a los 58 años muy probablemente causado por un trastorno por estrés postraumático y su alcoholismo. La coproducción ruso-ucraniana titulada La batalla por Sebastopol rememora sus gestas durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, se estrenó a finales del año 2013, justo coincidiendo con el comienzo de los altercados que acabaron derivando en la situación que ha agitado la actual invasión rusa de Ucrania en la que su fantasma y su leyenda estará muy presente. Incluso a un kilómetro y medio de distancia.