La escritora Jessica Gómez: "Tenemos que ser unas cabronas egoístas que se cuidan y se anteponen"
Magas habla con la autora sobre su última obra, sobre inspiración, familia, quererse a uno mismo y, sobre todo, de las personas que evitan que lo hagas.
29 noviembre, 2023 02:25Si hay algo que nunca va a faltar en el mundo son las personas que te restan energía, es importante reconocerlas para poder evitarlas. El primer paso para ello, es reconocerte a tí misma y ponerte siempre en el primer lugar. De esta reflexión nace Me faltan horas y me sobran gilipollas, #39 ideas para quererte más y mejor (HarperCollins, 2023).
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Jessica Gómez comenzó en el 2014 con su primer cuento, una teta, una naranja, una aceituna y de ahí en adelante, es todo historia. Además de participar en diferentes medios, tener su propio blog —con el cual ganó el premio 'Mejor Blog Personal' en los XI Premios 20 Blogs—, está constantemente pensando qué libro puede empezar, "aunque la vida, no le dé".
Con la comedia siempre de la mano, en este formato la autora aborda todos esos consejos que necesitamos escuchar para cuidarnos. En calidad de amiga, Jessica Gómez ofrece, a todas sus lectoras, esas lecciones para vivir más contenta y menos rodeada de personas que no te permiten serlo.
¿De dónde y cómo surge Me faltan horas y me sobran gilipollas?
Todos mis libros surgen de la necesidad que tengo de contar algo. Este en concreto surgió de la necesidad de hacer una lista de consejos para mí misma. Ideas para recordarme todo lo que durante los últimos años me ha ayudado a estar bien, a protegerme de la gente que me resta, a mantener a mi lado a la gente que me aporta cosas buenas y dedicar mi tiempo y mi energía a todo aquello que lo merece.
39 ideas para quererte más y mejor, ¿Cómo se desarrollan?
Fue un poco complicado. En el sentido de que son cosas que yo pongo en práctica en mi día a día, pero no me había parado todavía a ponerles un nombre y un orden. La dificultad, sobre todo residía ahí, en todas estas cosas que quiero identificar y listar para recordármelas a mí misma. También es cierto que en el momento en el que arrancas, luego ya todo es mucho más fácil porque empiezan a salir las cosas solas.
Una vez que tiene en mente que quiere escribir un libro así, todos sus sentidos están alerta, ¿no?
Sí, absolutamente y es muy agotador, porque en el momento en el que yo tengo el libro en la cabeza y lo convierto en una de mis prioridades, porque yo siempre tengo varios libros en marcha, pero hay uno que es el prioritario, que es el próximo en salir. Entonces este libro me ocupa el 100% del tiempo 24/7, estoy alerta a todos los indicios, a las anécdotas, las cosas que me pueden servir para contar esto que tengo en la cabeza. En esos momentos es peligroso estar cerca de mí, porque cualquier cosa que digas o hagas puede terminar dentro del libro.
Al final también tiene que terminar soñando con ello.
Pues muchas veces sí. Y es algo que agradezco, incluso, porque la inmensa mayoría de mis buenas ideas se me ocurren mientras duermo. Sé que es algo que nos pasa a muchos, cuando estoy durmiendo o cuando estoy haciendo actividades que son muy rutinarias, como lavar los platos, cocinar… normalmente momentos en los que no puedo escribir, es cuando me vienen las buenas ideas.
Pero he cogido la costumbre de mandarme notas de audio por WhatsApp a las cinco de la madrugada, me despierto con la idea y me mando una nota de audio: 'Oye, acuérdate de esto', y sigo durmiendo.
Porque si no, a la mañana siguiente no se acuerda.
A la mañana siguiente te garantizo que no te acuerdas. Hay veces que me despierto por la mañana y descubro que me he mandado mensajes a mí misma y es como 'Anda, mira qué buena idea tuvo mi yo de las cinco de la madrugada'.
Yo estoy convencida de que durmiendo se nos ocurren las mejores ideas. Te puedo contar, de hecho, que hay una novela —que es uno de estos proyectos que tengo en el cajón— que estuve dándole vueltas en la cabeza sabiendo exactamente lo que quería contar, pero no sabía cómo hacerlo y se me ocurrió durmiendo.
En la obra intenta convencer a la gente de que se convierta en cabrones egoístas, que se pongan siempre por delante ¿Tú eres una cabrona egoísta?
Sí, totalmente. A ver, tengo que decir que también lo de llamar cabrona egoísta o decir que tenemos que serlo es denotar un poco la palabra egoísta, lo digo de esa manera para que se entienda bien. Pero yo no creo que cuidarse sea egoísta, yo creo que cuidarse es justo y necesario y no debemos confundirlo, pero si tengo que llamarlo así para que se entienda, pues lo llamo así.
Tenemos que ser cabronas egoístas que se cuidan y que se anteponen. Cuando empiezas a cuidarte y descubres que haciéndote bien a ti es cuando puedes hacer bien a los demás, es cuando te das cuenta de que cuidarse en realidad es lo necesario.
Realmente en muchas amistades y relaciones, muchas veces tenemos que terminar por ceder en diferentes ocasiones, ¿hasta qué punto podemos ser egoístas?
Podemos flexibilizar y podemos incluso ceder, pero lo que no podemos hacer es hacerlo siempre con todo el mundo. Muchos de nosotros y muchas de nosotras tenemos en nuestra vida un par de personas con quienes cedemos prácticamente siempre por no perder a esa persona, y la pregunta es ¿eres es feliz? ¿Te sientes bien o estás renunciando a cosas que tú necesitas?
Una cosa es ceder o flexibilizar, para encontrar un punto común de encuentro o incluso para que la otra persona esté bien si es lo que tú quieres. La cuestión es si dar más de lo que puedes y renunciar a cosas que tú necesitas, a ti te cuesta estar mal, ¿de verdad es eso lo que quieres hacer?
Pensar un poco en tí y en si te conviene que esa persona siga en tu vida.
Yo esto lo aprendí, sobre todo, desde que tuve hijos que empezaron a crecer. Cuando te dicen 'es que tengo tal amiga que siempre se está metiendo conmigo y no quiere jugar a lo que yo quiero jugar' yo muchas veces les digo 'y si esta persona que nunca quiere hacer lo que tú quieres, que no te trata bien, ¿tú por qué quieres que siga siendo amiga tuya?'
Es algo que tenemos que hacer de pequeños, de adultos y en todos nuestros campos, en las amistades, en las relaciones familiares, en el trabajo… Pensar si todo a lo que estamos renunciando lo estamos haciendo por alguien que realmente queremos conservar en nuestra vida.
Muchas veces nos aferramos a personas que por el tiempo o por cariño, nunca terminamos de soltar.
Por tiempo, por cariño, por lazos familiares… muchas veces e incluso, los lazos familiares y los lazos laborales, curiosamente nos cuesta un montón. Tenemos muy asumido que son ámbitos en los que puede haber gente que nos trate mal y está justificado.
En este libro a los jefes les meto un montón de caña, porque a mí es un tema que me tiene escandalizada, lo normalizado que tenemos que un superior laboral nos pueda tratar de determinada manera, nos pueda hablar mal, nos pueda gritar o que nos puede incluso insultar. No creo que nadie tenga derecho a tratar así a otra persona y no deberíamos jamás consentir que se nos trate así.
Aun así, muchas veces también tenemos que reconocer que los gilipollas somos nosotros sin darnos cuenta.
Ah, por supuesto. Yo soy firme defensora de que todos somos gilipollas en la vida de alguien, pero no pasa nada. Al final, lo que llamamos gilipollas es —hay gente que sí que hace oposiciones a gilipollas y con nota— una persona incompatible con nosotros.
"El quid del libro es ¿queremos vivir con gente que no es compatible con nosotros? Esa es la cuestión".
Yo sé que soy una gilipollas en la vida de mucha gente, pero yo no quiero que nadie tenga conmigo una relación por compromiso. Quiero tener relaciones honestas, en las que la gente que yo tengo a mi alrededor es gente a la que aprecio y que incluso, aunque a veces se porte como un gilipollas, no pasa nada, porque es gente a la que acepto y quiero. Relaciones leales, creo que todos nos merecemos eso.
¿Realmente cree que las personas que consideramos impresentables son incompatibles con nosotros mismos o, al contrario, son demasiado parecidos?
Podría ser, claro, yo en el libro digo que no soy psicóloga sino que te echo la bronca en calidad de amiga. Pero sí que puede ser que muchas veces lo que nos rechina en otras personas son esas cosas que no nos gustan de nosotras mismas, o esas cosas que querríamos ser y no podemos.
¿No te queda nada por decir en estas 39 ideas o serías capaz ahora mismo de escribir una 40?
Yo creo que si me pusiera podría escribir incluso otras 39, pero lo dejo para otro libro, que el chalé no se paga solo.
Es madre de tres hijos, una maternidad a la que le dedicó un libro y habló de ello en muchos otros. ¿Qué diferencia hay entre la Jessica que habla de sus hijos y la que habla de que hay que ser cabrones egoístas?
Ninguna. Soy una tía bastante simple o que intenta convertir en simple lo que le rodea. Tengo un buen sentido del humor, me gusta mucho divertirme y la base de todo lo que hago y todo lo que cuento es que me siento bien conmigo, con lo que hago, con como soy, con las cosas que me gustan, con las cosas que no, no me avergüenzo.
Cuando hablas sin el corsé de la vergüenza, es mucho más fácil. No importa lo que digas o lo que cuentes, siempre va a haber gente que se va a sentir comprendida con lo que tú estás diciendo. Cuando escribes sintiéndote segura de quién eres y de lo que haces, o incluso aunque no te sientas segura, simplemente con que aceptes quién eres y lo que te gusta hacer en la vida, es suficiente.
Yo entiendo que lo que hago y lo que soy, no a todo el mundo le puede gustar, pero tampoco me hace falta, a mí tampoco me gusta todo el mundo y no pasa nada.
¿Es usted al 100%?
Soy la misma Jessica en todos mis libros. Otra cosa es que, en las cosas que escribo refleje a una Jessica diferente. Esto es algo sabido entre todos los escritores, todos los personajes tienen algo de ti, en lo bueno y lo malo. Luego está lo que tú decides llevarte a tu vida real, en me faltan horas y me sobran gilipollas soy yo en mi vida real. Cuando escribo de género negro y mato a gente, es una parte oscura de mí, pero yo eso no me lo llevo al plano real, hay que dejarlo claro.
¿Cómo ha evolucionado en la escritura?, ¿es quien quería ser cuando empezó?
Soy quien quería ser cuando era pequeña. Cuando decía que quería ser escritora, la primera respuesta de la gente a mi alrededor era 'será que quieres ser periodista', incluso me llegaron a decir 'bueno, si te gusta escribir, a lo mejor puedes estudiar para secretaria', ser escritora era una cosa reservada a pocas élites.
Literariamente he mejorado porque, como en todos los trabajos, se mejora con la práctica. Como he tenido la suerte de poder dedicarme a esto, puedo practicar y cada vez ser mejor en lo que hago, el vivir de escribir y el haber llegado hasta aquí, para mí es motivo de orgullo porque las tenía todas en contra.
Actualmente, ser escritora es ser muy valiente.
A mí me ha hecho falta valor y confianza. Casi todo el valor y confianza que tengo en mí misma —aparte de por supuesto mi familia y mi marido— me ha venido de mis amigas, de mi círculo de mujeres. Ellas fueron quienes más confiaron en mí y las que me ayudaron a confiar en mí misma.
También he podido porque en mi casa hay equipazo, mi marido y yo somos equipazo. Cuando las cosas han sido difíciles, les he tenido a ellos para salir adelante. Siempre lo digo y no podría dejar de decirlo, si estoy donde estoy es porque en mi casa había gente sosteniéndome.
Al final, si alguien confía en tí, te da alas.
Es tan necesario estar con gente que te apoye. Lo que te decía antes de tener relaciones honestas, que sepa quién eres, que te quiera como eres, que potencie lo mejor que hay en tí y que te ayude a despegar.
Y que te quieran cuando seas un poquito gilipollas.
Eso sobre todo, porque además yo voy sobrada de ello, créeme.