La felicidad es ese estado emocional que todos perseguimos desde que tenemos uso de conciencia. Nos gusta sentir que nuestra vida merece la pena y sentirnos bien con nosotros mismos, con lo que hacemos y con las personas de las que nos rodeamos.
Recientemente, la Universidad de Harvard sacaba a la luz el estudio científico más longevo de la historia sobre la felicidad. El análisis comenzó en 1938 y acompañó a 700 adolescentes a lo largo de sus trayectorias analizando sus alegrías, dificultades y su estado físico y emocional. Uno de los descubrimientos más sorprendentes tras el experimento fue que las personas que habían mantenido relaciones más cálidas y cercanas a lo largo de su vida se mantuvieron más saludables físicamente a medida que envejecían.
"Cuando nos encontramos en una situación estresante y al llegar a casa podemos hablar con nuestro cónyuge o llamar a un amigo, sentimos que nuestro nivel de estrés baja. Si no tenemos a nadie y nos encontramos aislados y solos, la percepción será que nuestro cuerpo permanece en un bajo grado de reacción de lucha o huida", explicaba el psiquiatra y director del estudio Robert Waldigner en una entrevista con la BBC.
¿Qué es la felicidad?
La Top 100 Margarita Álvarez, además fundadora de Working For Happiness y autora del libro Deconstruyendo la felicidad: cómo mezclar los ingredientes para una vida feliz, habla con Magas para descubrir algunos aspectos sobre este estado idílico.
Margarita, ¿qué es la felicidad para ti?
Para cada uno de nosotros, la felicidad es algo diferente. La definimos y sentimos de maneras distintas, por cada persona que conozco se me ocurre una definición diferente. Lo que sí sabemos es que tiene que ver con una cierta paz interior, con una serenidad y satisfacción vital.
Basándonos en el estudio de Harvard, que muestra que las personas alcanzan el máximo de felicidad a los 60 años y el mínimo a los 47... ¿Por qué crees que puede suceder esto?
La llamada 'curva de la felicidad' se ha estudiado durante años, y aunque es discutible, lo cierto es que la edad comprendida entre los 30/35 y los 45/50 es cuando más presión tenemos en nuestras vidas.
La responsabilidad de los hijos, la carrera profesional, el cuidado de otros... eso hace que tengamos más presión que cuando vamos entrando en la edad en la que la parte profesional ya no supone una tensión. También con respecto a los hijos que, en principio, ya no suponen una responsabilidad cotidiana y tenemos más tiempo para nosotros mismos.
¿Crees que es posible alcanzar un estado de felicidad permanente?
Este es uno de los grandes errores que cometemos al pensar en la felicidad. La felicidad no es un estado constante, no es un nirvana en el que un día entras y ya está: conseguido para siempre.
Como ya he dicho, tiene que ver con una cierta paz interior, con una satisfacción vital. Eso es compatible con las circunstancias de la vida, con los momentos más fáciles y con los más difíciles, con momentos de tristeza, miedo y frustración y, sobre todo, con la suma de momentos positivos a lo largo del día. Por estadística todos los tenemos, pero no siempre los valoramos.
¿Qué podemos hacer para ser más felices?
Es muy importante valorar los buenos momentos del día a día que todos tenemos, pero que damos por hecho. ¿Cuántas veces somos conscientes del tesoro que es poder llamar a papá o a mamá, de disfrutar con nuestros abuelos o de saber que puedes llamar a un amigo para tomar un café y desahogarte?
Valorar los pequeños y buenos momentos nos hace más felices
También hay que pensar en el impacto que tenemos en otras personas, en nuestro micromundo, en ese sentido y significado que le damos a nuestras vidas. No se nos puede olvidar cuidar nuestras relaciones personales. Muchas veces dejamos de atender a la gente que queremos, que al final son nuestro mayor apoyo y red emocional a lo largo de la vida.
Por regla general y según tu experiencia, ¿quiénes son más felices, las mujeres o los hombres?
En el primer estudio que hicimos en el Instituto de la Felicidad, vimos como ambos sexos tienen un nivel de felicidad muy parecido. Aun así, la media estadística muchas veces oculta detalles que son importantes de conocer.
Veíamos que, mientras los hombres tienen menos variaciones en esa nota, las mujeres, a pesar de encontrarse en la misma nota media, la alcanzamos porque a veces estamos muy bien y otras veces muy mal. Es decir, que somos mucho más extremas en esos estados emocionales.
Según tu libro, ¿cuáles son los ingredientes para vivir una vida feliz?
Además de los tres mencionados anteriormente, hay otros dos elementos que nos ayudan a corregir el sesgo negativo que tiene nuestro cerebro: el altruismo y el agradecimiento.
Hacer algo por los demás, lejos de ser un gesto de generosidad, es un acto egoísta, porque nuestro cerebro nos premia cada vez que tenemos un gesto hacia otra persona. El agradecimiento nos ayuda a ser conscientes de la cantidad de cosas bonitas que nos pasan a lo largo del día y la cantidad de personas que hacen nuestra vida mejor.
¿Crees que las nuevas tecnologías han impactado en la felicidad de las personas?
La tecnología es una simple herramienta, el cómo la utilizamos es lo que marca la diferencia. Es obvio que la presión de las redes sociales está aumentando los niveles de ansiedad y depresión entre los adolescentes, pero también están ayudando a que personas mayores puedan tener vínculos que perdieron en el pasado o conversaciones diarias que les ayuden a salir del aislamiento. Todo depende del uso que les demos.
¿De qué manera impacta nuestra forma de relacionarnos con la felicidad?
El bienestar relacional es uno de los cinco bienestares que conforman nuestra felicidad, por lo que saber relacionarse y cuidar nuestro entorno tiene un impacto directo en nuestro estado de ánimo. La inteligencia emocional es la clave para tener una calidad emocional sólida. Es importante recordar que no vemos la vida como es, sino como somos. Por eso es esencial trabajar en nuestra forma de ver, ser y hacer sentir a los demás.