¿Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez? Una será la primera presidenta de México tras las elecciones del 2 de junio
México se moderniza. La paridad en candidaturas y puestos del Ejecutivo, Legislativo y Judicial es una realidad histórica.
1 junio, 2024 01:44Claudia Sheinbaum Pardo (Ciudad de México, 1962) y Xóchitl Gálvez Ruiz (Tepatepec, 1963) son las candidatas para presidir la República de México en las elecciones del próximo 2 de junio.
Será la primera vez en la historia que una mujer presida el país. Son dos mujeres muy distintas. En común, la inteligencia, la capacidad de trabajo y esfuerzo. Las encuestas, por ahora, dan ganadora a Claudia Sheinbaum, aunque Xóchitl sigue subiendo. Hay un tercero en liza sin opciones, Jorge Máynez.
Las del 2 de junio serán las mayores elecciones de la historia de México. 98 millones de mexicanos están llamados a votar para renovar más de 20.000 cargos: la presidencia de la República, medio congreso y senado, 9 gobernaturas de estados y 16 alcaldías. Las listas de candidatos son paritarias por ley, así como los puestos en el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial en los tres niveles: federal, estatal y municipal.
México se ha modernizado. El machismo persiste, sobre todo, culturalmente y en clases bajas. Con todo, el principal problema del país, cuyo PIB es el duodécimo mayor del mundo (siendo España el 15º) es la violencia y el crimen organizado. En el sexenio del vigente presidente, AMLO (Andrés Manuel López Obrador), han sido asesinadas 180.000 personas. 300 de ellas relacionadas con procesos electorales y política.
Generalmente, en México, los presidentes empiezan su mandato con un 60% de popularidad y, 6 años después, se van con un 10%, explica el historiador Antonio López Vega, justo antes de volar a México para participar como observador en las elecciones. Sin embargo, AMLO tiene un 50%. Está considerado como un mesías.
¿Quién es el pueblo?
Claudia es la sucesora y más fiel colaboradora de AMLO. Su coalición 'Sigamos haciendo historia' estaría en el espectro ideológico del populismo de izquierdas. Procede de clase media urbana y padres universitarios. Habla por el “pueblo”.
Xóchitl, pertenece a ese “pueblo”. De origen humilde, es un ejemplo de mujer hecha a sí misma. Habla para todos. Sin estar afiliada a ningún partido, lidera la coalición Fuerza y Corazón por México que, simplificando, representaría al establishment.
Los abuelos paternos de Claudia llegaron a México en los años 20, huyendo de Lituania. Eran judíos, él comunista. Los maternos, judíos búlgaros, huyeron de los nazis en los 40. Ella no es religiosa. “Respeto todas las religiones. Creo en el estado laico”, ha dicho en alguna ocasión.
Desde muy joven, Claudia ha estado involucrada en movimientos estudiantiles y sociales. “En mi casa se discutía de política en el desayuno, la comida y la cena.”, ha contado a Arturo Cano, autor de su biografía. Su madre es catedrática de Biología y su padre, químico, trabajaba en la empresa privada. Participaron en los movimientos estudiantiles del 68. Claudia estudió en colegios privados, tuvo clases de francés, guitarra y ballet. Dejó el baile a los 21. No podía compaginar la danza profesional con sus estudios en la UNAM. Es doctora en Ingeniería Ambiental.
La candidata oficialista recuerda a Cayetana Álvarez de Toledo por su solidez intelectual y la seguridad con la que habla. Tiene mayor conocimiento científico y menor histórico. No comunica mucho. En los tres debates electorales Xóchitl, que es más cálida, calificó a su contrincante de “fría”, de “no tener corazón” y de “mentirosa”. Claudia, siempre con un tono suave pero firme, tildó a la candidata opositora de “corrupta” y esta, que es de respuesta rápida, contraatacó con “narcocandidata”. Claudia actuó como ganadora. No se volteó ni un momento para mirar a la candidata opositora.
Juntas, no revueltas
El caso es que estas dos mujeres se conocen bien. Gálvez ayudó a Sheinbaum a conseguir recursos cuando era jefa delegacional de Tlaman, distrito de la Ciudad de México donde vive.
Cuando Claudia se perfiló como candidata a la Jefatura de Gobierno, cuenta Xótchil, que la “ayudó un poquito” a darse a conocer. López Obrador intentó fichar a Gálvez para su partido. Fue Claudia quien le llevó la propuesta:
“Lo pensé… Pero era obstinado y no escuchaba. Cree que tiene la razón absoluta y eso es muy peligroso para un país”, contó Xótchil recientemente en el programa mexicano de televisión El Nido de Garza.
La vida de Xótchil Gálvez es de novela. Nació en un pequeño pueblo del estado de Hidalgo, Tepatepec. Hija de un profesor de educación primaria y de una ama de casa. Desciende por línea paterna del pueblo indígena otomí. “Como niña te marca la violencia intrafamiliar. Pensar que estaba destinada a casarme con un hombre alcohólico y violento como mi padre me ayudó a salir de mi casa”, ha contado en la misma entrevista.
Vendía gelatinas y tamales para ayudar al sostén familiar, luego confeccionó faldas para las estudiantes de secundaria, y siguió trabajando a la vez que estudiaba. Gracias a una beca pudo ingresar en Ingeniería en Computación en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), la misma donde estudió Claudia. Lo pasó muy mal al llegar a la Ciudad de México. Estuvo a punto de volver a su pueblo por un intento de violación.
De vender tamales a empresaria
En 1992 fundó la empresa High Tech Services, que aplica la alta tecnología al diseño de edificios y espacios inteligentes. Para el mantenimiento de estos creó otra empresa, OMEI. En 1997 creó la Fundación Porvenir con el fin de ayudar a los niños indígenas que sufrían malnutrición. En el 2000 fue considerada en el Foro Económico de Davos como uno de los 100 líderes globales del futuro.
Ese año, el presidente Vicente Fox del PAM (Partido de Acción Nacional) la llamó para integrar el gabinete de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Más tarde fue la primera directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Los indios wixárika la convocaron a una ceremonia con peyote de tres días de peregrinación para que hiciera un buen trabajo. Es partidaria de la legalización de la marihuana, aunque confiesa no haberla fumado nunca. Claudia, que la probó en la universidad, también es partidaria.
Xótchil dimitió en 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón redujo el presupuesto. En 2015 fue elegida jefa direccional de Miguel Hidalgo por el PAM (Partido de Acción Nacional). El partido se enfadó con ella por reducir puestos de trabajo. En 2018 fue elegida senadora por el mismo partido. Se ha saltado la disciplina de partido en el voto cuando lo ha considerado pertinente.
El peor día
En 2012, su hermana fue detenida como cómplice de una banda de secuestradores. “Fue el día más horrible de mi vida por la saña con que se utilizó”, ha contado en la misma entrevista. Xóchitl se hizo cargo de sus sobrinas para que “no se malograran”. De su hermana piensa que “no pudo procesar la violencia que vivió de niña”. Lleva 12 años en la cárcel esperando sentencia.
“Ahora soy mejor persona. Ir a la cárcel cada 15 días me ubica en la realidad. Es muy duro. Ni el ego ni la arrogancia”, confesó Xóchitl en la entrevista. Cree que eso le hace entender mejor a los demás: “A la gente no le importa si se es de izquierdas o de derechas. Le importa que le resuelvas los problemas.” “Yo soy rebelde con causa. Este país tiene que voltear a los que menos tienen, pero tampoco se puede pelear con los que tienen.”
Ideología
En Claudia Sheinbaum pesa más la ideología. Tiene un currículum brillante tanto en la política como académicamente. Su primer cargo en la administración fue en el año 2000. AMLO la nombró secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México. Como catedrática, había participado en un estudio junto al Nóbel de Química, Mario Molina, sobre la contaminación en la ciudad.
Conoció a AMLO en una reunión en su casa. Su ahora exmarido, Carlos Imaz, fue fundador del PRD (Partido de la Revolución Democrática) del que formaba parte AMLO. Explicaba Claudia en una entrevista hace seis años para el canal ADN40 que la visión del partido se perdió debido a un conflicto de egos: “Eso hace daño a cualquier organización”. Desde entonces le acompaña la obsesión por mantener la unidad. En 2012, fundó junto a AMLO y otros integrantes la asociación civil MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) que se convertiría en partido político en 2014.
En 2006 dejó la Secretaría de Medio Ambiente para convertirse en vocera de la campaña de AMLO a la presidencia. Durante un tiempo compaginó su labor en la universidad y en la política. Trabajaba sábados y domingos. Formó parte del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, organización que ganaría el Nobel de la Paz junto a Al Gore en 2007. En 2018 deja la universidad para centrarse en la jefatura de la Ciudad de México. Sus colaboradores la llaman “la jefa”.
Disciplinada y obsesiva del trabajo
La entrevista de hace seis años muestra su faceta más personal. Claudia se definía como persona consecuente en su vida privada y pública, alegre, disciplinada, obsesiva con el trabajo y con mucho amor por la vida. La política era para ella una responsabilidad: “Me parece importante aplicar mis conocimientos para transformar la realidad. El vínculo entre la academia y el servicio público es importante.” En otra entrevista para Canal Once ya como candidata, en 2023, habló del proyecto de nación de AMLO, La Cuarta Transformación: “Hay que darle continuidad por el bien del pueblo. Por un México más justo.” “Lo que te pone los pies en la tierra y te da fuerza son las convicciones.”
Su ahora exmarido se vio envuelto en un escándalo. Salió en un vídeo recibiendo billetes. Poco tiempo después se divorciarían. En común tienen dos hijos y un nieto. A Claudia le encantan los niños. Se ha casado por segunda vez con un antiguo compañero de universidad, doctor en Física y analista de riesgos financieros en el Banco de México.
Xóchitl continúa casada con su primer marido. También tiene dos hijos. De su hija ha dicho: “Es libre. Tiene 34 años y no se ha casado. Qué maravilla que las mujeres sean así. Yo todavía tengo atavismos.”
Elecciones complejas: polarización e intromisiones
Son elecciones muy complejas, ha declarado Carmen Aristegui, expresidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial a CNN México. La presencia del crimen organizado sobrevuela las elecciones. Hay lugares donde no se va a poder votar o se hará con coacción o compra de votos. Los mecanismos de supervisión tienen muchas vacantes y la organización corre a manos de cargos elegidos y no técnicos. El presidente ha roto el principio de equidad en la contienda. Tiene más de 300 denuncias electorales.
En julio del 2023, horas después de la sanción del INE (Instituto Nacional Electoral) que le prohibía hablar de los aspirantes presidenciales, AMLO hizo pública información fiscal de dos de empresas de Xóchitl. Ya antes, siendo senadora, la había acusado de querer suprimir las reformas sociales. Xóchitl obtuvo del juez un amparo para ejercer su derecho a réplica, pero el presidente no la recibió en sus mañaneras que son una especie de rueda de prensa.
Hay un programa de televisión en México, Tercer Grado, donde los candidatos se someten de manera individual durante una hora a preguntas pertinentes de renombrados periodistas. ¿Sería posible en España? ¿Se atreverían nuestros candidatos a tal escrutinio?
La periodista Denise Maerker planteó la misma cuestión a ambas candidatas: La oposición no entiende por qué AMLO es popular. Lo simplifican diciendo que sus seguidores están manipulados o comprados a base de programas sociales. Por su parte, los oficialistas llaman a estos “traidores a la patria, defensores de la corrupción y clasistas”. “¿Cómo gobernar un país si hay esta falta de comprensión respecto a quienes son los otros y su legitimidad también como miembros de nuestra comunidad?”
Otro tema incómodo que se trató fue la reforma del Poder Judicial por parte de AMLO y las denuncias sobre el abuso de poder, las amenazas, hostigamientos y represalias contra jueces y magistrados por no ceder. Claudia salió por la tangente: “A mí lo que me interesa es el proyecto de nación que estamos haciendo”.
La gran incógnita
La gran incógnita, de ganar Claudia, es cuál será su grado de continuismo. En el primero de los tres debates presidenciales, se desmarcó de las críticas a AMLO y recibió un tirón de orejas. Rectificó en los dos siguientes. Pero la constante en México es que todos los presidentes nombran a sus sucesores aspirando a que cuando estos se conviertan en presidentes les hagan caso. Pero luego no es así.
En todo caso, este es un artículo sobre dos mujeres que ya han hecho historia y seguirán haciéndola. Por ello, he obviado programas políticos, errores y aciertos en la gestión y al tercer partido en liza, Movimiento Ciudadano, que probablemente restará votos a la candidata opositora. De todo eso escribirán los analistas políticos. Me he limitado a hacer una semblanza de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum en un México convulso y moderno. El próximo domingo 2 de junio sabremos quién será la primera presidenta de México.