Cristóbal y Daniel no sabían que el final de sus vidas iba a estar unido por una misma cuerda: su presunto asesino, un hombre de 34 años que ya ha sido detenido y se encuentra bajo custodia policial. Sus homicidios tuvieron lugar con solo cuatro días de diferencia y a apenas 400 metros de distancia, en una zona obrera del municipio malagueño de Fuengirola donde aún los vecinos no terminan de asimilar ambos crímenes.
La primera víctima fue Cristóbal, un hombre de 39 años, natural de Fuengirola, que fue hallado sin vida el pasado sábado por la tarde en su vivienda, ubicada en la calle Párroco Juan Antonio Jiménez Higuero. Su compañero de piso llegó a casa sobre las 19.25 horas cuando se encontró su cuerpo tirado en el suelo con importantes traumatismos en la zona trasera de la cabeza. De inmediato, el hombre llamó a los servicios de emergencia, pero estos solo pudieron certificar su fallecimiento.
Según ha podido confirmar este periódico, el presunto asesino utilizó, aparentemente, un palo de golf para acabar con su vida, arma que se encontraba en el lugar de los hechos. Tras finalizar la inspección ocular, la Policía Nacional puso en marcha una investigación para dar con el paradero de la persona que estaba tras la muerte de Cristóbal, a quien su entorno llamaba ‘Cristobita’, amante del boxeo y también conocido de los agentes por su historial previo. Resulta curioso, pero el inmueble donde fue hallado su cadáver se encuentra a apenas unos metros de los Juzgados de Fuengirola.
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Los días fueron pasando y seguían sin producirse detenciones relacionadas con el asesinato del fuengiroleño. Sin embargo, este miércoles por la noche, llegaban importantes novedades en el marco de la investigación después de que se produjera otro asesinato en la zona, concretamente a 400 metros de la vivienda donde fue encontrado muerto Cristóbal.
Eran aproximadamente las once de la noche cuando Daniel, de 51 años, corría ensangrentado buscando auxilio por la calle Ibiza del citado municipio malagueño. El Real Madrid estaba jugándose el pase a semifinales contra el Manchester City y las calles estaban desiertas, por lo que fue directo a pedir auxilio a Paco, el propietario de la panadería ‘La Alegría’, de la que solía ser cliente habitual. Sabía que él estaría aún recogiendo.
Lo primero que le pidió fue que llamara “a la Policía y a la ambulancia”. No le dio ninguna explicación de lo que había ocurrido. Paco siguió sus órdenes, y con la ayuda de una chica que cruzaba la calle, llamó a los servicios sanitarios. “Les dije que el hombre se moría, que se dieran prisa, pero no paraban de hacerme preguntas”, contaba el panadero a los periodistas este jueves, aún angustiado por lo que tuvo que vivir.
Mientras respondía a las preguntas, Daniel estaba sentado en el bordillo de una zona ajardinada perdiendo mucha sangre. Estaba muy débil y presentaba una herida importante en la zona del cuello. De un momento a otro, comenzó a convulsionar y Paco le dijo a los servicios sanitarios que ya no hacía falta su presencia. “Lo vi vivo y, al segundo, lo vi muerto”, relataba el propietario de la panadería ‘La Alegría’, que aquella noche se convirtió, más bien, en el local del terror.
Los agentes de la Policía Nacional que acudieron a la zona trataron de reconstruir la escena. Daniel murió en la acera de la calle Ibiza, pero siguiendo su reguero de sangre, pudieron comprobar que salió de un edificio ubicado en la calle Valle Inclán, a algo más de 100 metros de distancia. Así, también localizaron cerca de allí a una joven de 19 años herida de gravedad con múltiples puñaladas. En ese momento descubrieron que se había producido un doble apuñalamiento y el agresor se había dado a la fuga.
La propia joven se identificó ante los agentes como la pareja del agresor y les explicó que su novio estaba tras el asesinato de Cristóbal, siempre según su versión. La hipótesis que cada vez cobra más fuerza es que la pareja tuvo una discusión y esta le amenazó con delatarle por el crimen del sábado pasado, lo que le hizo enfurecer y que les agrediera con un arma blanca.
Daniel se llevó la peor parte, perdiendo la vida prácticamente entre los brazos del panadero del barrio, mientras que ella fue trasladada por la Policía Local de Fuengirola a un centro de salud y, posteriormente, al Hospital Costa del Sol de Marbella. Fuentes sanitarias han informado que se encuentra estable, dentro de la gravedad, recuperándose de sus heridas.
Desde la Subdelegación de Gobierno han indicado que la investigación se encuentra en un momento muy incipiente y que todas las hipótesis están abiertas. Javier Salas, subdelegado del Gobierno en Málaga, además, ha aplaudido la encomiable labor de los agentes que están trabajando en el caso y que ahora tratarán de averiguar con certeza cuál ha sido el móvil de ambos crímenes.
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