Noelia Losada: "He sabido controlar que el PP y De la Torre no hicieran lo que les diera la gana"
"He cambiado de opinión porque me fui quedando sin argumentos para defender la torre del Puerto"/ "La gerencia de Urbanismo tiene que ser un facilitador; y ahora es un tapón".
23 mayo, 2023 05:00Noticias relacionadas
Las elecciones municipales del próximo 28 de mayo se presentan como una cita clave para el futuro de Ciudadanos en la capital. Hasta la fecha, las encuestas no son halagüeñas, pero los liberales están jugando las cartas de la gestión como el principal para aval para su continuidad en la Casona del Parque.
En los últimos días, el alcalde ha asegurado que Noelia Losada se ha dedicado a hacer oposición estando dentro del equipo de gobierno. Sin embargo, la candidata se define como el "árbitro" que ha denunciado el exceso de asesores, el Eje litoral o la gerencia de Urbanismo: "Las mayorías absolutas son lo peor que le puede pasar a un gobierno", destaca.
Asegura que en estos comicios, lo que está en juego es la torre del Puerto explicando el motivo de su negativa a la construcción de este hotel catarí: "Un político tiene que saber escuchar y no pasa nada por cambiar de opinión". En esta entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga, Losada habla de los terrenos de Repsol, Urbania, Guadalmedina, Patrimonio... Incluso confiesa con cuál de sus contrincantes políticos se iría de fiesta.
La posición que ha adoptado esta campaña presenta una dicotomía: por un lado, tiene que plantear una propuesta diferente al PP, criticando en algunos casos la gestión del alcalde; por otro, viene de haber formado parte del equipo de gobierno. ¿Cómo se proyecta esta bicefalia?
Explicándole a la gente que he sabido gestionar tres áreas: Cultura, Deporte y el distrito de Teatinos, y las tres han mejorado con respecto a cómo me las encontré. Por lo tanto, vengo con el aval de que la Cultura está en el podio número 3, cuando me la encontré en el 4º. O que hemos hecho unos Goya y que se le ha dado protagonismo al patrimonio que estaba dejado de lado, como el Cerro del Villar o los trabajos para que la Alcazaba tenga más zonas de disfrute de los visitantes. Del mismo modo, está la Coracha Terrestre, que vamos a presentar a fondos de la Unión Europea o de Fomento para que nos financien.
La Málaga cultural no es que haya museos, que también porque forman parte del ecosistema cultural. Lo primero que aprendí es que cuando la gente viene a la capital, quiere ver nuestra identidad con una historia trimilenaria en la que hay fenicios, romanos, musulmanes, cristianos… Esa es la verdadera idiosincrasia. La gente no quiere ver franquicias
Pero desde la oposición le señalan que también formaba parte del equipo de gobierno. ¿Es responsable solo de sus éxitos o también de los fracasos?
Yo he gestionado la cultura, el deporte y el distrito de Teatinos, y creo que esos tres ámbitos han mejorado. Si se me va a hacer copartícipe… Habrá cuestiones en las que yo puedo estar en contra y así he votado. Ya saben que he tenido un carril propio y un discurso propio con el mandato respecto a aquellos temas que consideraba que no tenían que enfocarse así. Pongo un ejemplo: nada más llegar, participé activamente en que las universidades privadas que vinieran a Málaga lo hicieran por concurso. Es un tema de ciudad.
Participé directamente en que el Astoria se derribara antes de diciembre y en que se preservaran los restos arqueológicos. Participé en que el Ayuntamiento se pusiera en contra de Braulio Medel y a favor de los intereses de Unicaja. Ahora, hacerme corresponsable de todo lo que ocurra en la ciudad… Eso tampoco es así, pero lo que quiero que quede claro es que he demostrado que sé gestionar bien –no soy alguien que lleva nueva a un gobierno- y se me reconoce. He sabido controlar que el PP y De la Torre no hicieran lo que les diera la gana. He sido ese árbitro que avisó de que el Hermitage que nos estaban vendiendo no era un museo, sino una cafetería con nombre de museo.
He criticado que se estaban metiendo asesores y lo he denunciado públicamente. He votado en contra de la Invisible, del Eje Litoral… He gestionado mi responsabilidad y además he sido coherente, poniéndome siempre del lado de Málaga y de lo que le venía bien a Málaga. De verdad que creo que las mayorías absolutas son lo peor que le puede pasar a un gobierno, porque se piensan que pueden hacer lo que les da la gana y terminan teniendo conductas que ya hemos visto: los ERE, los 3%, los enchufes masivos en empresas públicas...
El alcalde ha asegurado que se ha dedicado a hacer oposición. Después de estos comentarios, ¿se arrepiente de haber formado parte del equipo de Gobierno?
No me arrepiento porque yo con quien he sido leal ha sido con Málaga y con el programa. El problema ha sido que el alcalde ha pensado que ha sido un buen socio del gobierno por considerarme una concejal número 15. Y De la Torre no está acostumbrado para nada a que se le cuestionen sus decisiones, sino a la obediencia y a tener el control absoluto sobre las cosas desde hace 22 años. Eso es como él concibe la política, con unos concejales que siempre le dicen que sí a todo. Orden y mando. Le molesta muchísimo que le lleven la contraria. El alcalde lleva en política toda la vida y esta situación le incomoda.
¿No ha sido fácil el trato?
Sí, porque somos dos personas muy educadas. Yo considero que no es desleal decirle que en el Astoria no se puede hacer un mamotreto. Yo eso no lo considero desleal. Considero que hay que distinguir entre obediencia o sumisión, y deslealtad. Que me diga un solo proyecto de ciudad que yo haya frenado. ¿Qué es lo que no ha podido hacer el alcalde conmigo? He sido leal. Estoy en todos los consejos de administración, he sacado adelante cuatro presupuestos y las cosas importantes de Málaga se han hecho.
Otra cosa es que el alcalde se haya vuelto adicto al halago y yo no haya sido una socia con tarifa plana, como a él le gustaría. Él quería que hubiera sido como Juan Cassá, pero soy una persona que representa a un partido que pone políticas por delante. De hecho, les molestaba muchísimo que tuviéramos que debatir o discutir la posición de voto antes de los plenos de las comisiones, cuando a mí me parecía lo más razonable del mundo. Pero vamos a ver, somos formaciones distintas. Y en algunos proyectos estamos de acuerdo, pero en otros no.
Las encuestas a esta altura de la campaña no son lo más favorables que podrían ser. ¿Se debe a la situación que vive el partido a nivel nacional?
Evidentemente, la situación nacional influye. Y de hecho, al PP y al PSOE les gustaría que el debate nacional se trajera aquí, a lo local. Estamos escuchando en el Partido Popular frases como que esta es la primera campaña contra Sánchez, cuando evidentemente en las municipales lo que nos estamos jugando es Torre del Puerto sí o Torre del Puerto no. Eje litoral sí o eje litoral no. Si hacemos más metro o soterramos los coches en el centro. Si queremos parecernos a Dubái y a Catar con una torre en el puerto. Si queremos parecernos a la Ada Colau de Barcelona… Estamos discutiendo modelos de ciudad.
Sin embargo, a ellos les interesa traer el debate nacional porque les interesa volver al bipartidismo. El PP y el PSOE están muy cómodos en el bipartidismo porque han estado ahí 40 años. Están acostumbrados a negociar con los extremos y con sus chantajes y les incomoda un partido que les obliga a hacer políticas. Les resulta incómodo también una política que no tiene dependencia del sueldo. Están muy acostumbrados a tener a la gente enganchada por el sueldo y eso les descoloca de mí.
¿Por qué Torre del Puerto no y torres en Repsol, sí?
El proyecto de la Torre del Puerto es muy largo de explicar. Al principio pensaba que en Málaga se necesitaban más hoteles y que eso generaba trabajo. Según he ido hablando con todos los sectores, organizaciones o asociaciones o colegios profesionales que tenían algo que decir de la Torre del Puerto, me he ido dando cuenta de que la ciudadanía no quiere la Torre del Puerto en primer lugar. Un político tiene que saber escuchar y no pasa nada por cambiar de opinión.
En este tiempo se ha duplicado la oferta hotelera y de hoteles de cinco estrellas. Cuando empezó este proyecto no sé ni si estaba inaugurado el Miramar, pero ahora ya tenemos muchísimos más hoteles de cinco estrellas. Por lo tanto, ¿qué necesidad hay de hipotecar lo que de verdad nos hace únicos, lo que de verdad nos hace singulares, como es ese espacio de nuestra bahía, con un hotel ahí tipo Catar o tipo Dubái?
Estoy harta de los jeques salvadores. No entiendo cómo habiendo salido escaldados del jeque salvador del Málaga, ahora quieren el jeque patrocinador de la torre. No lo entiendo. La gente que nos viene a visitar no viene a ver una torre tipo Catar o tipo Dubái. La gente que nos viene a visitar viene a ver nuestro Skyline con nuestra Alcazaba, nuestra Farola, nuestra Calle Alcazabilla, nuestro Teatro Romano... Eso es lo que de verdad nos hace únicos.
Este cambio de postura lo han hecho público en la recta final del mandato.
No, yo llevo reflexionando tiempo.
El malestar al que se refería era evidente desde hacía años. Ha habido manifestaciones, recogida de firmas…
Claro, pero tenía que convencerme de ese malestar. Y yo he ido escuchando todos los sectores, he ido dándome cuenta de que cada vez se me caían más argumentos a favor. El último que me quedaba era el de la seguridad jurídica, pero ya, ni ese.
¿Pero no ha llegado tarde? Si esto hubiera sido así desde el principio, la posición del equipo de gobierno se hubiera podido ver más comprometida.
No, yo no creo que estemos de acuerdo...
La sensación que da es que a lo mejor han ido a rebufo del PSOE.
No, todo lo contrario. Todo lo contrario. El PSOE cambió de posición porque quien llevaba el puerto no era de su mismo color político. Y luego intentaron echarle la responsabilidad a los ciudadanos con una consulta ciudadana. Yo no, yo he sido valiente. He dicho sí, señores, empecé el mandato pensando que esta torre le podía venir bien a Málaga, pero he cambiado de opinión. Huye de los políticos que no cambian de opinión. He reflexionado y sobre todo he avanzado con la ciudad, que también va cambiando. Lo que puede ser necesario para una ciudad en los años 90 no tiene por qué ser necesario en el 2023.
La Torre del Puerto ha dejado de ser un proyecto necesario ahí; en otro sitio no tengo ningún inconveniente. Va a traer muchos problemas; ya no le hablo de que estoy completamente en duda del proceso que se ha utilizado -hay que recordar que en Baleares le han tumbado un proceso parecido al Tribunal Supremo. Es que además va a colapsar todo el barrio de La Malagueta y los vecinos van a ver taponada su salida a la ciudad cada vez que llegue un crucero.
Habla usted de que la mayoría de ciudadanos no quieren torre, y es probable que sea así. Pero también hay que tener en cuenta que la mayoría avaló el proyecto tanto en cuanto PP y Cs obtuvieron más concejales que el resto. Y este era un proyecto que ambas formaciones llevaban.
Claro, por eso he estado escuchando todo el mandato. Por mí, no se ha parado absolutamente nada, pero cuando quedaba muy poco para las elecciones entendí que tenían que decidir los ciudadanos después de que les explicáramos lo que pensábamos. Siempre trato de decirles la verdad; no me molesta que me digan que he cambiado de opinión porque me fui quedando sin argumentos para defender la torre. Fue el momento de afrontarlo y salir a la opinión pública a decirlo. Y además, tengo la sensación de que ese eje se proyecta entre lo que le viene bien a las futuras generaciones de malagueños y lo que le viene bien a un fondo catarí.
¿Y a la futura generación de malagueños no le viene bien un bosque urbano en los terrenos de Repsol?
Sí, por supuesto. Cuanto más bosque, mejor. Ahora, hay que decirles lo que valen las cosas. Ahí hay comprometidos una serie de aprovechamientos urbanísticos que nos costarían 70 millones de euros a todos los malagueños. Eso tiene un coste muy complicado de asumir para las arcas públicas porque ya está hecho. Yo lo que digo es que todavía quedan tres torres que son propiedad del Ayuntamiento: vamos a renunciar a ellas.
Lo que todavía no hayamos incurrido en tener que compensar económicamente a una constructora, vamos a intentar que tenga el menor coste posible para los malagueños. Me da igual que se llame bosque, que se llame parque, pulmón verde… Me da lo mismo. ¿Qué es lo que menos consecuencias negativas tendría para las arcas públicas? No renunciar a compensarle a una constructora los aprovechamientos que tiene, pero sí poder renunciar a los que tiene el Ayuntamiento. Me parece la mejor de las soluciones.
El candidato socialista habla de un intercambio de parcelas con Urbania.
Si ellos quisieran, estupendo. Si Urbania quisiera revertirles esos aprovechamientos, yo no tengo ningún problema. Yo lo que digo es hacer lo más que se pueda de parque o de bosque, sin que a los malagueños les suponga una hipoteca que les genere tener que subirle los impuestos.
¿Pero eso de renunciar a las torres de la propiedad del Ayuntamiento no es dar marcha atrás tarde?
No, siempre fue nuestro proyecto. Lo que pasa es que siempre parece que tenemos que ser el punto intermedio de la coherencia. Parece que si uno dice blanco, el otro tiene que decir negro. Oye, que hay matices, que hay muchos grises. Ya hay una torre que está comprometida y que le costaría a los malagueños 70 millones de euros. Vale. ¿Qué es lo que menos puede generar de coste para los malagueños? Que el Ayuntamiento renuncie a las que no tenga vendidas. Me parece lo más razonable, ¿no? No me voy a meter en esos fregados de juicios, de indemnizaciones que nos pueden hipotecar a largo plazo… O a medio plazo.
En esta ciudad, tradicionalmente les encanta emprender batallas para que los proyectos se queden ahí 20 años. Escuchaba a De la Torre ayer hablar de que el Guadalmedina no ha podido nunca prosperar porque la Junta no era cooperadora. Me hizo gracia esa afirmación: ¡cómo si la Junta nueva no llevara ya cinco años! Lo único que hemos sido capaces de avanzar son unas cuantas adelfas y regar un río, que es la primera vez en mi vida que lo veo.
Bueno, pero si se han plantado árboles, habrá que regarlos, ¿no?
¿Ha visto algo más electoralista en esta campaña? Cuando lo vi pensé que no se atreverían a hacer algo tan populista. Además, podrían haber mirado las previsiones de AEMET y nos hubiéramos ahorrado mucha agua, que encima se ha llevado los arbustos. Fíjese lo que sería si se recuperara el proyecto de Seguí o algo similar. Un planteamiento que ganó un concurso en el que nos gastamos dinero público para que se meten en un cajón, por cierto. Lo que podría ser como pulmón de esparcimiento para la ciudad, con láminas de agua… Pero claro, si tú escuchas hablar al concejal de medioambiente o a De la Torre diciendo que eso no es un río, sino un canal, pues nos pasamos toda la vida debatiendo.
Otro de sus frentes es la Gerencia de Urbanismo.
Estoy diciendo alto y claro lo que pienso. La gerencia de urbanismo necesita una auditoría porque no funciona. Y hay que saber qué partes son las que presentan más problemas y por qué.
¿Pero qué medidas hay que implementar?
La primera, la trazabilidad de los expedientes. Ahora mismo, para saber en qué fase se encuentra un proyecto, el interesado se dedica a perseguir al técnico, lo que le quita tiempo al funcionario, promotor y arquitecto. Si desde casa pudieras ver en qué mesa o departamento está, te quedas tranquilo al tiempo que el técnico se preocuparía de que avancen los trabajos.
Las licencias tardan dos años en darse, lo que es una barbaridad. ¿Qué pasa en el departamento de licencias para que esto ocurra? Por cierto, los arquitectos se quejan de que en esta área, dirigido por el colegio de Aparejadores, se ha expulsado a todos los arquitectos y solo quedan aparejadores, habiendo una guerra encubierta entre ambos. ¿Por qué se hace eso? No lo entiendo, la verdad. ¿Ve normal que el planeamiento de Rojas Santa Tecla lleve 16 años?
No sé si es lo peor, pero debería ser lo que mejor funcionase. Para que los arquitectos vengan aquí y los promotores inviertan, la gerencia de Urbanismo tiene que ser un facilitador, y ahora mismo es un tapón. Necesita una auditoría.
(Esta entrevista tuvo lugar el viernes tras el reparto electoral con Inés Arrimadas por las calles del Centro) Ya que hemos pasado por la Catedral. ¿Es partidaria de terminar el primer templo de la ciudad?
Creo que las cosas, con sus imperfecciones, también tienen su singularidad. Yo no la terminaba. El otro día me propusieron un proyecto muy bonito para que cada día se recree virtualmente la parte que le falta. Sería un nuevo atractivo cultural.
Pero uno no hace obras en su casa y deja la cocina sin alicatar porque es… curioso.
Tengo mis dudas. No estoy a favor de una cosa u otra. Muchas veces pienso en que la singularidad de la manquita es esa. No tengo una opinión firme de un lado u otro. Me he acostumbrado a verla así y la dejaba. Ahora, tampoco soy una acérrima defensora. Otra cosa es el tejado, que siempre he dicho que ha sido una barbaridad. Ya saben que soy defensora del patrimonio.
Gestionar esta área me ha hecho darme cuenta de la inoperatividad que supone que Patrimonio no esté en Cultura y es una de las primeras cosas que quiero revertir. Le pongo un ejemplo: si se cae un muro en la Alcazaba, Urbanismo tiene que hacer el informe para que la Consejería de él ok de que Urbanismo lo repare.
Dijo Dani Pérez que, de todos los candidatos, la invitaría a usted a su fiesta de cumpleaños porque tiene “gracia y arte”. Le devuelvo la pregunta. ¿Con quién iría?
(Ríe y responde sin dudar) Con Dani. Es el más simpático de todos.
¿De la Torre y Morillas no lo son?
Creo que el problema que tienen es que no se quitan el uniforme de políticos nunca. Hay que saber cuándo estás haciendo de profesora de universidad, de concejal o cuando estás distendido en una fiesta.
Recuerda esto al Cs de 2016 cuando el pacto de los liberales con el PSOE estuvo cerca de materializarse.
La gente entendió para mal, y es todo lo contrario, que Cs está para ponerse de acuerdo a un lado y al otro. Podemos negociar con el PP en materia de economía y con el Partido Socialista en derechos individuales de la persona, o en quitar la plusvalía. Creo de verdad que en el medio está la virtud.