Los bailes prohibidos de K-Pop llenan las calles de Madrid: la mayoría elige Azca y el Palacio Real para grabar sus vídeoclips
Estos grupos de jóvenes imitan a los idols coreanos con coreografías potentes. Reclaman que se valore su arte.
14 julio, 2024 01:58En las explanadas frente al Palacio Real o la Catedral de la Almudena en Madrid no es extraño que los transeúntes se encuentren con grupos de jóvenes bailando. Alguno podrá pensar que una vez terminado su espectáculo pasarán un sombrero con la esperanza de que alguien les deje unas monedas, pero lo cierto es que no sucederá eso, puesto que lo que les interesa es que se queden con su nombre y les busquen en Instagram, TikTok o YouTube.
Se llaman grupos de dance cover y no bailan cualquier género musical: solo K-Pop. Estos jóvenes pueden ir desde los 14 hasta los 30 años. Imitan los bailes de los idols, es decir, de las estrellas del pop coreano que han instaurado un nuevo estilo en sí mismos. Bandas, tanto masculinas como femeninas, con canciones enérgicas y coreografías potentes, que llevan unos años haciéndose un hueco en el panorama musical mundial.
Tanto es así que se ha creado una subcultura a su alrededor. En todas las ciudades hay participantes de esta iniciativa. En algunas incluso los hay bastante famosos, como es el caso de EST Crew en Barcelona, con miles de seguidores en todas sus redes sociales.
En Madrid, aunque no se puede saber a ciencia cierta cuántos hay -ya que se organizan entre ellos mediante plataformas como las redes sociales-, sí es cierto que son un gran número. Instituciones como el Centro Cultural Coreano en Madrid organizan concursos sobre este ámbito. En el caso del certamen celebrado por el mencionado organismo, que ya presenta doce ediciones, se suelen apuntar entre 100 y 150 grupos de toda España cada año.
Un auge que, según explica el Centro, empezó a partir del año 2013 con el fenómeno mundial de PSY, Gangnam Style, el cual rompió récords en YouTube. "Desde entonces comenzaron las giras y conciertos de bandas como Big Bang, Girls Generation y BTS que llenaban estadios de los distintos continentes. Sobre todo BTS que ganó gran popularidad internacional hasta 2016", comentan desde la institución. Es sobre ese año cuando todos los seguidores de este género señalan el principio del auge de estas imitaciones.
Lugar de encuentro: Azca
Se dice que la zona de Azca, cerca de Nuevos Ministerios, ha sido siempre cuna de las nuevas corrientes artísticas urbanas de cada época. En los 80, la influencia del grafiti y del hip hop en la ciudad comenzó en este lugar. En la actualidad son estos colectivos los que lo han elegido como lugar de encuentro para ensayar sus coreografías.
"Es un patio enorme donde hay mucho espacio y todos los edificios que hay alrededor están llenos de cristales. Por eso, los utilizamos como si fuesen espejos. Muchísimos grupos se reúnen ahí para bailar", dice Celia. Con 18 años su pasión son las artes, tanto plásticas como escénicas. Y es que de lunes a viernes va a la Universidad Complutense de Madrid a estudiar la carrera de Bellas Artes, pero los fines de semana queda con Lena para practicar estos bailes.
Lena también es artista. Estudia escultura y su objetivo es estudiar animación. Ambas son amigas desde el instituto y comparten su ilusión por bailar desde pequeñas. Por eso, aunque no sean profesionales, explican que han asistido alguna vez a clases de danza y lo han practicado por diversión en su tiempo libre.
"Creo que todos lo hemos conocido por Internet. Sobre todo por YouTube porque te recomienda vídeos hasta que llegas a estas agrupaciones y, además, ves que también hay en tu ciudad", dice Lena. "En mi caso, no se me ocurrió la idea hasta que conocí a Cece. También le gustaba el K-Pop y estaba dispuesta a bailar en público", explica la chica refiriéndose a su compañera.
Llevan un año ensayando todas las semanas estas canciones con el objetivo de terminar haciendo su propio grupo, aunque por ahora solo practican. "Solo somos dos, pero esperamos conocer más gente para crearnos un nombre, hacernos redes sociales y poder grabar para colgar los vídeos", manifiesta Celia.
Ambas cuentan que el problema a la hora de juntarse es encontrar a los compañeros adecuados. Hay muchos que hacen audiciones para unir a un gran número de personas con los que poder tener más posibilidades de coreografías, pero la dificultad está en organizarse con gente no cercana.
Los grupos: audiciones o amigos
House of Keys tiene 13 miembros de edades comprendidas entre los 16 y los 24 años. Comenzó en 2020 como algo experimental, aunque empezó a funcionar a partir de 2021. "Lo formamos cinco personas, de las que solo quedamos dos. Nos conocimos por las redes sociales y decidimos poner anuncios para hacer audiciones en Instagram, Twitter y TikTok", cuenta Jack, nombre artístico de su líder.
A partir de ese momento, algunos se han ido y otros han llegado nuevos. Ame, por ejemplo, es una de las integrantes más jóvenes. Tiene 17 años y nació en Venezuela, aunque se pasó dos años en Colombia para luego venir a vivir a España. "Conocí el K-Pop en 2018 y quise meterme en algún grupo, pero allí no podía. Cuando llegué aquí pensé que era mi oportunidad".
Dalia, otra de las participantes, también lleva desde 2018 "bailando en Nuevos Ministerios". "Fue por esta época cuando este género empezó a entrar en las escuelas de danza, empezaron a impartir clases y a raíz de ahí se creó una red de contactos", cuenta la joven.
Aunque explica que el motivo por el que la gente decidió agruparse para practicarlo es porque "es algo que no funciona a nivel docencia". Dal -como la llaman- estuvo en una academia donde conoció a otros interesados en el ámbito con los que juntarse, desvinculándose de las clases.
"El mayor atractivo del K-Pop es bailarlo en equipo. Por eso, hubo un momento en el que la gente necesitó salir de las escuelas y empezar a hacerlo de manera autodidacta". Un ejemplo de esto es Silverstar. Con doce integrantes de 16 a 26 años, formaron el grupo hace un año al coincidir algunas en una academia.
"Hemos creado una comunidad", dice Jack refiriéndose a los seguidores de este estilo de baile. La joven explica que, actualmente, quien entra en la banda lo hace por conocidos o amigos. En su grupo, House of Keys, el principal requisito para ser miembro es la presencia. "Otra chica de administración que tiene carreras relacionadas con esto y ha ido a Corea a estudiarlo es la que se encarga de valorar la técnica", cuenta la líder.
Además, no aceptan menores de 16 años. Esto se debe a que la buena relación entre ellos es algo primordial para que salgan bien los bailes. "Es una diferencia de edad considerable. Ya ha habido muchos choques con personas que ahora no son miembros", señala.
Y es que, en cierta manera, están "obligados a ser amigos", ya que se han juntado por un interés común. El problema es que "no siempre funciona".
"La clave es la organización"
La mayoría de estos grupos tiene, como mínimo, cinco miembros, ya que si no, no podrían copiar a muchas de las bandas de pop coreano con numerosos integrantes. Por eso, la clave está en la organización.
Y eso solo contando los bailarines, porque en realidad es necesario al menos dos personas más que se encarguen del "staff": uno que grabe el baile en una sola toma -puesto que no es una cámara estática- y otro que sujete el altavoz cerca en todo momento para que se escuche bien.
Normalmente, presentan un líder que se encarga de que todo salga bien y de ser el portavoz del grupo. Este, cuando son muchas personas, pertenece a la administración que valora a los nuevos miembros y hace las gestiones. En el caso de House of Keys, son los integrantes de más antigüedad.
No ocurre lo mismo con Silverstar, cuya líder, Haneul -o Han, apodo de su nombre artístico- fue de las últimas en unirse. Ella cuenta que, al principio, el principal problema era encontrar un hueco. "Hay gente que está en el instituto, otros en la universidad o en un máster y ya algunos están trabajando", dice. "Un día decidí coordinar las cosas, les pedí los horarios y fui buscando momentos en los que todos pudiéramos". Así fue como sacaron el primer videoclip.
Tanto en un grupo como en otro, funcionan a través de grupos de WhatsApp o en documentos compartidos de Google Drive. Hacen un listado de canciones al que todos tienen acceso y encuestas para que se apunten quienes quieran a cada una. Tanto en uno como en otro, no todos los integrantes hacen cada coreografía que sacan. Dependiendo del número de bailarines a los que vayan a copiar, los miembros serán unos u otros.
"Las canciones suelen ser actuales, porque nos dan más visitas en YouTube, pero también pueden tener un tiempo y estar en auge en ese momento", explica Jack. El día que los acompaña este periódico, los integrantes de House of Keys se encuentran frente al Palacio Real listos para bailar No Diggity de Oneus. "La coreografía que vamos a hacer hoy no es del momento, es de hace dos años", dice la líder que añade que se la han aprendido en tan solo cinco días. "Solemos tardar dos o tres semanas, más o menos".
Una vez se han dividido quién imitará a cada idol, se han aprendido los pasos individualmente en su casa y los han practicado juntos en Nuevos Ministerios; toca trasladarse a las ubicaciones donde pondrán en marcha el resultado final: la explanada de la Almudena o el Palacio Real.
"Buscamos sitios abiertos, donde no pasen coches, y transitados, para que nos vean", explica Han. Aunque tienen pensado probar en otros sitios como Matadero, "para coreografías más modernas y agresivas".
Hay que tener en cuenta que los sitios están bastante solicitados. Bajo un sol de verano que ya ha calentado el asfalto frente al palacio en pleno medio día, están grabando su show otros tres grupos más.
"El vestuario también es importante", dice Jack. Ir con chaquetas negras, pantalones largos y camisa de leopardo en plena época de calor no es un capricho. La ropa dependerá del baile que vayan a hacer en cada momento.
Lo graban una primera vez "marcando los pasos" para corregir posturas y posiciones. En la segunda ponen toda la carne en el asador frente a unas cuantas personas que se paran a verlos, les graban y aplauden cuando terminan. Aun así, no conformes con el resultado, y aunque exhaustos, proceden a repetirlo una vez más. "Solemos hacerlo unas tres veces. Hasta que esté perfecto o ya no aguantemos más".
Bailar en la calle
Uno de los puntos indispensables, por tanto, es el hecho de mostrarlo en público; bailar en la calle, con todo lo que conlleva. "Lo más típico es que se te cruce gente haciendo bobadas delante de la cámara", dice la videógrafa de House of Keys. Esto obliga a volver a repetir todo el proceso, ya que es un vídeo que no puede tener cortes.
Otro problema está relacionado con el ámbito legal puesto que, a veces, agentes de la Policía les han llamado la atención por no tener permisos.
"En Madrid hay un problema con este tipo de cosas. Supuestamente, está prohibido hacer actuaciones en la calle con altavoz, pero cada vez que preguntamos por los permisos no existe ningún papel que podamos solicitar. Directamente, te piden alquilar la calle. No me interesa una calle que esté vacía para grabar una tarde", dice la videógrafa. Cuenta que una de las cosas que hace que los vídeos tengan más visitas es que se vea que hay público.
Aunque no todo es malo. "En el primer videoclip que grabamos, unas personas empezaron a aplaudirnos desde el balcón que hay en la Almudena. Son cosas que te ponen feliz", manifiesta Chae, una de las integrantes de Silverstar que también se ha puesto un nombre artístico.
Cuando todo acaba, es habitual que mucha gente les pregunte por sus redes sociales y les dé la enhorabuena. "Muchísimos coreanos se paran, sacan fotos, apuntan nuestro Instagram... Les gusta ver su cultura representada".
A pesar de dedicarse a grabar sus videoclips al aire libre el perfil que más suele abundar entre ellos es el de una persona introvertida. "Cualquiera no se para en medio del centro y se pone a bailar. Pero aquí te sientes arropado. No es lo mismo que hacerlo solo", dice Diana.
Todos concuerdan en que gracias a K-Pop han podido mejorar sus "habilidades sociales". "Yo era un ermitaño", narra Sam, otro de los integrantes más antiguos de dicho grupo. "No salía casi de casa y me ha ayudado mucho a tratar más con la gente". Ame añade que hizo la audición a pesar del miedo que le daba. "Lo quería de verdad y cuando hice mi primera cover me sentí muy bien".
Diana y Lucía explican que en su caso se metieron juntas. Ambas estudiaban baile profesionalmente y entrar a formar parte de esto les ha hecho mejorar en este aspecto. "Motiva mucho saber que te van a ver", dicen.
Celia tiene una ilusión: "Quiero que se valore mi esfuerzo". "Me gustaría sacar algo positivo de una cosa que me encanta como es el baile". Por esa razón, el grupo de Han se llama Silverstar. "Todos somos estrellas que queremos brillar".