No sólo la natalidad se atrasa cada vez más en España. El proceso de tener casa en propiedad, y todo lo que ello conlleva, se va también ampliando paulatinamente por el encarecimiento de las hipotecas: cada vez se contratan más tarde y acaban, por tanto, de pagarse más allá de lo deseable.
La situación ha desembocado en que cada vez menos jóvenes puedan ser propietarios, y más jubilados tengan cuotas pendientes ante las que responder. De hecho, más de la mitad de quienes han formalizado su hipoteca en los últimos dos años no habrán terminado de pagarla cuando lleguen a los 65 años.
El vaticinio es de Idealista, y se obtiene con cuentas simples. Si cada vez se firma un préstamo hipotecario más tarde - solo el 17,2% de quienes lo hacen tiene 30 años o menos- y se pone al mayor plazo posible, normalmente 30 años, para tener unas cuotas más asequibles, invariablemente se llega a la tercera edad con la hipoteca sin liquidar.
[La hipoteca no acaba tras pagar la última cuota: cuánto cuesta cancelarla de una vez por todas]
El fenómeno se ha acentuado con los últimos cambios macroeconómicos, como la subida de los tipos de interés, pero en él influyen muchas variables. Desde la escasez de oferta de vivienda hasta la precariedad salarial de la juventud.
Todo desemboca en un riesgo acuciante: si la pensión es menor que el salario, ¿se podrá seguir haciendo frente a la hipoteca restante?
Jóvenes sin casa
El punto de partida para entender la situación es la dificultad de los jóvenes para comprar casa. Una intención que, más que un deseo, empieza a ser una necesidad: pagar un alquiler requiere de media en España el 43% del salario, frente al 26% que supone la hipoteca.
Así que es más rentable, clave incluso para llegar a final de mes, pero firmar el crédito se ha hecho más difícil en los últimos tiempos. Primero, porque los jóvenes cuentan con sueldos bajos que les impiden ahorrar para la entrada, que asciende al 20% del valor de tasación de la vivienda.
[Radiografía del joven español: trabajos precarios, sin casa propia y un futuro incierto]
De acuerdo con los datos recopilados por el Consejo de la Juventud de España (CJE), el salario medio de los jóvenes es de 13.079,19 euros netos anuales. Una de cada cinco personas de menos de 30 años con un puesto de trabajo está en situación de pobreza o riesgo de exclusión social.
A la dificultad de ahorrar se añade que cada vez se necesitan más ahorros para lograr esa ansiada entrada. Ahora se necesitan de media 42.300 euros, un 21% más de lo que era necesario hace cuatro años.
Es una consecuencia del aumento de precios de la vivienda, que suben porque la demanda es mucho mayor a la oferta. Y esto es herencia del trauma del estallido de la burbuja: tras el pinchazo, la construcción de inmuebles residenciales ha crecido a un ritmo inferior al de la demanda, apunta Funcas en un reciente informe.
Desde 2015, se han iniciado una media de 75.000 viviendas cada año, frente a los casi 120.000 nuevos hogares que se formaron anualmente en el mismo periodo.
¿Qué hacer? Quien puede recurre al apoyo financiero de sus padres -el 74% de los jóvenes los necesitan para la entrada- o retrasa, incluso con su ayuda, la firma del crédito hipotecario. Idealista sostiene que más de la mitad de hipotecas firmadas el año pasado fueron rubricadas por personas entre 31 y 40 años.
Son, sostiene la plataforma, “una muestra de la dificultad que tienen los jóvenes para acceder a su primera vivienda en propiedad, teniendo que esperar la mayoría más años de lo deseado”.
Jubilados con menos ingresos
Si se firma más tarde, se acaba de pagar más tarde. Sobre todo porque debido a la subida de los tipos de interés -que ha encarecido los préstamos hasta que la TAE media roce el 4%- se opta mayoritariamente por poner la hipoteca a 30 años para así no tener una cuota demasiado elevada. El 72% de las hipotecas firmadas en los últimos dos años se han puesto este plazo.
Cruzando estos datos con la edad a la firmó el hipotecado, Idealista apunta que el 58% de ellos llegará a los 65 años sin haber liquidado el préstamo.
Actualmente la pensión media de jubilación se sitúa en 1.375,68 euros. Es una incógnita imaginar qué pasará en 30 años, teniendo en cuenta que entre medias se retirará la generación del baby boom, pero en cualquier caso la expectativa para cualquier jubilado es contar con ingresos inferiores a los que disfrutaba como trabajador, si es que no tiene otras rentas.
"Alguna entidad hace hipotecas hasta los 80 años", subraya Ricardo Gulias, CEO de RN Tu Solución Hipotecaria. Y se hace porque la expectativa es que para entonces se haya amortizado una buena parte de la cuota. O se haya vendido la vivienda.
¿Y si nada de eso sucede? "Es verdad que es una patada hacia delante", admite, si bien remarca si no se considerara un "riesgo razonable" no se harían muchas de las hipotecas que se están haciendo.
El problema es que en el contexto actual, en el que el alto interés hace que muchos opten por hipotecas de tipo variable o mixtas, entraña mayores riesgos para los futuros jubilados. Sobre todo en el caso de las variables.
"Nos puede estropear la cuota una tormenta perfecta. Por ejemplo, ser dos para afrontar la mensualidad y de pronto quedarse uno viudo y que suba el Euríbor. Ya lo estamos viendo con la gente hipotecada en 2007", señala.
Así que el consejo, si se ha firmado en el último año a variable o se piensa hacer, es estar alerta. "Tenemos que tener la visión de intentar pasar de variable a fijo en cuanto podamos. En cuanto los tipos bajen, que bajarán", apunta. Luego, amortizar todo lo posible antes de los 65, "si la vida nos lo permite".