Es la radiografía de un mercado que encadena subidas que pulverizan registros desde que comenzó el año. El alquiler se ha encarecido un 7,8% en enero, un 8% en febrero y un 7,9% en marzo con respecto a los mismos meses de 2022. A cierre del primer trimestre marcaba un precio de 11,3 euros por metro cuadrado.

Era entonces el techo máximo registrado por Idealista. Hasta un mes más tarde. En abril ha escalado hasta los 11,5 euros por metro cuadrado, lo que se traduce en 920 euros al mes para una vivienda de 80 metros, las dimensiones más comunes en España. 

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La media se asoma así al mileurismo y roza también otras cantidades ilustrativas, como el salario neto de una persona que cobre el SMI en 14 pagas. El récord marcado en abril para toda España es, no obstante, ya muy superior a los 1.000 euros en capitales como Barcelona y Madrid.

En la ciudad condal el precio medio asciende a 1.488 euros; en Madrid, a 1.312 euros. San Sebastián, con 1.272 euros, le va a la zaga, y Palma, otra capital con elevados precios, cuenta con una mensualidad media de 1.120 euros. En Málaga está en 992 euros.

Pero los nuevos récords no se reservan solo a grandes capitales. Abril es ya también el mes con precios más altos registrados nunca en las ciudades de Jaén, Oviedo, prácticamente todo Canarias, Burgos, León, Salamanca, Albacete, Toledo, Alicante, toda Extremadura, Lugo, Logroño o Pamplona.

"La reducción de la oferta disponible ha sido uno de los factores que han generado estas tensiones en los precios", afirma a este periódico Francisco Iñareta, portavoz de Idealista. Durante esta legislatura de Pedro Sánchez, el stock de alquiler se ha reducido un 28% en todo el país.

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Las caídas se han producido en todas las comunidades autónomas, y es especialmente elevada en Barcelona, con un descenso del 51%, y Madrid, donde ha bajado un 44%.

Iñareta augura que esta tensión de precios que ya ha batido nuevo récord en abril se verá agravada en los próximos meses, "en cuanto entren en vigor las nuevas medidas del Gobierno" contenidas en la Ley de Vivienda.

Algunas de ellas son la contención de precios en zonas tensionadas, aquellas en las que el alquiler más los gastos supere el 30% de la renta del hogar, o el precio haya subido tres puntos más que el IPC. 

En esos casos los grandes tenedores -propietarios de más de cinco viviendas en alquiler- tendrán un nuevo índice de precios que elaborará el INE. Si son pequeños tenedores, la referencia será el contrato anterior. 

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Desde el sector inmobiliario creen que estas iniciativas restarán incentivos al mercado de alquiler residencial y acabará teniendo efectos contrarios a los deseados. Un ejemplo en el que mirarse por lo parecido de algunas medidas ha sido el año transcurrido desde que entró en vigor el tope del 2% en la revisión del precio de los arrendamientos de vivienda. 

En ese tiempo, el precio ha subido por encima del 10%, la oferta ha menguado hasta un 35%, y los propietarios (más del 93% son particulares) han perdido alrededor de 1.800 millones de euros sólo en 2022 (2.000 euros de media) al no poder aplicar el IPC en dicha revisión.