La subida de los precios en España vuelve a acelerarse y complica la obtención de rentabilidad real por parte de los inversores. Solo la evolución de algunas materias primas y del dólar supera el 8,7% del dato de IPC del mes de mayo.
En los últimos doce meses -misma comparativa que la realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE)- la rentabilidad ofrecida por las principales bolsas occidentales es inferior a la inflación. De hecho, en la mayoría de los casos es negativa.
Por empezar por casa, el Ibex 35 pierde un 3,2% de su valor respecto al 30 de mayo de 2021, cuando rondaba los 9.200 puntos. Y lo mismo sucede con el Dax alemán, que resta un 5,7% o con el parqué italiano, que cede un 1,7%.
Aún mayor es el descenso del selectivo europeo, el Euro Stoxx 50, cuya caída roza el 6%. La rentabilidad de la Bolsa de Italia y de la de Londres, aunque positiva (1,2% y 7,2%, respectivamente) es inferior a la subida de los precios en el mismo plazo.
Wall Street tampoco sirve de refugio para los inversores españoles, al menos a un año vista, ya que sus tres principales índices caen en el periodo analizado. El menor castigo es el recibido por el S&P 500, cuyo descenso roza el 1%, por cerca del 4% del Dow Jones.
La caída del Nasdaq ronda el 11,75%, muy afectado por las dificultades que atraviesan las grandes tecnológicas en un momento en el que la Reserva Federal está subiendo sus tipos de interés para, precisamente, luchar contra la inflación.
Una vez descartadas las principales bolsas mundiales, los plazas asiáticas tampoco sirven de refugio, al sufrir también importantes caídas en la mayoría de los casos. En otras zonas geográficas, el comportamiento es positivo, como sucede con algunos mercados latinoamericanos, beneficiados por su exposición a las materias primas.
Son estos últimos activos, y no en todos los casos, los que registran rentabilidades superiores a ese 8,7% que marca la inflación española. Se trata, sobre todo, de aquellos cuyos suministros se han visto en peligro debido a la invasión rusa de Ucrania.
La propia situación del conflicto, que dificulta las cosechas o las exportaciones ucranianas y rusas, así como las sanciones económicas impuestas contra el Kremlin, han provocado un fuerte repunte de los precios del petróleo, el gas, el maíz, el trigo o el níquel.
Del maíz al litio
El precio del crudo Brent de referencia en Europa sube casi un 68% en los últimos doce meses. El barril vuelve a superar los 120 dólares, niveles que no alcanzaba desde algunos de los peores momentos de la invasión, aunque todavía se sitúa lejos de los máximos históricos que alcanzó en julio de 2008, por encima de los 147.
La revalorización del gas TTF, que como en el caso del Brent es la referencia en el viejo continente, alcanza el 250% en el mercado holandés, al cotizar en los 91,5 euros el megavatio hora.
A pesar de las menores tensiones -llegó a marcar máximos por encima de los 200 euros a primeros de marzo-, el precio actual se sitúa muy por encima de los 25 euros a los que cotizaba hace un año.
Materias primas agrícolas como el trigo (+75%) o el maíz (+18,2%) también se ven arrastradas al alza por el conflicto, como sucede con minerales como el níquel (+61,6%). El litio, impulsado por su uso en la fabricación de baterías eléctricas multiplica por cinco su precio.
Metales como el cobre, el platino, el paladio o la plata valen menos ahora que hace un año. También es inferior el precio del oro, un 2,5%, a pesar de su papel como activo refugio. Tampoco funciona como reserva de valor el considerado por muchos como ‘oro digital’, el bitcoin, cuya caída se acerca al 12%.
Sin embargo, el dólar, otro de los considerado como activo refugio por antonomasia, sí supera a la inflación, al verse beneficiado por la aversión al riesgo de los inversores y del retraso del Banco Central Europeo (BCE) frente a la Fed.
El índice que mide la evolución de la moneda estadounidense frente a una cesta de divisas formada por el euro, el yen o el franco suizo, acumula una rentabilidad del 12,6% en los últimos doce meses.