La subida de las materias primas está azotando la línea de flotación de las empresas constructoras. De enero a abril, el número de disoluciones que se han dado en España es de 12.246. De esta cantidad, un 21,6% corresponde al sector de la construcción e inmobiliario. Dicho de otra manera, una de cada cinco empresas que han tenido que bajar el telón.
En concreto, y según los datos de Iberinform, son 2.645 empresas relacionadas con la construcción y el inmobiliario las que están en proceso de disolución. Una disolución supone la extinción de la misma. Un cierre total que no puede ser revertido. En el caso de la construcción, 1.715; en el sector inmobiliario, son 930 compañías.
Una situación que se ha incrementado durante los primeros cuatro meses de 2022 respecto al mismo periodo de 2021. Entonces, el número de disoluciones fue de 11.192. En el caso concreto de la construcción, han aumentado un 4%; y en el del inmobiliario, un 12%.
Cancelar obras
El aumento de precios en el sector de la construcción no es nuevo. Cierto que la invasión rusa de Ucrania ha influido en su comportamiento. Pero la escasez de materias primas viene de más atrás.
En concreto, y durante 2021, la media de incremento de las materias primas en el sector fue del 42,76%. A la cabeza, la madera (60%). O el petróleo, que se revalorizó un 52%. Una subida que se trasladó a aquellos materiales que lo utilizan en su composición. Sin olvidar los metales: acero (40,3%), aluminio (36%) y cobre (25,4%).
Fruto de este escenario, la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) lanzó el siguiente mensaje, o SOS: casi el 40% de las empresas se vieron obligadas a cancelar o paralizar sus obras debido al impacto de las materias primas en su día a día. En concreto, fueron casi 500 obras las que se vieron en esta tesitura por un valor conjunto de 230 millones de euros.
Para impulsar la actividad residencial, tanto de rehabilitación como de oferta de obra nueva, el Gobierno desarrolló el Plan de Rehabilitación de la Vivienda y Regeneración Urbana. Dotado con 6.820 millones de euros procedentes de los fondos europeos Next Generation, pretende que sea un trampolín para el sector. También aprobó revisar al alza los contratos públicos para paliar la subida de las materias primas.
Sin embargo, el Banco de España en su último informe de Estabilidad Financiera lanza una especie de voz de alarma. Sí, podría impulsar el sector de la construcción. Pero podría provocar “tensionamientos adicionales” en los costes del sector y trasladarse a los precios.
“El considerable repunte en los costes de los materiales y la creciente escasez de mano de obra en el sector de la construcción, que está llevando a la ralentización e incluso paralización de algunas obras en marcha, podrían producir aumentos adicionales en el precio de la vivienda nueva durante el presente año”, apunta el supervisor.
Falta mano de obra
Como agua de mayo necesita mano de obra el sector de la construcción. En concreto, 700.000 trabajadores. No encontrar estos obreros también está empujando a algunas empresas a echar el candado.
Cierto que, en 2021, las empresas del sector realizaron 1,14 millones de contratos de trabajo. Se trata de un 4,8% más que en 2020. Pero bajó un 7,8% respecto a 2019. Son datos de la Fundación Laboral de la Construcción que alertó de las amenazas que acechan a la productividad y competitividad de su tejido empresarial.
Una de esas amenazas es el progresivo envejecimiento de la fuerza laboral. Y el dato es estremecedor: desde 2008, año de la burbuja inmobiliaria, la población joven ocupada (menores de 30 años) ha pasado del 25,2% al 9,1% en 2021. En el otro extremo, la población con más de 55 años ha saltado del 9,4% al 19,1% en ese mismo periodo.
Son 97.773 las personas mayores de 60 años que actualmente están en el 'tajo': un 18,5 más que en 2020. Un sector que, desde 2014, presenta los mayores crecimientos en el número de vacantes sin cubrir. En concreto, aumentó un 67,3% respecto a 2020.